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Huelgas y protestas públicas en Marinaleda: "Es como los últimos días del franquismo"
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CRISIS SOCIAL EN EL PUEBLO COMUNISTA

Huelgas y protestas públicas en Marinaleda: "Es como los últimos días del franquismo"

Marinaleda lleva 40 años bajo el puño de hierro de Juan Manuel Sánchez Gordillo. Casi perdió las elecciones en 2019. Ahora, varios vecinos empiezan a perder el miedo y a rebelarse

Foto: A la izquierda, dos protestas ciudadanas ocurridas recientemente; a la derecha, Juan Manuel Sánchez Gordillo en una imagen de archivo.
A la izquierda, dos protestas ciudadanas ocurridas recientemente; a la derecha, Juan Manuel Sánchez Gordillo en una imagen de archivo.

Margarita Pradas ha sido una de las duras de Juan Manuel Sánchez Gordillo durante 40 años. Tomó las tierras de El Humoso para devolverlas al pueblo, fue una fija en las asambleas en las que Gordillo pasaba lista y repartía lealtades en forma de trabajo. Jaleaba y gritaba en los actos de protesta política y en las manifestaciones, siempre al lado de su alcalde. Nunca pensó Margarita que un día su nombre entraría en el listado de traidores al pueblo de Marinaleda, y que ella, en protesta, encabezaría el primer desafío ciudadano que ha vivido este excéntrico y longevo régimen municipal, conocido por su larga marcha hacia la utopía comunista.

“Yo he sido de las que han luchado a muerte, de las que daban la vida. Pero empecé a ver cosas que no me gustan. Un día, Juan Manuel vino a mi casa y me dijo que tenía que ir a acosar y a insultar a un miembro de la cooperativa porque se reía de él y le faltaba al respeto en las reuniones [se refiere a la cooperativa agraria Humar, que da trabajo a los vecinos de Marinaleda, piedra angular del proyecto comunista de Gordillo]. Le dije que se defendiera él, que yo no iba a salir a insultar a nadie. Me vino a ver varias veces con lo mismo. Le dije que no”.

"Un día, Juan Manuel vino a mi casa y me dijo que tenía que ir a acosar y a insultar a un miembro de la cooperativa. Le dije que no"

Pradas admite que en Marinaleda ha sido práctica habitual durante décadas acosar e insultar a los enemigos del régimen, aunque insiste en que ella no cruzó esa línea. “En los primeros años se persiguió a los ricos, que aquí rico era el que tenía algunas tierras o el que tenía un poco más de dinero que los demás, y luego se insultó a los que levantaban la voz contra el alcalde porque dinero ya no tenía nadie. Ahora lanza a los pobres contra los pobres. Entonces estábamos ciegos con él, esto es como una secta”.

Foto: Carteles antiguos de una candidatura de Sánchez Gordillo a la alcaldía de Marinaleda. (Javier Caraballo)

Mariano Pradas (sin relación de parentesco con Margarita) fue concejal del PSOE en Marinaleda durante 20 años y recuerda lo que eran esas asambleas porque su nombre fue mentado en muchas de ellas. “En las asambleas de parados, que es donde se repartía el trabajo y se hacían los mítines, Gordillo lanzaba a la gente contra unas personas en concreto, al estilo de los batasunos, y ya todo el mundo sabía a por quién tenía que ir. A por su coche, a por sus pertenencias, si tiene hijos en la escuela a meterle miedo al niño a través de los hijos de los otros… Es una historia muy peculiar que cuesta trabajo creerla. Todavía hay que tener cuidado con dónde dices las cosas porque las campañas de acoso siguen existiendo, más ahora que está el ambiente muy agitado desde que Gordillo casi pierde las elecciones”.

Margarita ahora es una villana porque a principios de septiembre estuvo seis días atrincherada en el ayuntamiento junto a su marido y su hija para exigir que se abra la bolsa de empleo público, cerrada desde 2016, y en la que su hija, técnica de ayuda a domicilio, quiere volver a entrar. A su hija la expulsaron tiempo atrás de la bolsa de empleo tras regresar de una baja laboral por una operación quirúrgica. Nunca más le han vuelto a dar trabajo, según Pradas, por represalias familiares. El ayuntamiento, por su parte, afirmó en un comunicado que la bolsa del servicio de ayuda a domicilio no se abre porque los turnos ya están completos.

En los seis días de encierro, Gordillo no apareció. Solo acudió el teniente de alcalde para entregarles tres notificaciones de denuncia penal. Al poco, apareció la Guardia Civil para poner fin a la acampada. Durante la protesta, según Pradas, varios incondicionales de Gordillo se acercaron a buscar enfrentamiento y llamarla fascista.

Sin miedo a dar la cara

Esta protesta a pecho descubierto demuestra que las cosas están cambiando en Marinaleda. Hasta hace muy poco, era impensable que una familia tuviera la valentía de encerrarse durante días en el ayuntamiento y subir a redes sociales vídeos y comentarios muy críticos hacia su alcalde. Y no es un caso aislado. El pasado miércoles, seis empleadas públicas del servicio de ayuda a domicilio, el mismo que el consistorio dice que funciona sin problemas, iniciaron una huelga para exigir unas condiciones laborales dignas.

