La 'estafa del seductor' encuentra un filón en el 'boom' de las telenovelas turcas
Los ciberdelincuentes persuaden a mujeres de un perfil concreto a las que después piden dinero para solucionar un problema. Este fraude puede ser un paso previo a la ‘sextorsión’
Los culebrones turcos se han convertido en un fenómeno audiovisual capaz de congregar a millones de personas frente al televisor y ser uno de los catalizadores de un cambio histórico en el liderazgo de las cadenas del país. Carlos Mata, Víctor Cámara o Mario Cimarro han sido sustituidos en las preferencias de muchas espectadoras por Cam Yaman o Kerem Bürsin. Nombres turcos que se han vuelto familiares a base de colarse a diario en los hogares y que dan vida a enrevesadas historias de amor. El boom está siendo aprovechado por ciberdelincuentes que han adaptado la 'estafa del seductor' o 'fraude del encantador' como paso previo a un intento de 'sextorsión'.
Esto es al menos lo que se desprende de una serie de denuncias de mujeres que creían haber iniciado una 'relación' virtual con un interesante hombre de origen turco que finalmente acabó esfumándose después de que le realizaran diversas transferencias de dinero para supuestamente ayudarlo a superar un apuro económico. Un modus operandi con el que los autores han llegado a obtener grandes cantidades.
El responsable de la sección de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga, Andrés Román, explica a El Confidencial que el origen de este tipo de 'fraudes sentimentales' suele encontrarse en algún país extranjero desde el que se planifica y perpetra el ataque. Los estafadores realizan barridos por las redes sociales y “contactan con mujeres que tienen un determinado perfil”: de mediana edad, sin pareja y receptivas a tener una relación estable.
Cuando encuentran una posible víctima, “comienzan a cultivarla”, a seducirla lentamente para conocer sus circunstancias personales, secretos y anhelos que posteriormente utilizará para lograr su objetivo final: conseguir que se “enganchen emocionalmente”.
Los ciberdelincuentes construyen un personaje que resulte atractivo a la víctima
“Es un 'trabajo' a medio plazo”, apunta este experto policial, que añade que los delincuentes construyen una vida y una personalidad que resulten atractivas. Para ello, por ejemplo, eligen profesiones solventes, que pueden llamar la atención, como “ingenieros o marineros”; o aficiones que supuren un mínimo riesgo y peligro y que resulten cautivadoras, “como que están haciendo una larga travesía en velero”.
Y es en ese momento, en el que la curiosidad y la provocación comienzan a dar paso a un sentimiento más profundo, cuando los ciberdelincuentes comienzan a mostrar sus verdaderas intenciones. De forma cadenciosa “empiezan a deslizar que tienen problemas económicos, ofrecen detalles de sus delicadas circunstancias y acaban pidiendo ayuda si no se la han ofrecido antes”, detalla este mando policial, que añade que inicialmente suelen solicitar “pequeñas cantidades de dinero”, para después intentarlo con importes más elevados.
“Hemos tenido casos en los que se han transferido sumas totales muy importantes”, señala Román, que aclara que, “aunque hay denuncias en las que se constató que el dinero había sido enviado a Turquía, eso no quiere decir que el autor intelectual del fraude esté en este país, sino que uno de los miembros, el que recoge la transferencia, sí se encuentra allí”.
Esto pone de manifiesto que este tipo de modalidad delictiva, al igual que puede ponerla en práctica un único individuo, puede ser objeto de enriquecimiento de grupos organizados cuyos miembros desarrollan distintos roles. Ciberdelincuentes que aplican la ingeniería social y que tienen su principal aliada en una víctima que “se quiere autoengañar”, porque “no es consciente de que no se ha enamorado de una persona, sino de una ilusión, de un perfil de Internet que puede ser real o ficticio”.
Estos estafadores han adquirido conocimientos para “anonimizarse” en Internet, son capaces de confeccionar 'rutas' falsas que lleven a los investigadores a callejones sin salida y se valen de los distintos agujeros legislativos para tratar de salir indemnes. “Los vectores de ataque vienen de fuera de España y podemos rastrearlos hasta donde nos permiten las herramientas que tenemos”.
"La víctima no es consciente de que se ha enamorado de una ilusión, de un perfil"
Andrés Román precisa que el conocimiento que tienen de la 'estafa del seductor' es limitado porque se basa en las denuncias y están convencidos de que se interpone una mínima parte porque el componente vergüenza coarta a las defraudadas. “Podemos hablar sobre una muestra de la realidad”, recalca.
"Te exprimen"
Lo que sí han demostrado las distintas investigaciones es que los ciberdelincuentes “te exprimen hasta que revientas” y tratan de enlazar una estafa tras otra en una “concatenación” de delitos que atrapa a las víctimas. Porque “el enamoramiento acaba empujando al 'contacto' físico” y el paso natural del 'fraude del encantador' es la 'sextorsión'.
“Estos estafadores intentan que haya sexo virtual -exhibirse o masturbarse frente a la cámara- para lograr imágenes con las que después amenazar a la víctima con difundirlas si no paga”, cuenta el responsable de la sección de Ciberdelincuencia de la Comisaría Provincial de Málaga, que hace hincapié en que “la clave de la extorsión es forzar a la engañada”. Un paso en el que la estafa se transforma en “coacción” y que ponen en práctica redes especializadas que operan desde países como Costa del Marfil.
Román manifiesta que “la conversación pasa de ser sexual a delictiva”. Dejan claro que van en serio “colgando las grabaciones en YouTube” o difundiéndolas entre la lista de contactos de la víctima a la que el delincuente tiene acceso desde el mismo momento en que es agregado.
“La eficacia radica en la rapidez y la agresividad, como en un secuestro exprés”, precisa, para advertir que, “si pagas, te seguirán extorsionando”. Por eso “el primer consejo es no hacerlo” y asumir las consecuencias de que las imágenes puedan hacerse públicas.
La eficacia de una 'sextorsión' radica en "la rapidez y la agresividad"
Este investigador recalca que en Internet “acabas siendo esclavo de la persona a la que le cuentes tus secretos”, circunstancia por la que recomienda pensar detenidamente y muchas veces el facilitar información sensible o enviar alguna grabación subida de tono porque nunca se tiene la certeza absoluta de saber si esa persona es auténtica.
“Estamos descubriendo nuevas casuísticas continuamente, y eso nos obliga a estar actualizados”, por lo que no es de extrañar que, una vez se reduzca el suflé televisivo de los culebrones turcos, los ciberdelincuentes busquen otro enganche que pueda resultar atractivo a las víctimas potenciales. Porque, como señala este experto, “la realidad supera cualquier mecanismo formal que tengamos”.
Los culebrones turcos se han convertido en un fenómeno audiovisual capaz de congregar a millones de personas frente al televisor y ser uno de los catalizadores de un cambio histórico en el liderazgo de las cadenas del país. Carlos Mata, Víctor Cámara o Mario Cimarro han sido sustituidos en las preferencias de muchas espectadoras por Cam Yaman o Kerem Bürsin. Nombres turcos que se han vuelto familiares a base de colarse a diario en los hogares y que dan vida a enrevesadas historias de amor. El boom está siendo aprovechado por ciberdelincuentes que han adaptado la 'estafa del seductor' o 'fraude del encantador' como paso previo a un intento de 'sextorsión'.