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SIN PRISAS EN EL SUR

Andalucía mira atenta si Vox pide o no entrar en el Gobierno de Castilla y León

En las filas de Moreno confían en que Castilla y León pinche las expectativas de los sondeos y dé una cura de humildad al partido de Abascal, del que dependen para gobernar

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. (EFE Rodrigo Jiménez)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. (EFE Rodrigo Jiménez)
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Andalucía ha salvado el año aplazando la urgencia electoral. El último pleno en el Parlamento andaluz ha dejado claro que el Gobierno de PP y Cs puede seguir gestionando y aprobando leyes y decretos en la Cámara a pesar de no tener, como hasta ahora, a Vox como socio estable. Sus alianzas a derecha e izquierda han convertido la Cámara autonómica en banco de pruebas de la geometría variable y a Juan Manuel Moreno en un presidente capaz de sentarse a la mesa con PSOE y Unidas Podemos y con Vox sin diferencias cuando la necesidad aprieta. “Estamos en el centro”, presumen en su equipo.

La ruptura del pacto con Cs y el adelanto electoral en Castilla y León ha cambiado el foco, que hasta ahora estaba puesto en Andalucía como el laboratorio electoral y la comunidad llamada a abrir el ciclo hacia las generales y municipales de 2023. Los partidos en el Gobierno andaluz casi han dejado escapar un resoplido de alivio.

El presidente Moreno insiste en que no tiene ninguna prisa para anticipar elecciones, defiende que le gustaría agotar la legislatura y fija la cita en Andalucía para junio u octubre de 2022. Génova le dio manos libres para convocar cuando quiera aunque es cierto que la dirección nacional de Pablo Casado tenía interés por mantener vivo el auge del PP certificado en las elecciones de Madrid para alimentar la teoría del cambio de ciclo en España. La convocatoria castellano leonesa relaja la presión sobre Andalucía. Génova ya tiene un territorio para seguir construyendo el ascenso a la Moncloa de Casado.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

En el PP admiten que cuando el Parlamento andaluz vuelva a abrirse en febrero, enero es inhábil, estarán muy pendientes de lo que digan las urnas el 13 de ese mes en la comunidad de Alfonso Fernández Mañueco. En el último pleno, Vox cambio de estrategia y aparcó su plan de derribo al Gobierno para dar luz verde al decreto ley de simplificación administrativa. Una norma, que cambia de una tacada 80 leyes, y que PP y Cs situaron como clave para la recuperación económica. Tras dejar caer los Presupuestos de 2022 y contra pronóstico, Vox dio una bombona de oxígeno a Moreno. En las filas populares asumen que el resultado que obtenga el partido de Santiago Abascal en las elecciones de Castilla y León puede influir en su comportamiento en Andalucía. Si las urnas pinchan el globo de Vox, al que todas las encuestas pronostican una imparable tendencia al alza, creen que serían “más manejables”. “Quizás en febrero se les acaben las prisas por unas elecciones en Andalucía”, ironizaba un diputado del PP próximo a Moreno el pasado miércoles. "Puede que se lleven una curita de humildad", dijo otra dirigente.

El partido de Abascal ha asegurado que a partir de ahora pedirá entrar en los gobiernos

Pese a que todos los sondeos pronostican que Vox va a más, en las filas del PP andaluz creen que esas expectativas están infladas y que la realidad dimensionará el suflé de la extrema derecha en España. El último Observatorio Electoral publicado en El Confidencial señala que Vox sigue en escalada y que en unas generales ganarían al PP en seis de las ocho provincias andaluzas. No se sabrá si es deseo o realidad ese ‘pinchazo’ que augura el PP hasta que se ‘desvirtualicen’ las encuestas, pero lo cierto es que hay temor en el PP a que una candidatura fuerte en Andalucía, como la de Macarena Olona, pueda hacer daño a Moreno, al que las encuestas dan dulces pronósticos, pero con una realidad: no obtendría mayoría absoluta y necesitaría a Vox para formar gobierno. Eso fue lo que dijo el último Barómetro del Centro de Estudios Andaluces, publicado el mismo día que Mañueco pulsó el botón electoral.

Marcará las relaciones de Vox y PP

Los populares andaluces admiten además que habrá que ver cómo se posiciona Vox en Castilla y León ante un eventual gobierno del PP de Fernández Mañueco. El partido de Abascal ha asegurado que a partir de ahora pedirá entrar en los gobiernos. Dependerá de la aritmética y de si son imprescindibles o no. En Andalucía fue la propia Olona la que se encargó de traer la buena nueva en un mitin el pasado 12 de octubre en Sevilla: “El próximo Gobierno será con Vox o no será”.