Algunas trabajadoras tienen 20 años de antigüedad no reconocida y harán huelga todos los miércoles hasta que respeten sus derechos. El pasado fin de semana, habían previsto una acampada de 48 horas frente al ayuntamiento en el que habría "salmorejo solidario" para todos los asistentes, pero el mal clima impidió la protesta. Las organizadoras prometen retomar la acampada este sábado. Lo nunca visto en Marinaleda.

placeholder Las empleadas del servicio de ayuda a domicilio de Marinaleda, en su jornada de huelga. (Cedida)
Las empleadas del servicio de ayuda a domicilio de Marinaleda, en su jornada de huelga. (Cedida)

Así, la paz social impuesta a base de clientelismo laboral se desmorona de forma lenta pero imparable. Gordillo salvó los muebles en las últimas elecciones municipales al imponerse por 44 votos de diferencia a Avanza Marinaleda, un grupo opositor formado por antiguos colaboradores y respaldado por antiguos votantes. Gordillo les amenazó con mandarlos “a las tinieblas”, pero la realidad es que en este año y medio de legislatura, el alcalde bastante trabajo ha tenido para sostener recto el timón. Ha perdido muchísima influencia sobre los vecinos, fruto del desgaste de tantos años de camino hacia la utopía (es alcalde desde 1979), y sus capacidades están muy mermadas desde que padeció un ictus severo a finales de 2018. Su número dos, Sergio Gómez, profesor también como Gordillo, es quien ocupa 'de facto' la alcaldía.

Juan Manuel Sánchez Gordillo y Sergio Gómez han sido contactados repetidamente para obtener sus puntos de vista en este artículo, pero no ha habido respuesta.

Foto: Juan Manuel Sánchez Gordillo, en un acto político en Cataluña. (EFE)

“El pueblo está partido en dos, es un polvorín que está por explotar”, resume un buen conocedor del municipio que pide el anonimato para no volver a entrar en una disputa con el sector duro de Marinaleda. “Los cuatro radicales van a morir matando”, asegura. “Antes Gordillo era un loco pero tenía a los ‘hooligans’ sujetos. Ahora están desatados, son los que se lo deben todo al régimen, los que llevan toda la vida trabajando en El Humoso. Ven que el sistema se les está tumbando y están muy nerviosos, es como la última hora del franquismo”.

Mari Cruz Sierra es una de las seis técnicas en ayuda a domicilio declaradas en rebeldía. No teme dar la cara. Ella y sus compañeras han fabricado pancartas y comparten fotos en redes sociales. “En 2012 ya hicimos un intento de huelga y protestamos por nuestras condiciones laborales a Gordillo. Exigíamos lo mismo de ahora: derecho a vacaciones y conciliación familiar. Él pegó un golpe en la mesa y nos dijo que por sus cojones no pagaba vacaciones. Entonces agachamos la cabeza por miedo a perder el trabajo. Pero ya no podemos más, nos hemos hecho mayores, queremos un futuro digno y vemos las cosas de otra manera”.

placeholder Juan Manuel Sánchez Gordillo en su despacho, en una imagen de archivo. (EFE)
Juan Manuel Sánchez Gordillo en su despacho, en una imagen de archivo. (EFE)

Las seis díscolas cometieron en julio un sacrilegio: afiliarse al sindicato CGT. Desde entonces, el ayuntamiento ha partido sus turnos, con lo que ahora trabajan entre ocho de la mañana y nueve de la noche, fines de semana incluidos, y les han pasado de 35 horas a 37,5. Del derecho a vacaciones y a generar antigüedad laboral ni hablar, aunque lleven 10 o 20 años ocupando el mismo puesto. Su sueldo: 1.000 euros al mes para 10 meses de trabajo, pagas incluidas.

"Claro que nos da miedo perder el trabajo, ya me han abierto dos expedientes, pero solo queremos que respeten nuestros derechos"

“Ahora nos llaman fascistas, ruines y mediocres en redes sociales y nos amenazan como hacen siempre, porque a la cara casi nunca te dicen nada. Claro que nos da miedo perder el trabajo, ya me han abierto dos expedientes por esto, pero solo queremos que respeten nuestros derechos. Esto de que cuando reclamas lo tuyo es como si atacaras al alcalde se tiene que acabar. No tenemos ninguna intención política”, subraya Sierra, madre soltera de una niña.

