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El PSOE andaluz se enfrenta al reto de recuperar a sus 400.000 votantes de la abstención
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14 CONGRESO DEL PSOE-A

El PSOE andaluz se enfrenta al reto de recuperar a sus 400.000 votantes de la abstención

El partido que sumó diez victorias electorales desde 1982 hasta 2018 tiene el reto de abrirse en canal y pensar cómo recuperar la sintonía con un electorado que le dio de lado

Foto: Juan Espadas junto a Pedro Sánchez y María Jesús Montero. (EFE)
Juan Espadas junto a Pedro Sánchez y María Jesús Montero. (EFE)

Los socialistas andaluces vuelven a Torremolinos (Málaga), un lugar fundacional, donde celebraron su primer congreso regional en 1977. Hace 44 años nacía la Federación Socialista Andaluza (FSA) en un cónclave con el lema "Levantar Andalucía". Quedaría por delante un proceso autonómico, en el que el pueblo andaluz salió a la calle a tomar la palabra por una comunidad de primera, y donde el PSOE supo envolverse en la bandera verde y blanca hasta conseguir una exitosa simbiosis con el pueblo andaluz que se traduce en unos datos electorales únicos en el país. No es casualidad que "Somos socialistas, somos Andalucía", sea el lema del 14º congreso que empieza este sábado con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicesecretaria general, Adriana Lastra, en la inauguración.

El matrimonio feliz duró, con altibajos, hasta que contra todo pronóstico en las últimas elecciones 400.000 votantes socialistas se quedaron en casa. Esa bolsa de abstención, que ni los sondeos ni los 'gurús' del partido vieron venir, fue fruto de una suma de muchos factores. La desmovilización se explicó por el cansancio por tantos años y el deterioro de servicios públicos que habían sido buque insignia y que, tras la gran recesión de 2008, fueron objeto de recortes sin piedad por parte de los socialistas. La trama de corrupción del caso ERE junto a la guerra interna en la que la federación andaluza se metió con Susana Díaz frente a Pedro Sánchez, con derrota de la presidenta, hicieron mella.

El partido se desangró en Andalucía, perdió en las últimas elecciones el 30% de sus votos respecto a los comicios de 2015. Ganó al PP aunque sin margen para gobernar. Ahora todas las encuestas publicadas vaticinan unos resultados en los que el PP ganaría por goleada aunque sin mayoría para gobernar.

Foto: El secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas. (EFE / Marta Pérez)

Después de 2018, el PSOE obtuvo en Andalucía dos grandes victorias, en las generales de abril y en las de mayo de 2019, sumando dos millones de votos más de los que había obtenido en las autonómicas. El reto del partido es volver a recuperarse en unas andaluzas y las encuestas dicen que no está en forma para conseguirlo. Lo que ocurra en este congreso será fundamental para poner en marcha de nuevo un motor gripado.

El poder del PSOE en la comunidad se concentra ahora mismo en las provincias, donde gobierna en seis de las ocho diputaciones y más de la mitad, 458, de los 785 municipios de la comunidad. El nuevo secretario general, Juan Espadas, que sigue además siendo alcalde de Sevilla, promete una apuesta decidida por el municipalismo. Está convencido de que solo recuperaran la Junta desde las bases y desde las ciudades. Su nueva ejecutiva deberá funcionar con la tensión electoral a tope desde el primer momento y la inminencia de unas elecciones autonómicas que como muy tarde serán en un año, noviembre de 2022, pero que podrían anticiparse a primavera. Espadas ha marcado en rojo los 29 municipios de más de 50.000 habitantes, que acaparan más de la mitad de la población andaluza.

Una vitrina llena de éxitos

Durante cuatro décadas, el PSOE andaluz se mimetizó con los andaluces para desgracia del resto de partidos de la oposición hasta el punto de que el PP en sus momentos de mayor desesperación hablaba del Régimen andaluz o del PRI andaluz, comparando con las redes clientelares del partido mexicano. Solo cuando la derecha dejó de despreciar el voto de los andaluces como cautivo, comenzó a tener éxitos en las urnas.

