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El PP busca el centro en los graneros clásicos del PSOE a la caza de descontentos
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El PP busca el centro en los graneros clásicos del PSOE a la caza de descontentos

Mientras Casado cultiva un discurso “lejos de los extremos” en Andalucía, Cs abre la puerta a concurrir juntos en las autonómicas tras la "buena" experiencia del gobierno en coalición

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado (d), y el presidente del PP andaluz y de la Junta, Juanma Moreno. (EFE)
El presidente del PP, Pablo Casado (d), y el presidente del PP andaluz y de la Junta, Juanma Moreno. (EFE)

“Hartos de la España polarizada”. “No estamos cómodos ni en la radicalidad ni en los extremos”. Fue lo más sonoro de la intervención del presidente del PP, Pablo Casado, en el aniversario del 2 de diciembre, dos años desde las elecciones andaluzas en las que las derechas desalojaron al PSOE de la Junta.

Casado se puso el traje de moderado y entonó la misma partitura con la que Juan Manuel Moreno alcanzó la Junta de Andalucía de la mano de PP y Vox. Ambos ignoraron que el partido de Santiago Abascal es el que tiene la llave. Intencionadamente no le dedicaron ni un segundo de su atención. El discurso tranquilo, lejos de estridencias, el PP que gobierna para todos y mira a derecha e izquierda, ese es el tono empleado y en eso, claro, no cuadra el pacto con la extrema derecha. Prometen gobernar desde el centro en contraposición a la "radicalidad" del “partido sanchista”, como se refirió constantemente al PSOE de Pedro Sánchez.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE)

Es la estrategia que abandera Génova después de que Pedro Sánchez haya cerrado sus Presupuestos con el bloque de la investidura, afianzándose en el eje de la izquierda, de la mano de Bildu o los independentistas de ERC y dejando vacío el centro político. Mientras Sánchez se “radicaliza”, sostienen los populares, Casado debe expandirse hacia el centro y ocupar todo ese espacio político. En esa estrategia se plantea que Cs se integre en una coalición electoral para no competir por el mismo espacio. Por primera vez, el vicepresidente andaluz Juan Marín, abrió esa puerta a una especie de "Andalucía Suma" en un acto con Albert Rivera. No se sabe, de momento, si Inés Arrimadas está en la misma operación.

Hay encuestas, que manejan en el PP, que señalan que sería posible desalojar a Pedro Sánchez cuando toque, porque no prevén que adelante elecciones, desde el centro derecha, con la suma de PP y Cs, como socio prioritario, y Vox como aliado parlamentario. La misma fórmula que se estrenó en Andalucía hace dos años. De ahí que Casado entone ahora que el espejo en el que se mirará para gobernar España será el andaluz de Moreno Bonilla.

El eterno viaje al centro

Hace mucho que el PP en Andalucía asumió que para llegar al poder y desalojar al PSOE, que sumó 36 años consecutivos gobernando sin interrupción, debía ocupar el centro. Tradicionalmente está asumido que la sociedad andaluza es de centro-izquierda, así se sigue situando mayoritariamente en las escalas ideológicas cuando se les interpela en las encuestas. Sólo desde el centro político se podía gobernar, dejaban claro en las filas populares. El PP, que lleva media vida viajando a ese centro político, asumió en Andalucía que debía quitarse la imagen del ‘señorito’ a caballo, del partido de derechas y moderarse. Ya lo dijo Alfonso Guerra: "¿De dónde vendrá el PP que lleva tanto años viajando al centro?".

Foto: El presidente del PP Pablo Casado. (EFE)

Javier Arenas lo entendió a la perfección y casi alcanzó la mayoría absoluta en 2012 pero no tenía con quien sumar. Juan Manuel Moreno, moderado de serie, incómodo en los discursos radicales, nunca ha tenido complejos en llamar al voto del socialista desencantado. Lo hizo en la última campañas de las autonómicas, entonces buscando al votante del PSOE hastiado de casos de corrupción como los ERE y de un modelo fatigado y lastrado que se extendía casi por cuatro décadas. Casado alcanzó la presidencia del PP recuperando un discurso más de derechas, defendiendo que llevaban mucho tiempo "acomplejados" y copiando algunos 'tics' de Vox, pero ya en la moción de censura dejó claro que cambiaba de registro. Este martes en Andalucía lo confirmó de nuevo. Ahora los discursos de Casado y Moreno se parecen como nunca lo habían hecho antes.

