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Las 51 huellas que condujeron a los narcos que intentaron matar a dos policías
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INVESTIGACIÓN POLICIAL

Las 51 huellas que condujeron a los narcos que intentaron matar a dos policías

La Brigada Provincial de Policía Científica de Málaga emplea la novedosa técnica de la 'cabina de revelado' para poner nombre a los integrantes de una red de traficantes que embistieron a unos agentes antidroga que los perseguían

Foto: Agentes de la Policía Científica, revisando un vehículo en la novedosa 'cabina de revelado'. (Policía Nacional)
Agentes de la Policía Científica, revisando un vehículo en la novedosa 'cabina de revelado'. (Policía Nacional)

18 de octubre de 2021. Autopista A-45. Un vehículo policial camuflado sigue los pasos de un turismo en el que viajan unos presuntos narcotraficantes. Llevan siguiéndolos desde Benalmádena y el viaje parece que será largo. Pero el seguimiento se complica. Los delincuentes se percatan de la presencia de los agentes y no están dispuestos a ponerles las cosas fáciles. Embisten su coche con brutalidad e intentan sacarlos del asfalto. Uno de los agentes desenfunda su arma y trata de repeler el ataque efectuando nueve disparos a través de la luna delantera. No logra su objetivo. El vehículo acaba reventado y uno de los policías tiene que ser ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) como consecuencia de las lesiones sufridas.

Es el kilómetro 45, a la altura del municipio cordobés de Monturque. Es el punto de partida de una investigación que se ha saldado con la detención por intento de homicidio y tráfico de drogas de cinco supuestos integrantes de una organización internacional de narcos para cuya captura se empleó una novedosa técnica: la 'cabina de revelado' de la Policía Científica. Una sala, únicamente existente en Madrid y la Comisaría Provincial de Málaga, que recrea unas condiciones de luz, humedad y temperatura que permiten a los especialistas de la unidad aflorar vestigios clave y que en esta investigación reveló 51 huellas, fibras y cabellos que permitieron poner nombre y rostro a los delincuentes.

Foto: Foto: Policía científica.

El responsable de la unidad recuerda que eran poco más de las 9.00 cuando recibió la llamada de un superior explicándole que habían intentado acabar con la vida de dos agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) y que debía enviar un equipo para que realizara una inspección ocular sobre el terreno. Dos de los expertos se unieron a unos compañeros de la Comisaría de Lucena (Córdoba) que llegaron antes al lugar. La zona había sido acordonada y debían recoger pruebas que "demostrasen científicamente lo que había pasado".

En el coche camuflado, hallaron nueve cartuchos de los disparos realizados por el agente para protegerse del ataque. Tuvieron que documentar su ubicación y, probablemente lo más importante, 'reconstruir' la trayectoria de cada proyectil a través de los impactos en el parabrisas. Orificios concentrados en un perímetro reducido.

El principal resto recogido en la escena fue una aleta delantera que supuestamente salió despedida del coche de los delincuentes cuando embistieron al vehículo policial. Un elemento en el que se intuían restos de pintura que podrían ser un indicio de la colisión, por lo que fue enviado a los laboratorios centrales de la capital del país para compararlo con una muestra indubitada del turismo de la marca Citroën en el que huyeron los traficantes.

placeholder Vehículo embestido en el que viajaban los agentes. (Policía Nacional)
Vehículo embestido en el que viajaban los agentes. (Policía Nacional)

Su recuperación no solo amplificó esta línea de trabajo, sino que fue el epicentro de una labor "metódica, apasionada y coordinada" con los grupos de investigación que tuvo su escenario principal en la 'cabina de revelado'. Puesta en marcha hace aproximadamente un año, es una especie de habitación contra el crimen con la que realizar una búsqueda múltiple y simultánea de indicios biológicos y delictivos. Una herramienta "rápida y efectiva" que permite procesar objetos de gran tamaño y mostrar rastros en zonas de difícil acceso.

En ese espacio aséptico, donde los agentes se adentran ataviados con monos blanco nuclear que ocultan todo su cuerpo, se introdujo el coche sospechoso. El inspector al frente del grupo de Inspecciones Oculares explica que se sigue un protocolo de trabajo que únicamente se altera según las expectativas iniciales del examen. Tras un estudio previo, oscurecieron la sala por completo y proyectaron un abanico de luces forenses con diferentes longitudes de onda que mostraron una serie de fibras y cabellos que fueron recogidos para su posterior análisis y cotejo con las muestras que se pudiesen tomar durante el desarrollo de la investigación.

La huella del delito

La búsqueda de restos biológicos —sangre, saliva...— con reactivos enzimáticos no fue fructífera, aunque era algo que habían podido intuir durante el trabajo preliminar. Las esperanzas se centraban principalmente en el estudio lofoscópico y en detectar huellas latentes que pudiesen arrojar un nombre en las bases de datos. Un agente estaba hospitalizado grave y había que impulsar las pesquisas.

Una de las cuestiones que debe valorar la Policía Científica cuando va a realizar este proceso es que durante el mismo se utiliza cianoacrilato, un componente de los pegamentos al que se adhieren los aminoácidos de las huellas, pero que destruye las células y perjudica la supervivencia del ADN. "Por eso siempre suele ser el último paso", señala el citado mando policial, que describe un complejo procedimiento, una fórmula química que bordea la alquimia, con la que hay que tener en cuenta distintas variables para no eliminar las huellas.

En un examen de este tipo, los agentes se encuentran con un dilema: ¿huella o ADN?