Foto: La portavoz de Vox en el Congreso, Macarena Olona. (EFE)

En Madrid no pudieron jugar esa carta el pasado mayo porque Ayuso en solitario sumaba más diputados que toda la izquierda unida. El PP sigue aferrado al discurso de que van de farol, de que a Vox le interesa llegar inmaculado en la gestión a las generales y que no entrarán en ningún Ejecutivo autonómico. Los aludidos insisten en que toca dar el salto, cambiar de fase, demostrar que son un partido que además de vociferar saben gestionar, que es hora de dejar las banderas para conseguir cambios reales. No parece que vayan de boquilla en la sede central de Vox en Madrid sobre este asunto que quien sabe. Lo que ocurra en Castilla y León dependerá de la aritmética, claro, pero sin duda alimentará más uno u otro discurso y eso para el PP de Moreno en Andalucía es crucial.

La campaña andaluza será muy distinta si Vox consuma o no una coalición con el PP de Mañueco. El discurso de la izquierda también será posiblemente más o menos beligerante con esta opción. El PP andaluz sostiene que un perfil como el de Olona moviliza a la izquierda y sabe que si Vox entra en el ejecutivo castellano leonés será un revulsivo a ese lado. En sus últimos encontronazos público Moreno se muestra visiblemente incómodo con quienes están llamados a ser sus socios, al menos de investidura.

Marín contra Génova

También la presión decae para Cs. Hasta ahora el partido liberal admitía que desaparecer en Andalucía sería un rejón de muerte para Inés Arrimadas en unas generales. Castilla y León se medirá antes, aunque en Andalucía insisten en marcar diferencias entre la alianza de Mañueco y Francisco Igea y la de Moreno y Juan Marín. De hecho hasta el último minuto en las filas andaluzas sostienen que es “imposible” que el PP los traicione aquí como allí. Hace solo un par de semanas que Cs celebró sus primarias con un debate abierto sobre la posibilidad de listas conjuntas con el PP en Andalucía. Una hipótesis que los populares andaluces consideran ciencia ficción, pero que no se han encargado de zanjar en público.

La operación de derribo en Castilla y León da a las a la teoría favorita de Marín respecto al PP, la de que ‘los malos’ están en Génova, que Teodoro García Egea tiene en marcha una ‘opa’ hostil a cualquier precio para quedarse con Cs y que Fran Hervías es su mano derecha en esta operación. “A la vista está”, consideró alguien muy próximo a Marín. Ese discurso, que el PP andaluz no sale a rebatir, abre tensiones entre la cúpula de Moreno y la de Casado.

Foto: El vicepresidente andaluz, Juan Marín. (EFE/Antonio Paz)

Por lo demás, el PSOE también marca distancias con sus homólogos de Castilla y León. Allí los socialistas ganaron las últimas elecciones, pero sin capacidad para sumar y gobernar en una tierra que ha sido territorio hegemónico del PP. Andalucía, por el contrario, es un granero clave para el PSOE y la tierra que han gobernado durante 37 años. “Son escenarios incomparables”, señalan los socialistas. Allí Luis Tudanca intentó una moción de censura fallida al abrigo de la de Murcia. Aquí esa posibilidad nunca ha estado sobre la mesa.

Foto: Juan Manuel Camacho y Juan Afán, de la plataforma Jaén Merece Más. (EFE)

Las elecciones de Castilla y León también darán cuenta de otra realidad que afecta a la comunidad andaluza, qué pasará con las marcas de la España Vaciada. Si Levanta Jaén ya ha anunciado que concurrirá a las autonómicas, sus expectativas se inflarán o desinflarán en función de lo que ocurra con sus marcas amigas en las tierras castellanoleonesas. Porque ahora Andalucía, que estaba llamada a ser la primera en celebrar elecciones, respira, gana espacio y tiene espejo donde mirarse e incluso tiempo para recalcular estrategias.

Andalucía ha salvado el año aplazando la urgencia electoral. El último pleno en el Parlamento andaluz ha dejado claro que el Gobierno de PP y Cs puede seguir gestionando y aprobando leyes y decretos en la Cámara a pesar de no tener, como hasta ahora, a Vox como socio estable. Sus alianzas a derecha e izquierda han convertido la Cámara autonómica en banco de pruebas de la geometría variable y a Juan Manuel Moreno en un presidente capaz de sentarse a la mesa con PSOE y Unidas Podemos y con Vox sin diferencias cuando la necesidad aprieta. “Estamos en el centro”, presumen en su equipo.

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