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Moreno, conservador, sale airoso de un primer debate electoral intrascendente

El presidente insiste en su perfil institucional, con la muleta de Juan Marín, mientras la izquierda se une para negar su gestión y la candidata de Vox hace la guerra por su cuenta con sus batallas culturales

Foto: Los seis candidatos de las elecciones andaluzas en el primer debate de campaña, celebrado en RTVE. (EFE/José Manuel Vidal)
Los seis candidatos de las elecciones andaluzas en el primer debate de campaña, celebrado en RTVE. (EFE/José Manuel Vidal)

Las cosas se quedan casi como estaban después del primer debate electoral de las elecciones en Andalucía. El presidente y candidato a la reelección por el PP, Juanma Moreno, siguió los manuales y optó por el tono conservador del que va primero en las encuestas, eludiendo los choques y casi las respuestas directas a las críticas de la oposición. Solo Juan Marín evitó a su compañero de coalición, que fue objeto de las críticas de toda la oposición, aunque en tonos distintos. El socialista Juan Espadas, que tampoco cometió grandes errores, no logró inquietar demasiado a su contrincante, más apurado por las críticas de Inma Nieto o Teresa Rodríguez. Y Macarena Olona, en un estilo mitinero, se centró en colocar sus mensajes, lo que le granjeó intercambios subidos de tono con Rodríguez o Espadas.

Moreno le puso el titular al primer debate de las elecciones andaluzas en una de sus primeras intervenciones. "Soy el hombre de moda", dijo el presidente para zafarse de las críticas de la oposición. El encuentro a seis, organizado por RTVE, se convirtió en una melé contra el presidente de la Junta y candidato del PP, que aprovechó para colocar los mismos mensajes que salen de los atriles institucionales de la Junta. Eso sí, sin apenas responder a los ataques directos, salvo un par de contestaciones al candidato socialista, Juan Espadas. "Hemos avanzado, aunque no todo lo que quisiéramos", reconoció Moreno, parafraseando su lema de campaña antes de sacar a pasear una ristra de datos sobre su gestión: bajada de impuestos, simplificación administrativa y número de autónomos, entre otros. La estrategia es la que vienen explicando desde el PP, es decir, insistir en la gestión del Ejecutivo en estos tres años y medio y huir de la confrontación para potenciar ese perfil moderado del que el malagueño presume.

Este ejemplo, procedente del bloque económico que abrió el debate, se repitió una y otra vez en las casi dos horas que duró el encuentro moderado por Xabier Fortes y Paloma Jara. Solo Juan Marín salió de la tónica del ataque al presidente de la Junta, en una estrategia coherente con su intención de reeditar la coalición de Ciudadanos con el PP. Con un tono sereno, también institucional, pero con más brío que el presidente, Marín protagonizó el primer choque con Macarena Olona, que tuvo enganches más o menos duros con todos los candidatos, salvo con Inmaculada Nieto, de Por Andalucía, y Juanma Moreno, al que se refirió en todo momento como "señor Bonilla".

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La dirigente de Vox consiguió sacar de sus casillas a Juan Espadas al aludir al trabajo de su esposa en la extinta Faffe. "La banda del Word Perfect", le dijo una y otra vez Olona al socialista. Con Teresa Rodríguez chocó a cuenta de los inmigrantes, después de asegurar que "nunca hubo tanta inseguridad" en las calles de Andalucía. "Siempre se enfrentan con los más débiles", le afeó la gaditana, que fue la más tajante en sus críticas a Olona y acusó a Vox de ser "el brazo político del terrorismo machista". Olona respondió con las mismas letanías que repite en los mítines, como el del pasado viernes en el barrio de Los Remedios de Sevilla. "Van a celebrar el 8-M en Saint-Denis", dijo en referencia a los altercados que se produjeron en París después de la final de la Champions League, hace un par de semanas.

De este cruce, de "los espectáculos de la señora Olona", intentó salir Juan Espadas atizando de nuevo al presidente de la Junta y acusando al malagueño de mala gestión e "incapacidad". Pero ahí el candidato socialista se encontró con el recuerdo de "la herencia socialista", uno de los principales argumentos utilizados por Moreno en sus tres años y medio. "¿No pudieron dejarnos un mejor legado?", le preguntó directamente el popular al líder del PSOE andaluz. Y aprovechó para recordarle que Espadas, antes de ser alcalde de Sevilla, había sido consejero con Manuel Chaves y José Antonio Griñán y entró a trabajar en la Junta en 1990.

