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Elecciones en Andalucía | Espadas se hace un harakiri y Olona se cae del caballo en el primer debate electoral
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Rumbo al 19-J

Elecciones en Andalucía | Espadas se hace un harakiri y Olona se cae del caballo en el primer debate electoral

La primera gran cita de esta campaña, que no está siendo muy ruidosa, nos ha dejado un debate más bien sosegado, con alguna barbaridad, pero sin nada que vayamos a recordar en el futuro

Foto: Foto: EFE/José Manuel Vidal.
Foto: EFE/José Manuel Vidal.
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Lo más destacable del primer debate andaluz cabe en dos gestos, justo cuando el encuentro había terminado. Espadas se dirigió a Moreno Bonilla y le dio la mano demostrando su deportividad, sabedor del resultado. Y Olona salió sin despedir a nadie, probablemente enfadada consigo misma. Ya veremos si no hace lo mismo dentro de unas semanas ya para volver a Madrid, por el momento no ha retirado su acta en el Congreso de los Diputados y eso debe tener su motivo. Dependerá probablemente de si logra ser vicepresidenta, aunque tras el encuentro televisado puede decirse que las cosas se le han complicado un poco. Queda campaña, en cualquier caso.

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De momento, la primera gran cita de esta campaña, que no está siendo muy ruidosa, nos ha dejado un debate más bien sosegado, con alguna barbaridad, pero sin nada que vayamos a recordar en el futuro cercano. El juego de contrarios ha sido claro:

  • El PSOE atacó mucho al PP y muy poco a Vox —cosa extraña, en plena alarma antifascista—.
  • Vox les devolvió la cortesía a los socialistas, dirigiendo la mayor parte de sus ataques a Moreno Bonilla.
  • Los dos partidos de la izquierda repartieron sus ofensivas a la derecha y no se agredieron entre sí —algo inédito después de la matanza mutua de todo este tiempo—.
  • Nadie se molestó en arremeter contra Ciudadanos, que optó por oponerse a partes iguales a Vox y al PSOE.
  • Y el PP se dedicó a vender gestión la gran mayoría del tiempo para atacar a Espadas sin prisa y con armamento de precisión.

No se puede decir que Teresa Rodríguez estuviese mal, ha jugado esta partida mucho mejor que hace cuatro años. Claro que su discurso cabe en una servilleta de papel, que tanto victimismo acaba siendo tristeza en lugar de orgullo, que el proyecto de levantar una opción tipo ERC en Andalucía tiene poco recorrido y ningún sentido. Pero estuvo eficaz cuando se fue a por Olona, porque supo dar donde más daño puedes hacer al populismo: el problema no está en que no seas de aquí, sino en que eres élite. Hizo diana en el punto débil del populismo.

Foto: Los candidatos, al inicio del debate. (EFE/Vidal)

Estuvo algo mejor Inmaculada Nieto. Casi hemos perdido la cuenta de las veces que el Partido Comunista se ha reencarnado en estos 40 años de democracia, ahora bien, esta versión yolandista que es pausada, que no grita, puede tener su encanto para quien esté dispuesto a creerse el cuento.

Su peor momento estuvo en el minuto final, donde pudo acusar un problema con la petaca del micrófono, y que terminó ensombreciendo una actuación interesante. Interesante porque seguramente rascó voto socialista entre la juventud y la mediana edad al robarle a Espadas el marco de la modernidad. Repitió ese concepto en no menos de cinco ocasiones con un registro convincente. Y cada vez que lo hizo, sonó el ruidito de la caja registradora.

"Espadas era el que más necesitaba una victoria y es el que sale con una derrota más clara. El tiempo se acaba y esa campaña no arranca. Quizá no arranque porque no exista"

Sufrió el candidato socialista, incapaz de ofrecer argumentos cuando se le reprocharon las cesiones a los nacionalistas y la humillación frente a los herederos de los terroristas, también cuando le faltaron arrestos para defender la labor de Sánchez y, sobre todo, cuando le encasilló Moreno Bonilla en el pasado. La dosificación de ese veneno fue sin duda lo más sofisticado de todo el debate.

