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La 'reinvención' del Oreja, del robo del depósito de la droga de Málaga a los drones
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CRIMEN ORGANIZADO

La 'reinvención' del Oreja, del robo del depósito de la droga de Málaga a los drones

El ‘socio’ en la Costa del Sol del famoso butronero el Niño Sáez ha vuelto a ser detenido en una operación de la Policía Nacional implicado en 17 robos con tecnología sofisticada

Foto: Parte del material incautado durante la operación Way II. (P. D. A.)
Parte del material incautado durante la operación Way II. (P. D. A.)

No ha habido robo más famoso en Málaga... Ni más osado. Un grupo de ladrones profesionales se introdujo de madrugada en el depósito judicial donde se almacenaba la droga incautada en toda la Costa del Sol y con sopletes de acetileno abrieron la caja fuerte. El botín: 120 kilos de cocaína. Horas y horas de trabajo meticuloso, contrarreloj, que finalizaron con éxito tras inutilizar los sistemas de alarma y no importarles que a tan solo a 200 metros se encontrara el cuartel de la Guardia Civil.

Detrás de este espectacular golpe se encontraban dos conocidos delincuentes. Dos amigos que decidieron sumar fuerzas, a pesar de que uno había labrado su leyenda delictiva pisando el acelerador en vertiginosas persecuciones por las carreteras de Madrid y otro reventando cualquier nave, caja fuerte o vehículo que se interpusiera entre el dinero y él. Son el Niño Sáez y el Oreja. El primero murió a tiros; el segundo sigue añadiendo más muescas a su historial delictivo.

Foto: El butronero Niño Sáez fue asesinado a tiros en plena calle en Madrid. (EFE) Opinión
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El Oreja ha vuelto a prisión, de donde entra y sale con una sorprendente recurrencia, después de ser detenido como uno de los dos cabecillas de una banda de ladrones de sedes empresariales que asaltaban tras estudiar con drones las mejores vías de entrada a las naves, ha podido confirmar El Confidencial. El otro miembro con ascendencia sobre el resto de la organización era un británico con un amplio historial en delitos contra el patrimonio.

Este delincuente que hizo de la localidad de Fuengirola su ecosistema —no en vano ha sido atrapado allí en más de una ocasión— supuestamente ha colaborado con las más importantes bandas de ladrones del país por su pericia a la hora de desactivar sistemas de seguridad y abrir cajas de seguridad. Es un especialista al que se ‘contrata’ para que demuestre que es uno de los mejores.

Es lo que presuntamente hicieron Francisco Javier M. S., conocido como Niño Sáez, y Jean Joseph Y., alias el Libanés, los dos conocidos delincuentes madrileños a los que la Policía Nacional otorgó el liderato del grupo de seis que asaltó el depósito de la droga ubicado en el puerto de Málaga. Según se reveló en la denominada operación Gaviota 2, en la que fue detenida una veintena de personas, el Oreja y los suyos supuestamente prestaron el apoyo logístico necesario para que el más sonado golpe perpetrado en la provincia se pudiese ejecutar. Un asalto que puso en evidencia las medidas de seguridad de estas instalaciones.

Las pesquisas realizadas en torno a esta línea de trabajo propiciaron su arresto en 2013 por su presunta relación con un grupo de butroneros que tenía entre sus objetivos talleres de joyería en Córdoba. Aunque lejos de escarmentar y reinsertarse, siguió haciendo lo que mejor se le da: robar.

Foto: Imagen de archivo de una operación policial. (EFE)

No llegaron a cumplirse ni dos años de esta operación cuando el nombre de este delincuente volvía a saltar en otro caso. Los agentes de la Unidad contra la Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial de Málaga seguían la pista a una red a la que se le achacaba más de una veintena de robos con fuerza. Tras ser interceptado en el interior de un garaje privado, los investigadores recuperaron anotaciones con direcciones y otros datos de al menos ocho joyerías ubicadas entre Málaga y Barcelona que la banda supuestamente quería robar. En los registros practicados, se incautaron de bombonas de acetileno con las que abrir las cajas de seguridad, así como ropa de obreros y herramientas como mazas y palancas.

Al Oreja se le imputa ahora una veintena de sofisticados robos a naves y empresas

Hace aproximadamente dos semanas volvió a ser detenido por efectivos del Grupo de Robos de la citada unidad durante la fase de explotación de la operación Way II, que se ha saldado con el arresto de siete personas por su presunta implicación en el robo de una veintena de naves y oficinas de la Costa del Sol donde perseguían las cajas fuertes.

El citado cuerpo ha explicado que las indagaciones se iniciaron en la recta final del pasado verano al registrarse un cúmulo de asaltos a naves de la provincia que apuntaban a una misma autoría. Según las indagaciones, los sospechosos accedían a las naves a través de procedimientos como la fractura de cerraduras de las puertas de entrada; la rotura de paredes del perímetro exterior del inmueble o de otros colindantes —butrón—, o forzando los tejados —'rififí'—. Una vez dentro, abrían las cajas fuertes y sustraían el dinero, bien en el mismo lugar o, en el caso de encontrar dificultades, trasportando los cofres a otra localización con un vehículo de carga.