Moreno esgrimió también uno de los ases que el PP tiene en la manga en estas elecciones, esa normalización de un Gobierno de derechas que atisban politólogos como Ángel Cazorla. El "mantra" que los socialistas utilizaron durante años sobre el deterioro de los servicios públicos ya no sirve, aseguró el presidente de la Junta, que defendió que su Gobierno "ha hecho más cosas que en la última década", para enfado de Juan Espadas. El socialista hizo equipo con Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía, para defender que gran parte de las medidas que ha puesto en marcha el Ejecutivo andaluz han sido posibles gracias a la llegada de fondos extraordinarios desde el Gobierno central para responder a la pandemia de covid.

Foto: Teresa Rodríguez, candidata de Adelante. (EFE/Diego Fernández)

Lo llamativo es que fue la dirigente de IU, que lidera la coalición de izquierdas con Podemos, Más País, Equo, Iniciativa y Alianza Verde, quien aludió primero al papel del Ejecutivo de coalición de PSOE y Unidas Podemos. Nieto suele ser la más efectiva en las sesiones de control al presidente en el Parlamento y tras un inicio dubitativo sacó a pasear la sorna para afearle a Moreno una cierta superioridad. "Se ha venido arriba en banderillas, si quiere ahora nos firma un autógrafo", bromeó la algecireña, que aseguró que la "malla" de los servicios públicos "se ha roto" a pesar de "los números de los que presume" el Gobierno andaluz.

Nieto no solo coincidió con Espadas, sino también con Teresa Rodríguez, su antigua socia en la confluencia de izquierdas que fraguó en 2018. A pesar de la ruptura de la primera versión de Adelante Andalucía y de la pugna que han mantenido después las dos facciones, las izquierdas mostraron unidad de acción. El pacto de no agresión que pedía la gaditana se cumplió en el debate y se dejó notar en el bloque de pactos, a pesar de que está claro que, en caso de que haya suma de las izquierdas, Rodríguez apoyaría al Gobierno, pero nunca entraría en él. Los tres candidatos de izquierda insistieron en la necesidad de movilizar a sus votantes y Espadas pidió el "voto útil para parar a las derechas". Rodríguez, en una muestra de esa cordialidad, defendió la oferta plural que presenta la izquierda el 19-J, pero recordando su apuesta andalucista.

En el bloque de las derechas, aunque Espadas aseguró que "han gobernado juntas", se vieron más fracturas, aunque ninguna novedosa. Moreno insistió en su voluntad de gobernar en solitario como alternativa a un "Gobierno Frankenstein a la andaluza", pero también frente a Vox, un partido "que no cree en Andalucía" y quiere devolver la sanidad y la educación para que "las gestione Sánchez". Olona, que llegó a Andalucía enviada por Santiago Abascal para forzar la entrada de Vox en la Junta, cargó duramente contra Moreno por limitarse a gestionar "el cortijo socialista". Juan Marín, que elevó su perfil con un tono tranquilo y sereno, insistió en que su única opción es volver a gobernar con Juanma Moreno, que cerró el debate con esa apelación a la "mayoría que no chilla" para intentar su gobierno en solitario.

Las cosas se quedan casi como estaban después del primer debate electoral de las elecciones en Andalucía. El presidente y candidato a la reelección por el PP, Juanma Moreno, siguió los manuales y optó por el tono conservador del que va primero en las encuestas, eludiendo los choques y casi las respuestas directas a las críticas de la oposición. Solo Juan Marín evitó a su compañero de coalición, que fue objeto de las críticas de toda la oposición, aunque en tonos distintos. El socialista Juan Espadas, que tampoco cometió grandes errores, no logró inquietar demasiado a su contrincante, más apurado por las críticas de Inma Nieto o Teresa Rodríguez. Y Macarena Olona, en un estilo mitinero, se centró en colocar sus mensajes, lo que le granjeó intercambios subidos de tono con Rodríguez o Espadas.

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