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Las 87 moreras por las que declarará el presidente de la Diputación de Málaga
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Junto a un concejal de Rincón de la Victoria

Las 87 moreras por las que declarará el presidente de la Diputación de Málaga

Francisco Salado ha sido citado por una jueza. Una plataforma vecinal de La Cala del Moral presentó una querella por la tala de estos árboles y su sustitución por palmeras

Foto: Una de las protestas de los vecinos contra la tala. (La Cala no se tala)
Una de las protestas de los vecinos contra la tala. (La Cala no se tala)
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La Cala del Moral es un coqueto núcleo poblacional del municipio malagueño de Rincón de la Victoria cuyo nombre vinculan algunos con una de las moreras que crecían por su término municipal y que se alzaban por su avenida principal. Una seña de identidad que ha sido el trasfondo de un conflicto, una lucha vecinal, que ha desembocado en los tribunales. Porque la tala y trasplantado de 87 árboles que desde hacía años acompañaban con su sombra a los caleños ha sustanciado una querella por la que el alcalde y presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado (PP), ha sido citado a declarar por prevaricación y un delito contra la fauna y la flora.

Según se recoge en la resolución, tanto Salado, como su concejal de Servicios Operativos, Parques y Jardines, José María Gómez (Por mi Pueblo), están citados a testificar como querellados en el transcurso de una investigación por los cargos mencionados. Las pesquisas recaen en el Juzgado de Instrucción número 3 de Málaga, ante cuya titular deberán comparecer el martes 26, como consecuencia de una querella interpuesta por un grupo de vecinos agrupados en la asociación Moral y Acción Verde.

Foto: Foto: Unsplash.

Los hechos que motivaron esta iniciativa judicial comenzaron en septiembre del año pasado, cuando el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria decidió talar o trasladar casi un centenar de moreras, brachachitos y ficus que se alzaban en la Avenida de Málaga y sustituirlos por palmeras de coco plumoso. En una nota informativa, el Consistorio argumentó esta decisión con que los árboles que iban a cambiar ensuciaban, levantaban e invadían las aceras, restando visibilidad a las señales de tráfico, al alumbrado público, las viviendas y comercios del entorno, además de "ocasionar unas excesivas y costosas tareas de limpieza y mantenimiento". Por contra, defendía que sus sustitutos apenas ocupaban espacio, crecían libremente en vertical y casi no necesitaban asistencia, "ofreciendo una sombra de alivio que se considera suficiente". Y, además, explicaba que solo podía trasplantar los 30 ejemplares de ficus, ya que las otras dos especies no soportarían esta operación.

Ana Rodrigo recuerda bien esos días porque posiblemente hayan sido algunos de los más intensos de su vida. La portavoz de la asociación denunciante explica a El Confidencial que muchos vecinos de La Cala decidieron unirse en torno a una causa que, según opina, amalgamó la posición "intransigente" del Ayuntamiento. Porque una de las cosas que más dolieron a los caleños es que no les escuchasen y tuvieran que acabar protestando cuando los operarios, con sierras en sus manos, convirtieron los primeros árboles en pequeños trozos.

El Consistorio defendió que las palmeras "casi no necesitaban mantenimiento"

"Entregamos un proyecto alternativo de arbolado, mucho mejor que el municipal, acudimos a los plenos para intentar exponer nuestra postura y se presentaron por registro 7.000 firmas —a las que después se unieron otras 3.000— contra el plantado de las palmeras", porque "estábamos dispuestos a dialogar y buscar una salida que agradara a todos". Pero no se halló. El Consistorio siguió con su plan y los vecinos decidieron hacer visibles sus acciones. Medio millar protagonizó una concentración donde el grito más escuchado fue "¡La Cala no se tala!", se iniciaron campañas en plataformas como Change.org y se trasladó el caso al Defensor del Pueblo andaluz.

