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El último servicio de los bomberos: pagar el entierro de su amigo Benjamín
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DURANTE MESES LE HAN BAJADO DE CASA EN BRAZOS

El último servicio de los bomberos: pagar el entierro de su amigo Benjamín

Habían recaudado miles de euros para mejorar su calidad de vida, pero un tumor cerebral acabó con ella antes de tiempo

Foto: Los bomberos de Marbella se turnaban para bajar en brazos a Benjamín desde su casa (EFE/Alf)
Los bomberos de Marbella se turnaban para bajar en brazos a Benjamín desde su casa (EFE/Alf)

Benjamín era un niño de solo 7 años que se había convertido en parte del día a día del cuerpo de bomberos de Marbella. Sufría un tumor cerebral y no podía salir de casa por sus propios medios, ya que en su vivienda no disponían de ascensor y él vivía en el cuarto piso. Sin embargo, los bomberos de esta ciudad malagueña decidieron ayudarle.

Todo comenzó el pasado mes de octubre, cuando sintió un pinchazo en la cabeza jugando al fútbol y un posterior mareo. La familia de Benjamín le llevó al médico y el resultado de las pruebas no pudo ser peor: sufría un tumor cerebral inoperable. El niño sufrió una parálisis, pero el tratamiento médico al que le sometieron dio sus frutos y en enero pudo volver a casa.

Los doctores le recomendaron volver al colegio, pero para poder hacerlo necesitaba ayuda. Ahí aparecieron los bomberos de Marbella, que incluso establecieron un protocolo de actuación: cada día acudían varios efectivos a las 10 de la mañana hasta su casa para ayudarle a bajar a la calle y regresaban a las 2 de la tarde, a la salida del colegio, para volver a subirle a casa.

Todos ayudaron a Benjamín

Gracias a la ayuda desinteresada de estos profesionales, Benjamín no se perdió ni un día de clases. José Pérez, el primer bombero que acudió a su casa, reconoce a Diario Sur que “nos cautivó con su sonrisa. Se hacía querer. Alguna vez tuvimos que salir corriendo porque había fuego, pero luego volvíamos para que no faltara a clase. Y él se reía”.

Los bomberos no fueron los únicos ángeles de la guarda del niño de 7 años. En la planta baja del edificio en el que vivía Benjamín hay un gimnasio y tanto sus trabajadores como algunos clientes se turnaban por las tardes para bajar al menor cuando tenía que ir al médico o bien si su madre quería sacarle en la silla de ruedas para dar un paseo.

Pero, además, muchas personas quisieron colaborar con él donando dinero para alquilar otro piso en una planta baja, pero los altos alquileres de Marbella lo hicieron imposible. Al menos consiguieron poner un aire acondicionado en su casa, donde hacía mucho calor que era peligroso para su tumor, e incluso un comerciante marbellí le regaló un colchón al enterarse de que era para Benjamín.

Los bomberos le bajaban en brazos cada mañana, mientras los trabajadores y clientes de un gimnasio lo hacían por la tarde

Este viernes, Benjamín fallecía por complicaciones de su enfermedad, un golpe muy duro para los bomberos: “Pensábamos que iba a salir adelante, tenía un logopeda, un fisioterapeuta. Le cogimos mucho cariño y ha sido muy duro perderle”. Su último gesto ha sido destinar el dinero que habían recaudado para mejorar sus condiciones de vida a pagar su entierro, unos 6.000 euros que han entregado a su madre. Ahora tendrán que superar el vacío que el niño ha dejado en sus corazones.

Benjamín era un niño de solo 7 años que se había convertido en parte del día a día del cuerpo de bomberos de Marbella. Sufría un tumor cerebral y no podía salir de casa por sus propios medios, ya que en su vivienda no disponían de ascensor y él vivía en el cuarto piso. Sin embargo, los bomberos de esta ciudad malagueña decidieron ayudarle.

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