Foto: Francisco Mangas, inspector del Grupo XII Atracos y Secuestros. (Jorge Álvaro Manzano)
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El método empleado en la apertura de las cajas de seguridad, en función del tipo, modelo y envergadura de las mismas, era muy complejo. “Los miembros de la trama utilizaban técnicas específicas como el oxicorte, un procedimiento auxiliar a la soldadura que requiere de una gran pericia y que se emplea en innumerables aplicaciones industriales, entre ellas para realizar el corte de chapas, barras de acero u otros elementos ferrosos”, ha explicado la citada fuente.

Tareas de ‘espionaje’

Manuel Velázquez, inspector al frente de la investigación, ha manifestado este jueves en rueda de prensa que, antes de la ejecución del robo, la red llevaba a cabo una ardua y dilatada tarea de planificación, desplazándose a los polígonos industriales al fin de realizar un minucioso estudio sobre el terreno. Para ello, se hacían pasar, incluso, por trabajadores de alguna empresa prestadora de servicios, bien de seguridad, telefonía o de cualquier otra instalación, consiguiendo así poder ver dónde estaban ubicadas concretamente las oficinas, los elementos de seguridad y la distribución y particularidades del inmueble.

Miembros de la banda llegaban a hacerse pasar por trabajadores para estudiar la empresa

En la ejecución de los robos, empleaban vehículos de gran cilindrada y alta gama con los que se desplazaban a los lugares que previamente habían seleccionado para cometer el robo. En algunas ocasiones, también hacían uso de furgonetas sustraídas con matrículas dobladas.

Velázquez ha detallado que uno de los miembros de la organización solía esperar en el interior de un coche para, en el caso de que las patrullas policiales acudiesen al lugar, huir a toda velocidad y provocar una persecución con la que alejar y “ganar tiempo” para consumar el robo.

Foto: Algunos de los efectos recuperados por los agentes durante la operación. (EC)

Tras el análisis pormenorizado de las denuncias y la práctica de numerosas diligencias, los responsables del caso detectaron una serie de particularidades que hicieron sospechar que los presuntos responsables de los hechos pudieran ser los mismos que los investigados en una operación anterior —Way I— desarrollada un año antes. Aquellos formarían parte de un grupo perfectamente organizado, con una alta profesionalidad, asentado en la Costa y con ramificaciones en Madrid y Cádiz.

Medidas de seguridad

Los agentes fueron estrechando el cerco sobre los sospechosos, descubriendo las importantes medidas de seguridad que aquellos tomaban. En este sentido, la trama alquilaba coches a nombre de personas sin antecedentes para sus desplazamientos, emprendían viajes a otras ciudades por periodos de tiempo intermitentes tras realizar los robos, efectuaban contravigilancias, usaban dispositivos de detección de cualquier tipo señal electrónica, empleaban drones en la planificación de los ilícitos, usurpaban las identidades de terceros para trámites en hospederías o usaban determinados atuendos para dificultar su plena identificación.

Los ladrones ocuparon una nave en Marbella para ocultar parte del botín obtenido

Una vez identificados los integrantes del grupo criminal y recabadas las pruebas necesarias, los agentes centraron sus domicilios, así como los garajes y trasteros de los que disponían para ocultar los efectos del delito. Además, los investigadores descubrieron que la organización había ocupado una nave en Marbella que utilizaban también como lugar de ocultación de objetos sustraídos.

Finalmente, en coordinación con el Juzgado de Instrucción número 10 de Málaga, se efectuó un dispositivo que culminó con el arresto de todos los miembros del grupo investigado —cuatro detenidos entre las localidades costasoleñas de Torremolinos, Fuengirola y Estepona, tres arrestados en San Fernando (Cádiz) y uno en Gandía (Valencia)— por su presunta responsabilidad en los delitos de pertenencia a organización criminal, robo con fuerza, falsedad documental, contra la seguridad de tráfico, tráfico de drogas, hurto de vehículo, reclamación judicial y usurpación de bienes inmuebles. Por otro lado, se procedió a la entrada y registro de cinco domicilios y dos trasteros en Torremolinos, Fuengirola, Marbella y Estepona.

No ha habido robo más famoso en Málaga... Ni más osado. Un grupo de ladrones profesionales se introdujo de madrugada en el depósito judicial donde se almacenaba la droga incautada en toda la Costa del Sol y con sopletes de acetileno abrieron la caja fuerte. El botín: 120 kilos de cocaína. Horas y horas de trabajo meticuloso, contrarreloj, que finalizaron con éxito tras inutilizar los sistemas de alarma y no importarles que a tan solo a 200 metros se encontrara el cuartel de la Guardia Civil.

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