Ninguna de estas iniciativas surtió efecto inmediato y el Ayuntamiento finalmente logró retirar las moreras con un fuerte dispositivo policial que fue apartando a los vecinos que trataban de protegerlas. "Desde los tiempos de Franco no había visto una carga policial similar", sostiene Rodrigo, que critica que "ni siquiera se quisiera atender la opción de replantar las moreras en la entrada del pueblo".

"Hemos sentido mucho desprecio por parte de este equipo de Gobierno", afirma Rodrigo, que añade: "Nos dijeron que la gente —la autóctona— prefiere las palmeras y que los comerciantes están muy contentos". Algo sobre lo que expresa sus dudas porque defiende que son muchos los que lamentan la desaparición de la sombra que daban los árboles y su labor depurativa del aire en un lugar que se encuentra en el radio de acción de una fábrica de cemento.

La portavoz censura esta "gratuita" pérdida de idiosincrasia "por el simple hecho de que consideren bonito un palmeral" con una iluminación en los alcorques que "convierte la avenida en una pista de aterrizaje para aviones". "Nos han trasformado el pueblo, nos han dejado sin nuestro patrimonio con el dinero de los impuestos. Tendrían que haber sido más considerados, porque esto nos ha despertado de la realidad que tenemos en el municipio".

placeholder El antes y el después de la avenida principal de La Cala. (La Cala no se tala)
El antes y el después de la avenida principal de La Cala. (La Cala no se tala)

Ana Rodrigo cuenta que en la asociación, finalmente, optaron por emprender acciones legales: "Agarrarnos a la justicia y que decidiera un tribunal". Una medida que tomaron "por decencia", porque "los políticos no pueden hacer lo que quieran": "Es de humanos errar y de dioses rectificar". La querella se admitió a trámite "rápidamente" y "ahora tenemos la declaración del alcalde y el concejal". "No sabemos qué va a pasar, pero teníamos que hacerlo".

Desmentido municipal

Fuentes del Consistorio rinconero se muestran contundentes a la hora de desmentir el relato de la plataforma, a la que reprochan que busque el "escarnio público" de los dos políticos querellados y que actúe por "motivaciones políticas". Acusación que desmiente la citada asociación explicando que la componen personas de distintos pensamientos y estratos sociales a las que unió una concienciación ecológica.

Foto: Operarios llevan a cabo trabajos de restauración y mantenimiento en el Parque del Retiro de Madrid. (EFE)

Explican que "se ha pedido la suspensión de las declaraciones porque la denuncia está repleta de falsedades" y consideran que el juez debe completar antes la investigación estudiando la documentación y escuchando en primer lugar a los técnicos. Además, recalcan que el Defensor del Pueblo andaluz "ya dictó, con su personal, que el proceso se ajustaba a la legalidad". "Esto la plataforma no lo cuenta", se quejan, para hacer hincapié en que "ocultan información".

Las citadas fuentes insisten en que, “antes de llamar a declarar al alcalde y al concejal, debe agotarse la investigación con la documentación existente” y recalcan que hay margen para que se suspenda la comparecencia. "Estamos convencidos de que así sucederá", añaden.

El Ayuntamiento niega todas las acusaciones y habla de motivaciones políticas

A la espera de esta cita judicial, los vecinos siguen visibilizando su causa y este sábado tienen previsto celebrar una concentración para "recordar las moreras que había a la entrada de La Cala del Moral y la brutal manera en la que se arrancaron".

La Cala del Moral es un coqueto núcleo poblacional del municipio malagueño de Rincón de la Victoria cuyo nombre vinculan algunos con una de las moreras que crecían por su término municipal y que se alzaban por su avenida principal. Una seña de identidad que ha sido el trasfondo de un conflicto, una lucha vecinal, que ha desembocado en los tribunales. Porque la tala y trasplantado de 87 árboles que desde hacía años acompañaban con su sombra a los caleños ha sustanciado una querella por la que el alcalde y presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado (PP), ha sido citado a declarar por prevaricación y un delito contra la fauna y la flora.

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