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El hedor que ahoga a los vecinos de Coria del Río: cefaleas, sangrados y pérdida de la conciencia
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"No puedo dejar mi casa ni quiero alquilarla"

El hedor que ahoga a los vecinos de Coria del Río: cefaleas, sangrados y pérdida de la conciencia

Los afectados insisten en que tras los malos olores denunciados desde 2017 hay un grave problema de salud pública. Exigen un estudio epidemiológico mientras un juzgado investiga a una gasolinera como supuesto foco

Foto: Extractor instalado en la boca de una alcantarilla de Coria del Río para la evacuación de gases. (EFE/José Manuel Vidal)
Extractor instalado en la boca de una alcantarilla de Coria del Río para la evacuación de gases. (EFE/José Manuel Vidal)

Nada más abrir la puerta del coche y poner un pie en la barriada Guadalquivir de Coria del Río se percibe el fuerte y desagradable olor que ha robado literalmente el sueño, “y mucho más”, a los vecinos de este municipio sevillano. Como si se tratase de una marea, a ratos el hedor va y viene y cambia de intensidad y de matices: a veces parece que se respira disolvente o acetona, otras lejía o detergente, pero, sobre todo, es como si se estuviera permanentemente en una gasolinera repostando y tragando combustible. Depende del día y de la temperatura exterior, pero el olor que amortiguan las alfombras con las que los afectados tapan algunas rejillas del alcantarillado se cuela en las viviendas y sale con fuerza por los registros y los inodoros.

No es sólo una percepción. Son gases tóxicos que se detectaron y midieron hace cinco años cuando los afectados denunciaron y se abrió un caso del que “ha tomado nota” incluso la Casa Real, lo que da idea de la desesperación con la que viven en este municipio de Sevilla. Hoy su solución sigue sumida en un proceso judicial, una gasolinera próxima al enclave ha sido denunciada como responsable del foco, y la sintomatología que presentan estos vecinos, y que en primera instancia los informes calificaron de “banales”, lejos de remitir, se multiplica sin diagnósticos concluyentes y la falta de un estudio epidemiológico que revele el verdadero alcance del problema. “Yo ya sigo con esto por los niños, un millar que hay en esta barriada”, comenta Rogelia Gómez, una de las afectadas que lidera la plataforma creada en 2017.

placeholder Vista de la barriada de Coria del Río afectada por los hedores. (EFE/José Manuel Vidal)
Vista de la barriada de Coria del Río afectada por los hedores. (EFE/José Manuel Vidal)

En los inicios de este movimiento fue apodada como Erin Brockovich, la activista ambiental que protagonizó en la gran pantalla Julia Roberts. Y es realmente su tesón y el de un grupo de vecinos lo que mantiene viva una lucha que, aclaran, no persigue indemnizaciones sino soluciones a un problema histórico, pues hay quienes recuerdan estos episodios de malos olores desde hace al menos 15 años. “Aquí hay un problema grave de salud pública”, sentencia Sergio González, otro de los miembros de la plataforma que se atreve a comparar con el escándalo del aceite de colza.

El movimiento se inició en el otoño de 2017 cuando los vecinos, hartos de avisar a los servicios públicos por los fuertes olores que les impedían vivir en sus domicilios, denunciaron en el juzgado la situación, adjuntando informes médicos, tras comprobar que había un patrón de síntomas que se repetía en ellos desde seis meses antes: cefalea, picor de ojos y garganta, sangrado de nariz, cansancio extremo o pérdida de la conciencia. “Pueden parecer síntomas leves, pero no lo son y hemos comprobado cómo han ido derivando en trastornos gástricos, la hernia de hiato es muy común, pérdida de memoria, dolores lumbares y musculares, problemas respiratorios, de tiroides, cardíacos e incluso pérdida de visión”, explica la portavoz de la plataforma. Esas denuncias llevaron a la apertura de un caso judicial que acabó archivado provisionalmente. Fue entonces cuando los vecinos recurrieron a la Fiscalía de Medio Ambiente y presentaron una denuncia que fue luego apoyada por el grupo municipal del PP.