Primero le reconoció Moreno a Espadas que tenía mucha experiencia, luego mencionó como de pasada que había gobernado mucho tiempo, después apuntó suavemente que había sido consejero de Chaves y de Griñán, al ratito lo repitió, más tarde le recordó que ya no estábamos en los años noventa y finalmente le remató, estando ya vencido, al subrayar que el PSOE se había quedado sin ideas. Esto es, puso el lazo a todo lo que Espadas venía reflejando desde el minuto uno del debate.

Quedó claro que este candidato, que es moderado y no debe ser mala gente, podría haber valido para otra época, aunque todos los que lideraron el socialismo andaluz antes hayan sido objetivamente mejores que él.

Foto: Macarena Olona empieza la campaña en Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)

Juan Marín supo jugar sus cartas. No son muchas y él lo sabe, pero se le notaba cómodo en la escena, como en la barra de un bar, y eso puntúa. Conjugó el orgullo por la gestión con buenas cifras y sin darse demasiados aires. Supo ir al choque con los socialistas en corrupción y cesiones a los 'indepes'. Y se fue a por Olona con una contundencia emocional plena de sinceridad y naturalidad. Lo tiene difícil, pero este es un tipo que va a pelear hasta el final.

Olona defraudó, y esa es la sorpresa. Defraudó las expectativas siendo un cañón de candidata y no fue por un problema de interpretación. Sabe teatralizar, es buena actriz. Pero tenía un mal guion. El equipo que ha trabajado este debate no comprende bien Andalucía, no sabe que aquello es un microclima social y político, que conviene hacer unos pocos ajustes si no quieres parecer un poco marciana. Hace falta un poco más de esfuerzo en el trabajo. El relato político, por eficiente que sea, nunca puede aplicarse como una plantilla.

Tuvo frases brillantes, conceptos afilados, la llamada explícita al voto de los heterosexuales estuvo impecable en términos profesionales. Sin embargo, faltó verdad ahí.

Y sobre todo faltó lo que no pueden articular: la llamada al voto. ¿Cómo pedir al votante que ha estado 40 años esperando a que los socialistas saliesen de San Telmo que voten ahora contra un Gobierno del PP que encima está muy bien valorado? Estos de Vox viven mejor contra Sánchez que al lado de un Partido Popular que políticamente funciona.

Foto: Los seis candidatos a las elecciones de Andalucía

Y ya sé que queda mucha campaña. Y desde luego sostengo lo que he sostenido desde hace años ya, que el partido de Abascal es el más competitivo en los procesos electorales. Pero empiezo a preguntarme si la subida del 19-J será menor de la que planearon, si la jugada de la vicepresidencia andaluza puede salir rana, si el mejor tiempo de Vox ha quedado ya atrás. Dentro de poco lo veremos.

Lo que desde luego no se ve es la capacidad de reacción de los socialistas. De todos los candidatos que participaron en el debate, Juan Espadas era el que más necesitaba una victoria y es el que sale con una derrota más clara. El tiempo se acaba y esa campaña no arranca. Quizá no arranque porque no exista, puede ser. Queda margen todavía, no seré yo quien dé por muerto al Partido Socialista de Andalucía. Queda. Y queda segundo debate, que probablemente será más agitado y más entretenido. Aquí lo comentaremos.

Lo más destacable del primer debate andaluz cabe en dos gestos, justo cuando el encuentro había terminado. Espadas se dirigió a Moreno Bonilla y le dio la mano demostrando su deportividad, sabedor del resultado. Y Olona salió sin despedir a nadie, probablemente enfadada consigo misma. Ya veremos si no hace lo mismo dentro de unas semanas ya para volver a Madrid, por el momento no ha retirado su acta en el Congreso de los Diputados y eso debe tener su motivo. Dependerá probablemente de si logra ser vicepresidenta, aunque tras el encuentro televisado puede decirse que las cosas se le han complicado un poco. Queda campaña, en cualquier caso.

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