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La librería Proteo, un año después del incendio: aquí se cumple el tópico del Ave Fénix
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TEMPLO CULTURAL DE MÁLAGA

La librería Proteo, un año después del incendio: aquí se cumple el tópico del Ave Fénix

En 2017 fue Premio a la mejor Librería Cultural de España. Ya ha reabierto su edificio de cuatro plantas en el centro de Málaga. “Sentimos el cariño de todos”, dice Jesús Otaola, su director

Foto: Jesús Otaola posa en la reforma Proteo. (A. R.)
Jesús Otaola posa en la reforma Proteo. (A. R.)

Jesús Otaola llegó a su casa la tarde del 6 de mayo con ganas de desconectar del trabajo en la librería. Estaban a punto de reabrir al público después de las restricciones perimetrales que imponía la pandemia. Ese día, apagó el móvil y sobre las 11 de la noche recibió una llamada al teléfono fijo, ese objeto casi ya decorativo por su escaso uso en muchos hogares. Era su hermano Rafa.

— Jesús, veo que tienes apagado el móvil. Está todo el mundo llamándote. ¿Sabes lo que ha pasado en la librería?

— ¿El qué? — preguntó el dueño de Proteo.

— ¿De verdad que no has visto nada? No sé cómo decírtelo. No te asustes cuando enciendas el móvil. Proteo está ardiendo.

Foto: Estado de la librería Proteo después del incendio. (A. Rivera)

El móvil se le bloqueó de tantas llamadas y mensajes que recibía. Otaola, de 55 años, no podía ni conducir en dirección a la librería, situada en la Puerta de Buenaventura, en pleno centro de Málaga. Lo hizo su mujer. “Y eso que yo conduzco lo que haga falta. Incluso motos, pero no podía, no podía…”, relata a este diario. El coche lo dejaron bien lejos. Parte del casco histórico estaba acordonado.

La peor combinación posible

Cuando llegó a Proteo, los bomberos temían que la manzana entera del edificio pudiera arder y derrumbarse. La combinación de madera y libros está catalogada por los bomberos como uno de los incendios más peligrosos que pueden ocurrir. Y pasó el jueves 6 de mayo de 2021.

Justo un año después, la librería Proteo ha vuelto a su edificio original tras unos meses alquilados en un local provisional situado a escasos 50 metros de su emblemático espacio, abierto desde 1968. Es viernes y Otaola atiende en la cuarta planta llamadas de teléfono, a distribuidores y a algunos clientes que quieren hablar con él. En el despacho contiguo, Natalia prepara nuevos libros de Ediciones del Genal, la editorial fundada por Proteo.

En la primera planta, se exponen en una vitrina restos de libros quemados

La librería es ahora más luminosa que antes. Sobresale el color blanco, incluso en la mano de pintura de la puerta del ascensor. Hay un directorio en la planta baja que indica que es lo que se encuentra el cliente en cada espacio. La librería ofrece cambios. Ahora tienen un espacio dedicado a la literatura LGTBI situado en un lugar preferente. También hay una zona especial para novela gráfica y para manga. También para literatura de viajes. Pepe, antiguo librero de Proteo, decía: “Mientras más desordenados estén los libros, mejor. Señal de que hay más trabajo. Así que no os preocupéis mucho si no están en su sitio”.

placeholder Vista de algunos de los ejemplares quemados. (A. R.)
Vista de algunos de los ejemplares quemados. (A. R.)

Y sí, en la primera planta, se encuentran restos de libros quemados. Están en una vitrina y son clásicos. La memoria del desastre. También tienen algunos hinchados, con efectos del humo, guardados en un almacén. En la entreplanta de la baja con la primera, justo frente al ascensor, hay varias fotografías horizontales tomadas en blanco y negro con una cámara analógica que recogen cómo quedó Proteo.