Foto: Foto: EFE.
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Dos semanas después se inició la investigación. Los informes del Seprona confirmaron lo que previamente había alertado el servicio de bomberos: la presencia de gases, algunos en niveles muy altos, como el sulfato de dimetilo. Y en ese momento se inició un protocolo de mediciones en varias viviendas en puntos distantes de la barriada. Se realizaron análisis de sustancias tóxicas en los residentes de esos domicilios: seis adultos y dos niños que doblaron la cantidad que se considera normal en trabajadores expuestos a sustancias químicas como el hexano detectado en sangre y la acetona, presentes también en orina. Las mediciones apuntaron a un riesgo moderado, importante o intolerable por la exposición a sustancias dañinas como el benceno, n-hexano, sulfato y sulfuro de dimetilo. “Esto justifica de sobra la realización de un estudio epidemiológico que nunca se ha hecho”, insiste Rogelia Gómez que, “sin ser técnica ni tener conocimientos en la materia”, apunta un dato llamativo: en un tramo de calle de 14 viviendas se han sucedido en pocos meses tres muertes súbitas y siete personas han sufrido infartos, miocarditis o han sido operados a corazón abierto.

placeholder Vecinos de la plataforma de afectados concentrados ante el ayuntamiento de Coria Del Río. (Cedida)
Vecinos de la plataforma de afectados concentrados ante el ayuntamiento de Coria Del Río. (Cedida)

La insistencia de los vecinos hizo posible que las pruebas toxicológicas se extendieran a un mayor número de afectados. Más de 500 solicitaron ser analizados, pero, finalmente y a consecuencia del covid, pues ya había estallado la pandemia, sólo se practicaron a 237. “Conocemos que cuatro dieron positivo en sustancias tóxicas, pero nunca hemos visto los resultados que, supuestamente, están en el juzgado”, explican los afectados. Sólo algunos han sido derivados a especialistas en Medicina Interna, Cardiología o Neurología del Hospital Virgen del Rocío y eso ha permitido detectar varios tumores y problemas graves que, no obstante, nadie certifica que tengan vinculación con su exposición a los gases que inhalan. “A mí me extirparon un riñón y yo pedí que lo analizaran y he tenido que recurrir al juzgado, pero finalmente lo harán”, comenta esperanzado Francisco Perea. Silvia Vallet es una de las ocho personas que dio positivo en las primeras pruebas realizadas y ha tenido un tumor en la vejiga, pero tampoco ha conseguido que conste por escrito la posible relación con los vapores. “Además, me ha costado muchísimo que estudien a mis dos hijos: la niña sufre fuertes cefaleas, mareos y pérdida de conciencia, entre otros síntomas, y el niño tiene problemas de concentración; ninguno puede ir a diario al colegio”, explica.

placeholder Una embarcación comunica Coria del Río con Dos Hermanas. (EFE/Raúl Caro)
Una embarcación comunica Coria del Río con Dos Hermanas. (EFE/Raúl Caro)

Hay un hito en esta historia: el pasado mes de noviembre uno de los afectados, quiropráctico, obtuvo una incapacidad permanente total por las taquicardias, ansiedad y depresión que padece y en lo que pesa, según el informe del Instituto Nacional de la Seguridad Social, su “exposición en domicilio a benceno, tolueno, fenol, 1,2,3-trimetilbenceno, n-hexano y sulfato de dimetilo por encima de los valores aceptables”.

Los vecinos tienen claro que se enfrentan a un problema de salud pública y por ello dirigen sus reivindicaciones hacia el distrito sanitario. Hay una mayoría de afectados a los que los mueve el miedo, un temor probablemente infundado por el escaso avance a pesar de la cantidad de agentes implicados en la búsqueda de una solución. También hay quien ha decidido tirar la toalla y abandonar su domicilio, pero el grueso del vecindario ni puede ni quiere dejar su casa, “aunque sabemos y algún médico ya lo ha puesto por escrito, que la única manera en que mejoremos nuestra salud es salir de aquí”, comenta Rogelia Gómez, esperanzada porque asegura que el forense valorará a los afectados. “Yo no puedo dejar mi casa, ni quiero alquilarla ni venderla porque en conciencia no puedo hacerlo, la solución es acabar con el problema”, apunta Silvia Vallet, que, como otros afectados, insiste en la necesidad de que el Ayuntamiento de Coria del Río active el Plan de Emergencias Municipal.