El pueblo, mientras, observa en silencio este inaudito levantamiento ciudadano contra el único régimen comunista de España. Nadie habla en público, pero todos toman nota y algunos dan ánimos en privado. “Tengo conocidos de muchos años de lucha que están conmigo, pero la gente aún tiene mucho susto, porque Gordillo maneja el trabajo y temen que les hagan a ellos, o a sus hijos, lo que me han hecho a mí”, afirma Pradas. “Me dicen ‘y si le quitan a los míos el poco trabajo de los cuatro días de las aceitunas o de lo que haya, ¿qué hacemos?, no tendríamos ni para comer. Te apoyamos, pero lo que has hecho de dar la cara no somos capaces’. Así ha gobernado Gordillo siempre, aprovechándose de las necesidades de la gente. A mi hija ya le han rayado el coche de punta a punta, pero no podemos vivir toda la vida asustados".

placeholder Juan Manuel Sánchez Gordillo, en un acto político años atrás. (EFE)
Juan Manuel Sánchez Gordillo, en un acto político años atrás. (EFE)

Vacío a la oposición

Avanza Marinaleda, el grupo opositor que casi tumba a Gordillo en las últimas elecciones, comparte estas novedosas luchas ciudadanas, aunque se siente atado de pies y manos. El ayuntamiento no responde a ninguna de sus comunicaciones y no convoca un pleno ordinario desde diciembre de 2019, cuando la ley fija un máximo de tres meses sin pleno para los municipios de hasta 5.000 habitantes.

“El ayuntamieno está desatendido, el alcalde no aparece durante meses y el teniende de alcalde gobierna sin rendir cuentas a nadie”, resume Cristina Martín, líder de Avanza. “Nos pareció intolerable que nos amenazaran con las tinieblas, y desde luego no ha sido fácil para nosotros hacer política con normalidad. En los plenos, siempre hay un grupo que viene solo para insultarnos, pero intentamos llevarlo con normalidad, cada uno como puede, centrados en denunciar todas las irregularidades y defender los derechos de todos los vecinos”.

"En los plenos, siempre hay un grupo que viene solo para insultarnos, pero intentamos llevarlo con normalidad", afirma la líder de la oposición

Martín ve “insostenible” que Marinaleda pueda completar la legislatura en este limbo administrativo. La principal consecuencia ha sido una oleada de robos en el último año, que agrava la inseguridad que denuncian muchos vecinos desde hace años. “Hay muchísimos robos en viviendas, en algunas han entrado varias veces, también robos en comercios y granjas, en los centros públicos se llevan los aires acondicionados del ambulatorio y del colegio [presuntamente para secar marihuana en viviendas particulares], hasta se han llevado las tapas de las alcantarillas en el confinamiento. Cuando denuncias esto, te dicen que pedir que venga la Guardia Civil a Marinaleda es de derechas, así que no tenemos ningún tipo de vigilancia en el pueblo”.

Marinaleda sigue siendo uno de los municipios más endeudados de Andalucía, con cerca de tres millones en préstamos, servicios y multas impagadas. En todo 2020, no se ha celebrado un solo pleno ordinario para tratar esta y otras cuestiones. Aunque la primera preocupación es el ambiente social. Una escalada de protestas ciudadanas como la que está ocurriendo en los últimos días podría avivar disputas más agrias en un pueblo partido en dos.

placeholder Un grupo de turistas se fotografía ante uno de los murales revolucionarios de Marinaleda. (EFE)
Un grupo de turistas se fotografía ante uno de los murales revolucionarios de Marinaleda. (EFE)

“A mí me da un poco de miedo que cualquier día le hagan algo a esta familia que se encerró en el ayuntamiento o a quien protesta por una injusticia. En este pueblo hasta los niños llaman facha a los que dan la cara, por eso aunque caiga Gordillo, esto tardará un par de generaciones en volver a ser un pueblo normal”, sentencia el exconcejal del PSOE.

¿Y quiénes son los agitadores? Según Avanza, se trata de los privilegiados por el régimen, que verían peligrar su modo de vida. Son la "guardia pretoriana del régimen”, les definió el grupo opositor en un comunicado público semanas atrás. “Los que mandan de verdad a pesar de que nadie los ha votado, los que manejan todo, los de las asociaciones oscuras, esas con las que llevan tanto tiempo sacando dinero sin que nadie sepa adónde va, ni lo que se hace con él. Los que le dicen al alcalde nuevo lo que tiene y no tiene que hacer. Pero a estos no les importa el pueblo ni sus gentes. Nunca les ha importado. Ellos solo quieren que todo siga igual, que no cambie nada, para poder mantener así los privilegios de los que disfrutan desde hace tanto”.

Margarita Pradas ha sido una de las duras de Juan Manuel Sánchez Gordillo durante 40 años. Tomó las tierras de El Humoso para devolverlas al pueblo, fue una fija en las asambleas en las que Gordillo pasaba lista y repartía lealtades en forma de trabajo. Jaleaba y gritaba en los actos de protesta política y en las manifestaciones, siempre al lado de su alcalde. Nunca pensó Margarita que un día su nombre entraría en el listado de traidores al pueblo de Marinaleda, y que ella, en protesta, encabezaría el primer desafío ciudadano que ha vivido este excéntrico y longevo régimen municipal, conocido por su larga marcha hacia la utopía comunista.

Juan Manuel Sánchez Gordillo
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