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La rivalidad Málaga-Sevilla cansa al resto de Andalucía y dispara el discurso del agravio
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Luchas entre provincias andaluzas

La rivalidad Málaga-Sevilla cansa al resto de Andalucía y dispara el discurso del agravio

El sevillano Espadas revive el pulso para afianzarse como líder del PSOE. El tercer hospital que se levantará en la provincia malagueña provoca quejas en Cádiz, Granada y Almería

Foto: Juan Espadas y De la Torre, en una imagen de archivo. (EFE)
Juan Espadas y De la Torre, en una imagen de archivo. (EFE)

La aparente buena relación que existía entre los alcaldes de Sevilla y Málaga, Juan Espadas y Francisco de la Torre, respectivamente, parece haberse enquistado desde que el primero ha comenzado a exhibir su liderazgo al frente del PSOE andaluz cuestionando al primer edil con más solera en las filas del PP y criticando uno de los proyectos estrella de la ciudad: el hotel Torre del Puerto. Una intromisión a la que el regidor malagueño ha respondido recordándole la construcción de la Torre Sevilla, también conocida como Pelli, cuyos 178 metros se alzan entre el polígono de la Cartuja y el barrio de Triana. Controversia que parece deshacer definitivamente una ‘entente cordiale’ ficticia que no ha evitado la polarización de una región donde provincias como Almería, Granada o Cádiz ven ralentizado su desarrollo con iniciativas e infraestructuras que nunca llegan y que asisten a la consolidación de dos capitales: la administrativa y la económica.

El choque entre los dos alcaldes vuelve a poner en primera fila una rivalidad entre las capitales andaluzas que se ha agitado mucho desde la llegada del PP al Gobierno de la región y el desembarco de un equipo malagueño en San Telmo. La alternancia política cambió una realidad, la de que todos los dirigentes de la comunidad hasta la fecha habían sido de Sevilla o sus trayectorias políticas estaban vinculadas a esta ciudad. Juan Manuel Moreno dejó claro que eso iba a cambiar y el hecho de que el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, presidente del PP de Málaga, acapare la cuota de poder más importante en la Junta constató el fin de la hegemonía política sevillana. No sin recelos y sin problemas, claro, sobre todo desde Sevilla, donde muchos, dentro incluso de las filas populares, viven con incomodidad ese desembarco malagueño en el centro neurálgico del poder autonómico.

Un problema viejo que se agudiza

Lo cierto es que el problema de la cohesión de Andalucía y la vertebración de una comunidad de ocho millones y medio de habitantes, muy extensa y plagada de realidades muy diferentes de Ayamonte (Huelva) a Pulpí (Almería), localidades que se toman como referencia de los dos extremos de la región, ni es nuevo ni se está solventando por el hecho de que el centralismo político haya dejado de estar única y exclusivamente en Sevilla. La cuestión de la articulación territorial, política y económica sigue estando más vigente que nunca, aunque con nuevos ejes. La rivalidad entre las dos principales ciudades está muy despierta y hace aflorar otros enfrentamientos o agravios entre las provincias. Advierten de que están muy cansadas de la disputa eterna, piden más espacio y, sobre todo, inversiones en infraestructuras.

Foto: Entrevista a Francisco de la Torre Prados. (Germán Pozo)
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Pablo D. Almoguera. Málaga Fotografía: Germán Pozo

La pugna entre Sevilla y Málaga cansa por igual en la Andalucía Occidental y Oriental, eje clásico del enfrentamiento interno. Desde Cádiz, donde el cierre de Airbus constata un desmantelamiento de la industria, se aguanta una elevada tasa de paro y se eterniza la línea de tren Algeciras-Bobadilla, fundamental para el puerto, los dirigentes y representantes de la sociedad civil no ocultan su hartazgo. Huelva denuncia sistemáticamente un déficit inversor en infraestructuras y las patronales han advertido de que esta falta de dinero para obra pública se ha agravado durante la pandemia del covid, situando la provincia a la cola de todos los indicadores. Granada, víctima de la hostilidad política en su ayuntamiento, mira con recelo que Málaga sea la nueva niña bonita del Gobierno, tras mucho tiempo de diatribas contra Sevilla por acaparar las atenciones, y lamenta ser la eterna olvidada tras años de aislamiento ferroviario.

Almería ha recibido como un jarro de agua fría el anuncio del Ministerio de Fomento sobre el parón de las obras del AVE. Incluso ha obligado al Gobierno a mover ficha y el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, visitará este viernes la provincia para calmar los ánimos por el freno de los trabajos, motivado por discrepancias con la empresa adjudicataria. La provincia saca músculo recordando que es el sector agroalimentario el que lleva toda la pandemia tirando de la economía andaluza. Por su parte, Jaén se plantó por la adjudicación de la base logística del Ejército de Tierra, que fue a parar a Córdoba. El malestar estalló a través de una serie de movilizaciones ciudadanas históricas para denunciar el ninguneo a un territorio al que también castiga el paro.

Mientras el Gobierno de Andalucía de PP y Cs eleva la voz por el maltrato frente a Cataluña y clama contra "la España multinivel" de Pedro Sánchez, al que acusan de dar vía libre a los privilegios de unas comunidades frente a otras, en el interior de Andalucía se agitan a su vez las tensiones por los agravios entre provincias con un discurso muy parecido. Algo que no es nuevo, ni mucho menos: fue un martilleo constate para los gobiernos socialistas, pero sigue más vigente que nunca.

