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Moreno, el presidente que llegó de casualidad y hoy es un líder aceptado por (casi) todos
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ELECCIONES EN ANDALUCÍA

Moreno, el presidente que llegó de casualidad y hoy es un líder aceptado por (casi) todos

Los votantes de todos los partidos, a excepción de los de Adelante Andalucía, aprueban la figura del líder del PP. Los socialistas le aprueban, muy cerca de su propio candidato, Juan Espadas

Foto: El presidente de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Julio Muñoz)
El presidente de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Julio Muñoz)
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Ganar el centro. Desde que Juanma Moreno consiguió en 2018 arrebatarle la Junta de Andalucía al PSOE, a pesar de haber cosechado el peor resultado del PP, sabía que una nueva victoria pasaba por forjar una imagen de moderación, lejos de la crispación y de los titulares altisonantes. Por mucho que primero su investidura y luego su Gobierno dependiesen del apoyo de Vox. En esa estrategia lleva trabajando toda la legislatura y el plan ha dado sus resultados. El presidente andaluz no solo aprueba entre sus votantes o los de su socio de Ejecutivo, Ciudadanos, también entre los socialistas. De hecho, si los electores del PSOE otorgan a su propio líder, Juan Espadas, un 5,9, la nota que ponen al rival es casi la misma, un 5,5. Los datos además constatan la evolución de una estrategia que ha llevado a Moreno de contar en los primeros meses de mandato con una puntuación media de 5,2 a un 7.

Los datos son elocuentes. Según los cruces por variables del barómetro de diciembre elaborado por el Centro de Estudios Andaluces (Centra), los últimos disponibles, Moreno obtiene una nota media de 7 en el conjunto del electorado. Cifra que sube hasta 7,8 entre los votantes del PP o 7,1 de Ciudadanos. La valoración se queda en un 6,9 entre aquellos que votaron a Vox y un 5,4 en el caso de los socialistas. Solo suspende con un 4,3 entre el electorado de Adelante Andalucía.

Las cifras contrastan con las cosechadas por Espadas. La apuesta del PSOE por recuperar la Junta, la comunidad que hasta hace cuatro años era el gran bastión del partido, obtiene un 5,9 entre los suyos y un 5,1 entre los votantes de Adelante Andalucía. Los electores del resto de fuerzas no aprueban su figura: los populares le otorgan un 4,1, un 4,2 los simpatizantes de Ciudadanos y un 2,9 el electorado de Vox.

Pero los datos no solo contrastan con los del gran rival, también con los que el propio Moreno cosechaba al comienzo de la legislatura y confirman los frutos de esta estrategia por ganar el centro. El barómetro del Centra de junio de 2019, el primero que elaboró esta entidad y que se hizo a los seis meses de la investidura del popular, señala que la nota media que obtenía era 5,2, frente al 5,7 de Susana Díaz, la entonces líder del PSOE andaluz. Sus propios votantes le otorgaban un 6,7 (ahora es un 7,9), mientras que los electores de Ciudadanos puntuaban al presidente con un 5,6 y los de Vox, con un 6,2.

El espejo socialista

Precisamente, una de las bazas que quiere exprimir Moreno para limitar al máximo la dependencia de Vox es atraer a los votantes socialistas desencantados con Pedro Sánchez y críticos con los pactos que ha cerrado el Gobierno central con formaciones como EH Bildu o ERC, sumar apoyos entre los 400.000 simpatizantes del PSOE que en las elecciones de 2018 se abstuvieron. Así, dentro de esta hoja de ruta, Moreno ha contado en más de una ocasión cómo de joven acudía a los mítines de Felipe González, al que ha elogiado públicamente, además de hacer bandera de un sentimiento andalucista que hasta hace bien poco solo era cultivado entre los grandes partidos por los socialistas.

Foto: Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía. (EFE)

Sin ir más lejos, en la última campaña, Moreno rememoró la conocida como ‘foto de la tortilla’, una instantánea que en 1973 se tomaron en un pinar de La Puebla del Río, en Sevilla, unos jóvenes Felipe González, Alfonso Guerra y Manuel Chaves. Un icono del socialismo andaluz que Moreno no dudó en usar para reivindicarse como opción para presidir la Junta. El popular se postulaba para recuperar el espíritu del viejo PSOE, aquel al que Sánchez había traicionado, incluso antes de alcanzar el Palacio de San Telmo, sede del Gobierno de Andalucía.

Moreno, en la gestión del día a día, ha sabido además marcar distancias con Vox. No ha permitido, aunque su Ejecutivo haya necesitado los votos de los de Abascal, que determinadas batallas culturales hayan empañado su gestión. Echando la vista atrás, las concesiones han sido menores, ligeros retoques que han seguido permitiendo al presidente de la Junta subirse a la tribuna del Parlamento para defender sin tapujos ni rodeos su compromiso contra la violencia de género o el cambio climático.

Uno de los mensajes que incansablemente ha repetido Moreno a lo largo de esta legislatura y que también ha marcado su estrategia a la hora de convocar los comicios ha sido el de que su acción de gobierno siempre se ha guiado por el interés de los andaluces y no por el propio. Ha sido capaz de cerrar acuerdos a derecha e izquierda, mientras el socialista Espadas lucha por vencer su principal hándicap, el alto grado de desconocimiento entre el electorado.

El último barómetro del Centra, el correspondiente a marzo, arrojaba que el 50% desconocía quién era el socialista. Consciente de sus limitaciones, a finales de 2021 dejó la alcaldía de Sevilla, pero los datos de las encuestas no reflejan que haya conseguido un mayor reconocimiento. Espadas, con un perfil socialdemócrata clásico, sin estridencias, y “demasiado parecido a Moreno”, dicen entre las propias filas socialistas, ha visto cómo el centro, ese espacio en el que el PSOE andaluz se movía como pez en el agua, ahora lo ocupan los populares.

Ganar el centro. Desde que Juanma Moreno consiguió en 2018 arrebatarle la Junta de Andalucía al PSOE, a pesar de haber cosechado el peor resultado del PP, sabía que una nueva victoria pasaba por forjar una imagen de moderación, lejos de la crispación y de los titulares altisonantes. Por mucho que primero su investidura y luego su Gobierno dependiesen del apoyo de Vox. En esa estrategia lleva trabajando toda la legislatura y el plan ha dado sus resultados. El presidente andaluz no solo aprueba entre sus votantes o los de su socio de Ejecutivo, Ciudadanos, también entre los socialistas. De hecho, si los electores del PSOE otorgan a su propio líder, Juan Espadas, un 5,9, la nota que ponen al rival es casi la misma, un 5,5. Los datos además constatan la evolución de una estrategia que ha llevado a Moreno de contar en los primeros meses de mandato con una puntuación media de 5,2 a un 7.

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