Foto: Jesús Otaola, director de la librería Proteo de Málaga (Agustín Rivera).
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“Nunca pensé que la librería pudiera desaparecer al ver el apoyo de la gente y el compromiso que teníamos con nuestros clientes y amigos para no defraudarlos”, cuenta Otaola. Una de las particularidades de Proteo es que al menos el 20% de sus compradores habituales dispone de una cuenta en la librería. Esto es, adquieren libros pero no los pagan al momento sino mediante una cuota fija. De hecho, hay otras librerías de España que se han interesado por el sistema de fidelización de Proteo y han tenido gran éxito aplicándolo en su negocio.

Sin ejemplares

Cuando las llamas se habían apagado, el responsable de Proteo le preguntó al jefe de bomberos si creía que la librería se podría reabrir dos días después. “Jesús, ¡lo decías en serio! No veas la cara que te puso”, le recuerda su mujer. La indemnización del seguro no llega ni a la mitad de la inversión que ha sido necesaria para la reforma del edificio, la pérdida de los equipos informáticos y la compra de los fondos. “Nos quedamos sin ejemplares. Las primeras semanas recibíamos muchos pedidos, pero no teníamos libros. Teníamos que adquirirlos. Sentimos el cariño de todos”.

placeholder Otaola posa junto a unas de las fotografías que muestran el estado en el que quedó Proteo. (A. R.)
Otaola posa junto a unas de las fotografías que muestran el estado en el que quedó Proteo. (A. R.)

El apoyo de compañeros libreros fue decisivo. También el de escritores de referencia como María Dueñas que firmó ejemplares de su nueva novela en la puerta de la librería, Rosa Montero, Fernando Aramburu o Irene Vallejo. “Y también el de autores menos conocidos. Hemos recibido toneladas de solidaridad”, cuenta Otaola. Fruto de esta colaboración desinteresada con el establecimiento ha sido la edición del libro ‘Todos con Proteo, 45 creadores españoles’ con relatos, poemas y miscelánea de autores como María Victoria Atencia, Javier Cercas o Rafael Pérez Estrada.

Otaola sube escaleras y recuerda cómo el incendio exhibió la estructura de madera de hace 125 años. Cayó todo. Una parte de la muralla del siglo XII está negra, pero se mantiene intacta. En esta misma cuarta planta se ha creado un mural con textos de Paco Puche, fundador de la librería y fallecido en julio de 2021, de su obra 'Un librero en apuros', sobre las funciones del libro en la era cibernética.

“Nos hemos adaptado a la venta online y el público ha recuperado las ganas de leer"

“Es un nuevo renacer de Proteo. Y el oficio de librero ha cambiado mucho en dos años. Hemos sido capaces de adaptarnos a la venta online y el público ha recuperado las ganas de leer”, relata Otaola, al mismo que se da la vuelta y explica el cuadro que preside su despacho. Tras un bombardeo nazi en Londres, y a pesar de que se ha destruido el techo y la biblioteca, los libros han sobrevivido y los lectores pueden seguir leyendo. “Me encanta lo positivo que es”, aclara. Una metáfora de lo que ha ocurrido en su librería.

En la planta baja acaba de llegar José Antonio, que estuvo trabajando en la librería desde los 19 a los 60 años. Ahora se pasará por la caseta de Proteo de la Feria del Libro. Jonathan atiende a más clientela y Carlos Sanjuán, hijo de uno de los fundadores, consulta la base de datos.

Otaola se despide. “Bueno, yo me voy a arriba a seguir con lo mío”. Lo mío son sus libros, los suyos y los de todos.

Jesús Otaola llegó a su casa la tarde del 6 de mayo con ganas de desconectar del trabajo en la librería. Estaban a punto de reabrir al público después de las restricciones perimetrales que imponía la pandemia. Ese día, apagó el móvil y sobre las 11 de la noche recibió una llamada al teléfono fijo, ese objeto casi ya decorativo por su escaso uso en muchos hogares. Era su hermano Rafa.

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