El cianoacrilato es "muy inflamable", corrosivo en determinadas condiciones de temperatura y humedad, por lo que los agentes realizan una "prueba previa de condiciones". Como un ensayo de protección para evitar que un desequilibrio en los niveles dañe la prueba. Un cordón de seguridad que se amplía con un 'chivato': "Para evitar que el exceso de exposición al compuesto adhesivo comprometa la huella, en la cabina se introduce una lámina en la que uno de los especialistas ha posado su mano y que avisará cuando el revelado se haya completado". Es una técnica para evitar un daño por sobreexposición a los gases.

El Citroën fue introducido en la sala y, después de aplicarle el método descrito, afloraron un total de 51 huellas de distinta índole: "Completas, parciales, palmares…". Una vez aplicada la flavina, un tinte que logra el contraste de la huella, se documentaron tras la colocación de un testigo métrico y un código de barras del caso. El mismo día del violento ataque, habían logrado elementos para que sus compañeros de los grupos antidroga aceleraran las pesquisas.

Foto: La Policía registra la casa de Antonio Ortiz (Efe)

El inspector matizó que el estudio de latas o botellas que se hallaron en el coche, así como otros objetos que por su tipo de superficie requieren un tratamiento concreto, se realizó en otra campana que consideran más operativa para estos casos. Y explicó que uno de los dilemas con el que se encuentran en inspecciones oculares como estas es, teniendo en cuenta los efectos del cianoacrilato, si tratar de extraer ADN de la huella —lo que implicaría su destrucción— o centrarse en obtener esta prueba. El agente lo tiene claro: "Si es buena, prefiero la huella". "Es muy fiable" y su peso en las bases de datos policiales es mayor, ya que es un método de identificación e investigación que se emplea desde hace muchísimo tiempo.

Buscar y encontrar

Es precisamente en este punto donde entró en juego el otro departamento necesario para la resolución del caso: el Servicio Automático de Identificación Dactilar (SAID). Lo forman los agentes encargados de cotejar en los archivos policiales las huellas encontradas. Una tarea cuyos tiempos se han reducido notablemente con la irrupción de las nuevas tecnologías, pero que sigue requiriendo del 'ojo clínico' de los expertos.

placeholder Imagen de archivo de la 'cabina de revelado'. (Policía Nacional)
Imagen de archivo de la 'cabina de revelado'. (Policía Nacional)

La inspectora al frente en la Comisaría Provincial de Málaga detalla que, una vez digitalizada la prueba, el sistema realiza una búsqueda automática y ofrece una serie de coincidencias probables con base en los puntos característicos. Posteriormente, el especialista realiza un estudio pormenorizado de la opción positiva.

Este proceso cuenta con una triple certificación de seguridad, ya que son varios los agentes que estudian una misma huella desde el inicio sin saber las conclusiones a las que han llegado sus compañeros, evitándose de esta forma posibles errores de identificación.

"No es como en una serie o una película en que le dan a un botón y a los pocos segundos se puede leer en la pantalla 'match' [coincidencia], hay mucho trabajo previo", aclara el responsable de la Brigada de Policía Científica, quien precisa que los tiempos son más rápidos de lo que pueda pensar la mayoría de la gente. "En un plazo de entre media hora y tres horas, se puede obtener una identificación".

Foto: Los agentes del Grupo de Infografía Forense. (Isabel Blanco)
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"En este caso concreto, en el de los delincuentes supuestamente implicados en el intento de homicidio de los compañeros, identificamos a dos ese mismo día; mientras que en los siguientes se puso nombres y apellidos a los otros tres implicados", precisa la inspectora, que añade que las huellas indubitadas que investigan los agentes del SAID están archivadas con un número y que solo se sabe a quién pertenecen una vez hay certeza plena de la coincidencia.

Con dos sospechosos plenamente identificados, los agentes de la Udyco de la Comisaría de Torremolinos y del Grupo II de Crimen Organizado de Málaga comenzaron a tirar del hilo hasta capturar a los presuntos integrantes de la organización. Dos fueron arrestados en un hotel de Sevilla, mientras que el resto cayeron en Huelva y Estepona.

placeholder Una huella recogida por los especialistas. (Policía Nacional)
Una huella recogida por los especialistas. (Policía Nacional)

Los cinco, varones de entre 20 y 35 años, son acusados de los delitos de tentativa de homicidio, tráfico de drogas, atentado a agentes de la autoridad, encubrimiento, receptación y falsedad documental. El principal investigado ha ingresado en prisión provisional.

Los responsables del caso consideran que formaban un entramado criminal que se dedicaba al acopio de grandes cantidades de hachís para su posterior transporte por carretera a Francia. Para ello, la red utilizaba el 'modus operandi' conocido en el argot policial como 'go fast', una modalidad delictiva consistente en el manejo de vehículos de gran potencia y capacidad de carga para el transporte de droga.

Durante las distintas fases de la operación, los especialistas de la Policía Científica realizaron un total de siete inspecciones oculares —en el lugar del suceso, en un chalé de la Costa del Sol, en una gasolinera y en cuatro vehículos—.

18 de octubre de 2021. Autopista A-45. Un vehículo policial camuflado sigue los pasos de un turismo en el que viajan unos presuntos narcotraficantes. Llevan siguiéndolos desde Benalmádena y el viaje parece que será largo. Pero el seguimiento se complica. Los delincuentes se percatan de la presencia de los agentes y no están dispuestos a ponerles las cosas fáciles. Embisten su coche con brutalidad e intentan sacarlos del asfalto. Uno de los agentes desenfunda su arma y trata de repeler el ataque efectuando nueve disparos a través de la luna delantera. No logra su objetivo. El vehículo acaba reventado y uno de los policías tiene que ser ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UCI) como consecuencia de las lesiones sufridas.

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