La bendición de Aznar

Casado no es el único que ensalza el modelo andaluz. Hace pocos días José María Aznar también alabó las “políticas sensatas y moderadas” que el Gobierno de PP y Cs estaba llevando a cabo en Andalucía. Aznar rompió en 1996 la máxima de que para llegar a la Moncloa había que ganar en la comunidad andaluza pero cierto es que el PP tendría mucho más fácil llegar a Moncloa aupándose en un granero tradicional del PSOE como es Andalucía. Encima ahora cuenta con una plataforma que nunca antes tuvo, el gobierno de la comunidad.

Por ahí pasan los planes del PP de Casado y Moreno piensa ayudar en todo lo que sea posible, avisan desde su equipo. Los populares aseguran que el electorado que tradicionalmente elegía la papeleta del PSOE en Andalucía, desde los tiempos de Felipe González y Alfonso Guerra, y el que se siente cómodo en posiciones más de centro izquierda está alejándose del partido de Pedro Sánchez. Ahí piensan echar el resto. En convencer a ese descontento, en dejar claro que el PP no es Vox, en que ellos no son ningunos radicales y que lo que hacen bien es gobernar “para todos”.

Foto: La secretaria general del PSOE de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)
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No sólo en Andalucía, avisan, sino en todos los graneros donde hay señales de alarma que Ferraz ignora, aseguran, y en los que los barones han levantado la voz. El PSOE salió muy tocado en las últimas autonómicas de 2018. Desde el PP creen que Susana Díaz no ha logrado “en absoluto” taponar la hemorragia, la desgana y el abstencionismo de buena parte de los fieles socialistas que ahora además no se sienten identificados con el PSOE que gobierna con Pablo Iglesias.

El PP no tiene prisa. Moreno dejó claro que agotará la legislatura y que no abrirá las urnas hasta 2022. Cuentan con que en ese tiempo al PSOE no le dé tiempo a recomponerse en el feudo andaluz. Los socialistas deben decidir sobre el liderazgo de Díaz, se prevé una batalla cruenta y sus adversarios calculan que no les dará tiempo a ilusionar a sus votantes. Ahí, dicen, estará el Partido Popular.

Bendodo, con Rivera

El único problema de expandirse hacia el centro es que todo lo que crezcan por ahí se lo quitarán a Ciudadanos y lo cierto es que el PP prefiere, sin dudarlo, una coalición con los naranjas, que en Andalucía va, hasta el momento, bien que compartir consejo de gobierno con Vox, con quienes muchos sienten incomodidad. La solución podría pasar por una coalición electoral de PP y Cs que se estrenaría en Andalucía y se tantearía para exportar a otras comunidades.

Foto: El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín (c), de Ciudadanos; el consejero de Hacienda, Juan Bravo (i), y el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz, Alejandro Hernández. (EFE)

Después de descartarlo totalmente para las elecciones catalanas de febrero y de que PP y Cs hayan protagonizado últimamente duros encontronazos en el Congreso de los Diputados, después de que Inés Arrimadas decidiera abrirse a explorar acuerdos con el PSOE, ambos partidos se hacen carantoñas en Andalucía. En un desayuno informativo de Juan Marín con Albert Rivera en Málaga el vicepresidente andaluz dejó abierta esa puerta. En febrero dijo que eso de 'España Suma', coalición de PP y Cs, sólo lo veía para Cataluña, donde el PP cerró la puerta, o en sitios excepcionales como el País Vasco. Ahora ha virado. Nunca Marín lo había dicho con tanta claridad sobre Andalucía: “En elecciones seremos dos partidos sin descartar ninguna opción”. El presidente del PP de Málaga, consejero de la Presidencia y hombre fuerte del Gobierno andaluz estaba entre los invitados. Elías Bendodo cambió a Casado por Rivera y acudió al desayuno informativo donde Marín deslizó esa posible coalición electoral andaluza. El PP, advierten, sabe dónde tiene que regar para que el centro florezca.

“Hartos de la España polarizada”. “No estamos cómodos ni en la radicalidad ni en los extremos”. Fue lo más sonoro de la intervención del presidente del PP, Pablo Casado, en el aniversario del 2 de diciembre, dos años desde las elecciones andaluzas en las que las derechas desalojaron al PSOE de la Junta.

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