La maquinaria socialista era imbatible. Desde 1982, tras las primeras elecciones autonómicas, hasta diciembre de 2018 encadenó en las once citas con las urnas diez victorias y diez gobiernos. En 2012 ganó Javier Arenas, pero no pudo sumar y PSOE e IU se hicieron de nuevo con la Junta. En 2018, Susana Díaz ganó, pero sin mayoría suficiente para formar Gobierno. PP y Cs, con el apoyo de Vox en el Parlamento, interrumpieron los 36 años de ejecutivos socialistas.

Son cinco mayorías absolutas las que adornan la vitrina de los trofeos electorales y tres gobiernos en coalición, dos con el Partido Andalucista, un socio tan cómodo como ahora lo es Cs para el PP, y otro con Izquierda Unida, que acabó mal y Susana Díaz disolvió para adelantar las elecciones en 2015.

Vivir en la oposición

Es la radiografía electoral de un partido que no sabe vivir en la oposición, no acaba de acostumbrarse. Ahora vuelven a Torremolinos por primera vez fuera del poder autonómico. Con el reto de volver a ganar la Junta y las encuestas en contra. La portavoz parlamentaria y futura vicesecretaria general, Ángeles Férriz, se mostró este viernes convencida de que los andaluces tienen ganas de volver a encontrarse con el PSOE. "La gente ahí fuera nos está esperando", aseguró. "Vamos a devolver la ilusión a esta tierra y vamos a reparar las consecuencias de tener un gobierno de Andalucía como el que tenemos", agregó Férriz.

Foto: El candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Espadas. (EFE)

Durante todos estos años, cuando el PSOE en Andalucía empezaba a hundirse, se reinventaba. Su imaginación era tan poderosa como los millonarios Presupuestos de la Junta y el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, que permitía hacer y deshacer. El sociólogo Manuel Pérez Yruela acuñó con éxito lo que llamó "la paradoja de la satisfacción", alertando de que los avances durante la democracia en la sociedad andaluza, pasando del subdesarrollo a niveles de infraestructuras o analfabetismo similares a los del resto del país, impidieran mirar más allá, con más profundidad, con un análisis más autocrítico. En 2002, Manuel Chaves lanzó lo que se llamó la Segunda Modernización de Andalucía y el PSOE andaluz cogió de nuevo impulso. En 2006, la comunidad se enroló en la reforma del Estatuto de Autonomía, al calor del Estatut catalán y revivió también en las urnas.

Lo que nunca ha hecho el PSOE de Andalucía es reinventarse fuera del poder. Esta catarsis que desde hoy afrontan en Torremolinos es inédita. El partido salió de la Junta, pero no ha sido capaz de abrirse en canal y mirarse en las entrañas, de analizar qué ha pasado, qué tiene que mejorar, qué hizo bien y qué hizo mal. Los socialistas siguen en una especie de huida hacia delante que emprendió Susana Díaz, enrocada en que ella había ganado las elecciones, y que ahora hereda Juan Espadas, con unas elecciones autonómicas pisándole los talones. Toca pensar en cómo volver a ser ese gran partido que tenía arrinconado al PP en Andalucía y no lo tienen nada fácil.

Los socialistas andaluces vuelven a Torremolinos (Málaga), un lugar fundacional, donde celebraron su primer congreso regional en 1977. Hace 44 años nacía la Federación Socialista Andaluza (FSA) en un cónclave con el lema "Levantar Andalucía". Quedaría por delante un proceso autonómico, en el que el pueblo andaluz salió a la calle a tomar la palabra por una comunidad de primera, y donde el PSOE supo envolverse en la bandera verde y blanca hasta conseguir una exitosa simbiosis con el pueblo andaluz que se traduce en unos datos electorales únicos en el país. No es casualidad que "Somos socialistas, somos Andalucía", sea el lema del 14º congreso que empieza este sábado con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la vicesecretaria general, Adriana Lastra, en la inauguración.

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