Julian Schnabel en CAC Málaga: los clásicos pintados con manchas blancas

Julian Schnabel (Nueva York, 1951) no pinta nunca el mismo cuadro. Bueno, esto lo podrían afirmar multitud de artistas, pero el caso de Schnabel es especial. No solo por sus manchas blancas que rompen la estética y armonía del lienzo, sino por su estilo siempre cambiante, de gran formato, que induce a reflexionar sobre lo que estamos viendo.

Un compendio de una veintena de sus mejores obras desde 1997 a la actualidad se exhiben en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga. Su hijo, Cy Schnabel, comisario de la muestra junto a Fernando Francés, narra cómo las manchas blancas representan el paso del tiempo en una puesta en escena que sorprende al visitante.

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Goya y Velázquez son revisitados por Schnabel, que experimenta, como si fuera un cineasta, los ángulos de cada escena en una visión atmosférica. “El artista posee una gran capacidad para romper lo previsible. La mancha blanca pone su sello a algo que en principio puede parecer figurativo y hace imprevisible su forma de pintar”, relata Francés.

Esa ruptura con imágenes icónicas se asemeja a un grafiti y puede parecer, en un primer instante, que la obra ha sido maltratada, como si el autor no hubiera tenido nada que ver. Una especie de muerte al padre, al gran maestro, pero reconociendo su deuda y herencia artística.

La influencia de la cultura mexicana se observa, con detalle, en muchas de sus obras. También el tamaño de cada composición. El bastidor del artista no tiene que ser rectangular. Esta libertad le ofrece una dimensión a estas pinturas que cambian la realidad de la imagen “utilizando objetos para luego recodificarlos”.

Una de las composiciones más atractivas de la muestra es ‘Large Girl wiht No Eyes’ (2001) dentro de la serie ‘Big Girl Paintings’, con una mancha azul que atraviesa los ojos de la chica rubia. En esta obra el uso de colores complementarios acentúa la fuerza del cuadro tan escultura como pintura.

En la exhibición del CAC, que está abierta desde la pasada semana y hasta la primera semana del mes de junio, vemos homenajes a Leonardo da Vinci, retratos del artista con la cabra como representación animal de Schnabel en un juego continuo donde cambia el resultado final y en el que el azar posee un papel muy importante. “Las dimensiones corresponden a la escala en la que el pintor vive que es una escala monumental”, dice su hijo.

La influencia europea se refleja en gran parte de su obra. Sus viajes a Italia fueron decisivos (con la Gallerie dell’ Accademia de Venecia como lugar fetiche e inspirador) al igual que lo fueron sus visitas al Museo del Prado. El diálogo entre el clasismo y el arte contemporáneo condujo al artista a abstracciones que resuenan a Tàpies, con materiales poco convencionales, con marcas recurrentes que funcionan como signos. Porque Schnabel busca, encuentra y expone obras de distinta naturaleza siempre con el objetivo de sorprender, de crear una controversia en cuadros fragmentados que inspiran.