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El PP andaluz marca distancias con Génova y 'mima' a Vox para salvar el Gobierno
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El PP andaluz marca distancias con Génova y 'mima' a Vox para salvar el Gobierno

El Gobierno andaluz de PP y Cs suma 47 diputados de 109 en el Parlamento y necesita de los 12 de Vox para sacar adelante sus principales proyectos

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado (d), junto al presidente de la Junta, Juanma Moreno. (EFE)
El presidente del PP, Pablo Casado (d), junto al presidente de la Junta, Juanma Moreno. (EFE)

"Vox es un partido de ultraderecha", Pablo Casado, presidente del PP. "Vox es un aliado, un partido serio con el que se puede hablar", Elías Bendodo, consejero de Presidencia del Gobierno andaluz y presidente del PP de Málaga.

Entre una declaración y otra, hay dos días de diferencia y dos realidades. La necesidad del PP de recuperar espacio electoral en el centro tras el descalabro de las generales a 27 días de las municipales y autonómicas de mayo. La necesidad del PP andaluz de preservar el Gobierno que logró con Cs gracias a Vox después de 37 años del PSOE en el poder. Ambos mensajes se tienen que hacer compatibles, y en eso están. En una cosa y la contraria, en un ejercicio de funambulismo político que no se sabe bien cómo va a salir.

Foto: El portavoz de Vox, Alejandro Hernández. (EFE)

El Gobierno andaluz de PP y Cs empezará la semana próxima una ronda de contactos para presentar a los grupos parlamentarios el borrador de Presupuestos para 2019. Las actuales cuentas están prorrogadas y el nuevo Gobierno prometió un nueva ley. "El Gobierno andaluz es imparable y está sustentado en tres patas", dijo el número dos del PP en el Ejecutivo, Elías Bendodo. Sobra decir que las tres patas son PP, Cs y, por supuesto, Vox, con quien no se cortó en gestos y buenas palabras. Todo lo demás, dijo, es fruto de "la excitación" de las campañas electorales. En ningún momento secundó las palabras de Casado.

Este es el hecho más relevante después de una jornada de avisos altisonantes desde Vox, que alertó de que no se sentará a negociar nada mientras que Pablo Casado no pida disculpas por haberlos llamado "ultraderecha". Tras las condiciones impuestas por Vox, la realidad es que el tono amenazante se diluyó, en apenas dos horas, cuando llegó la prueba del algodón y este grupo parlamentario anunció que sí votaría a favor del decreto-ley que impondrá una reforma fiscal —con supresión del impuesto de sucesiones y donaciones y rebajas en el IRPF— propuesta por el Gobierno de PP y Cs. Salió adelante durante el pleno del Parlamento andaluz.

Vox amenaza con romper el pacto de investidura en Andalucía

Tras conocerse el apoyo de Vox, le tocó al PP salir a hacerles carantoñas a sus socios. "Ni Génova ni Nueva York, lo primero es el Gobierno andaluz", dejaban muy clarito desde el Gobierno de Andalucía. Aspiran a "tener un pie siempre en el centro y el otro a derecha e izquierda", explicaron en un baile que cuesta trabajo imaginar.

El papel de 'amigo' de Vox lo asumió públicamente el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, que salió a suavizar, mucho, las consideraciones de Casado, que en el análisis de los resultados electorales viró para calificar a Vox de "ultraderecha". Consideraciones que volvió a repetir durante los actos de celebración del 2 de Mayo en la Comunidad de Madrid, donde equiparó a Vox con el partido de Le Pen en Francia.

Mientras, el PP andaluz salía del atolladero como podía. Previamente habían hablado con Génova, admiten fuentes del partido, aunque públicamente se dedicaron a marcar distancias con las declaraciones del presidente. Es paradójico que sea el PP andaluz, uno de los más centrados dentro del partido y cuyo líder, Juan Manuel Moreno, tiene la etiqueta de moderado, en la línea del barón gallego Alberto Núñez Feijoo. Pero la necesidad aprieta y la realidad es que el Gobierno andaluz de PP y Cs suma 47 diputados de 109 en el Parlamento y necesita de los 12 de Vox para sacar adelante sus principales proyectos. Se llama matemáticas para ostentar el poder. Lo otro, aseguran desde San Telmo, es ahora mismo secundario.

Foto: El presidente andaluz, Juanma Moreno (d), junto al vicepresidente, Juan Marín. (EFE)

"Andalucía no se puede permitir el lujo de caer en la inestabilidad", advirtió el consejero de la Presidencia. Sobre todo lo demás, la respuesta fue clara: "Pregunten eso en Madrid". Vox es "un partido legítimo" y con él tienen un acuerdo de investidura con 37 medidas que está "plenamente vigente" y se cumplirá "al cien por cien".

La secuencia de hechos en esta jornada de jueves fue elocuente. El miércoles comenzaron las advertencias desde Madrid, y un día después, a primera hora desde el Parlamento, Vox exigía a Casado disculpas públicas para acceder a sentarse a negociar el Presupuesto. Ese ultimátum se diluyó apenas dos horas más tarde cuando anunciaron que el decreto de rebajas de impuestos, clave en los 100 días de gobierno de PP y Cs, saldría adelante gracias a los votos de Vox. Las amenazas políticas quedaron en nada, pero aun así el PP salió a dejar claro que son sus socios preferentes.

La capacidad de Vox de derribar al Gobierno de Moreno Bonilla es, de momento, muy escasa. El presidente tiene un año antes de que pueda disolver el Parlamento y convocar elecciones. Así lo marca el Estatuto. La oposición no tiene números para promover una moción de censura. El Presupuesto prorrogado, si no hubiera acuerdo, podría extenderse todo 2019. Con este panorama Vox, de momento, es en Andalucía perro ladrador pero poco mordedor, que dice el refrán.

"Vox es un partido de ultraderecha", Pablo Casado, presidente del PP. "Vox es un aliado, un partido serio con el que se puede hablar", Elías Bendodo, consejero de Presidencia del Gobierno andaluz y presidente del PP de Málaga.

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