Foto: Vista de un cultivo de listeriosis en una placa de Petri. (EFE)

A ninguno se le escapa que eso provocaría una alarma que nadie quiere y prueba de ello son las continuas llamadas a la tranquilidad. Pero la plataforma ha vuelto a insistir este mismo lunes con la petición de la convocatoria de un pleno extraordinario donde se analice la situación y que ha sido firmada por nueve concejales de los grupos de la oposición. No es la primera vez que la iniciativa se descarta al considerar las autoridades que se han adoptado las medidas necesarias y que “no hay riesgo para la salud”, según coinciden tanto el alcalde, Modesto González, como los representantes de la Consejería de Salud. La plataforma de afectados cuenta con 60 personas, pero en la barriada residen alrededor de 4.000 personas.

Un caso aún en fase de instrucción

El caso judicial está aún en fase de instrucción, lo que impide que algunos informes hayan trascendido. El foco se situó, tras las denuncias y las inspecciones del Seprona y los análisis de Salud, en una gasolinera, Zamarrilla Inversiones, localizada en las inmediaciones de la barriada, cuyos dueños fueron detenidos y prestaron ya declaración como investigados en 2020, negando que la instalación sufriese “fugas” en sus depósitos de combustible o cualquier “vertido” de sustancias contaminantes, extremo que consideraban imposible porque habían colocado barreras hidráulicas y adoptado medidas para prevenir filtraciones.

placeholder Extractor instalado en una alcantarilla en Coria del Río. (EFE/José Manuel Vidal)
Extractor instalado en una alcantarilla en Coria del Río. (EFE/José Manuel Vidal)

Ésa fue una primera hipótesis barajada para explicar la contaminación de la red de saneamiento que, según apuntó en el inicio del procedimiento un técnico municipal, podría ser “histórica” y estar relacionada con pozos negros para vertidos industriales existentes en las tierras donde se asienta la barriada. De demostrarse esta teoría, las implicaciones irían más allá de esta empresa. En el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número tres de Coria también ha declarado ya como investigado el alcalde, Modesto González, que elude cualquier declaración en un tema “judicializado”; y el director de la sociedad TUV SUD Atisae, encargada de inspeccionar a la gasolinera. Pero por ahora las responsabilidades no han salpicado a las empresas de abastecimiento encargadas de la red pública, Emasesa y Aljarafesa.

Los propietarios de la gasolinera han iniciado por su parte un proyecto de recuperación voluntaria de los suelos contaminados, pero el problema sigue sin resolverse. Mientras el procedimiento judicial entrará en una nueva fase este verano y los afectados confían en que se depuren responsabilidades y sea posible limpiar las tuberías y acabar con el foco porque, según recuerda Rogelia Gómez, es lo único que quieren, que el problema se frene y al menos los niños de la barriada no sufran las consecuencias.

Nada más abrir la puerta del coche y poner un pie en la barriada Guadalquivir de Coria del Río se percibe el fuerte y desagradable olor que ha robado literalmente el sueño, “y mucho más”, a los vecinos de este municipio sevillano. Como si se tratase de una marea, a ratos el hedor va y viene y cambia de intensidad y de matices: a veces parece que se respira disolvente o acetona, otras lejía o detergente, pero, sobre todo, es como si se estuviera permanentemente en una gasolinera repostando y tragando combustible. Depende del día y de la temperatura exterior, pero el olor que amortiguan las alfombras con las que los afectados tapan algunas rejillas del alcantarillado se cuela en las viviendas y sale con fuerza por los registros y los inodoros.

Salud Sevilla