Dos alcaldes a la gresca

El último desencuentro entre los alcaldes de Sevilla y Málaga ha evidenciado el deterioro de las relaciones entre los regidores de las dos ciudades más importantes de la comunidad. El enfrentamiento tuvo su origen hace una semana, durante una visita de Espadas a la comarca de la Axarquía en que afirmó que el dictamen del Ministerio de Cultura y Deportes sobre el impacto paisajístico del hotel Torre del Puerto de Málaga era “bastante contundente”, por lo que consideró que el Gobierno municipal “tendrá que revisar sus planteamientos”.

Foto: Vista del proyecto del hotel rascacielos del puerto de Málaga.

Francisco de la Torre no entró al trapo inmediatamente. Dejó pasar unos días y fue mascullando una réplica con la que intentar poner en su sitio a Espadas. Y fue este miércoles cuando la expresó ante los medios. Visiblemente dolido, pero pausado, el regidor malagueño dijo que “parece que [el alcalde socialista] tiene dos medidas diferentes”, para seguidamente reprocharle su oposición al proyecto del puerto cuando apoyó la construcción de la Torre Sevilla con un informe en contra.

Espadas dijo que el equipo de De la Torre “tendrá que revisar sus planteamientos”

Este rifirrafe era la constatación de que las relaciones entre ambos se han enfriado bastante desde que años atrás impulsaron el denominado Eje Málaga-Sevilla para atraer inversiones a la comunidad y reclamar más competencias para los ayuntamientos. Ya lo expresó en la entrevista que De la Torre concedió a El Confidencial, en la que reconoció que la alianza tuvo “un recorrido muy cortito”. “A la hora de la verdad, no ha sido tal”, agregó, para quejarse del poco apoyo que recibió “cuando solicitamos la Agencia Europea de Medicamentos”.

Foto: La Torre Sevilla, en 2013, cuando aún estaba en construcción. (EFE)

La reacción de Espadas, que actúa más como líder del PSOE andaluz que como primer edil, tampoco se puede descontextualizar de un momento en que De la Torre se encontraría en una situación de debilidad porque todavía no ha decidido si se presentará a los próximos comicios locales. Su familia no quiere, pero él afirma que aún no ha llegado el momento de abordar este asunto. Y en este 'impasse', es un objetivo fácil para que el secretario general de los socialistas trate de sacar rédito y copar cuota de pantalla en una provincia que se rebeló contra el aparato del partido y en las primarias apoyó a Susana Díaz. Si algo tiene Espadas en su debe como candidato es precisamente ser alcalde de Sevilla a los ojos de toda Andalucía Oriental.

Espadas cosechó la enemistad de muchos alcaldes socialistas que durante su etapa como consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio tuvieron que dar la cara ante la inflexibilidad del actual regidor con el problema de las viviendas ilegales. Inmuebles, muchos de ellos, comprados de buena fe, y sobre los que rondaba el peligro de la excavadora.

Alcaldes socialistas de Málaga no perdonan a Espadas su papel con las casas ilegales

El agravio del hospital

A todo esto se suma la consolidación de la provincia malagueña como motor económico de la comunidad, convirtiéndose en polo de atracción de importantes tecnológicas e impulsada por un Ejecutivo andaluz donde la huella del PP de Málaga es intensa, como ha quedado patente con el anuncio de la construcción de un tercer hospital para la capital.

Un papel creciente en la actualidad regional que es un contrapeso a la tradicional preponderancia de Sevilla como capital administrativa y que está provocando que otras provincias estén enarbolando la bandera del agravio al ver cómo sus proyectos se perpetúan sin que vean la luz. El tercer centro sanitario levantó ampollas en Cádiz, desde donde se recordó que esperan un hospital regional desde hace 15 años, promesa que incumplió el PSOE y que el nuevo Gobierno ha dicho que deberá esperar a los fondos europeos para tener financiación. No solo escoció en la parte occidental: desde Granada, quien fue presidente del PP durante años, ahora fuera de las filas del partido por el último enfrentamiento con Cs, dejó claro el malestar de la provincia con una pregunta: "¿Hemos pasado del centralismo sevillano al malagueño?".

La aparente buena relación que existía entre los alcaldes de Sevilla y Málaga, Juan Espadas y Francisco de la Torre, respectivamente, parece haberse enquistado desde que el primero ha comenzado a exhibir su liderazgo al frente del PSOE andaluz cuestionando al primer edil con más solera en las filas del PP y criticando uno de los proyectos estrella de la ciudad: el hotel Torre del Puerto. Una intromisión a la que el regidor malagueño ha respondido recordándole la construcción de la Torre Sevilla, también conocida como Pelli, cuyos 178 metros se alzan entre el polígono de la Cartuja y el barrio de Triana. Controversia que parece deshacer definitivamente una ‘entente cordiale’ ficticia que no ha evitado la polarización de una región donde provincias como Almería, Granada o Cádiz ven ralentizado su desarrollo con iniciativas e infraestructuras que nunca llegan y que asisten a la consolidación de dos capitales: la administrativa y la económica.

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