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Olvido, piqueta y lamento: el gran fracaso del Schindler de la Guerra Civil
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Olvido, piqueta y lamento: el gran fracaso del Schindler de la Guerra Civil

Porfirio Smerdou acogió a 580 personas del bando republicano y nacional en el Consulado de México en Málaga, uno de los episodios más heroicos de la contienda española

Foto: Félix Álvarez enseña su libro sobre Porfirio Smerdou y Villa Maya. (Agustín Rivera)
Félix Álvarez enseña su libro sobre Porfirio Smerdou y Villa Maya. (Agustín Rivera)

En la avenida República Argentina, 19 de Málaga ya solo quedan escombros y piedras que algunos recogen como si fueran restos del muro de Berlín. Villa Maya, en el selecto barrio del Limonar, no existe. Hace muy poco le quitaron hasta el nombre. El lunes entró la excavadora. Un trozo importante de la Historia de España quedó sepultado. Esta es la historia del gran fracaso de la memoria del "Schindler de la Guerra Civil", como tituló Diego Carcedo en su libro de 2003 (Ediciones B).

En Villa Maya construirán ahora un chalé moderno. En este lugar se refugiaron 580 personas amenazadas de ejecución, tanto del bando republicano como nacional en plena Guerra Civil. Porfirio Smerdou, que estaba casado con Concha Altolaguirre, hermana de Manuel Altolaguirre, insigne poeta de la Generación del 27, era el cónsul de México en la ciudad andaluza y se jugó la vida en pro de la concordia. Ni el Ayuntamiento de Málaga ni la Junta de Andalucía han movido un dedo para salvar la casa.

Foto: Una imagen histórico del hotel Caleta Palace (Archivo fotográfico UMA).

Félix Álvarez trabaja como alto funcionario de la Junta de Andalucía. A principios de semana estaba en Berlín y poco antes de regresar a Málaga un amigo le avisó de que la piqueta estaba entrando en Villa Maya. Álvarez acababa de presentar (el 14 de marzo) un escrito dirigido al Comisionado para la Concordia de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía para que Villa Maya fuera inscrita en el inventario de los lugares de la Memoria Histórica de Andalucía. Entre julio de 1936 y febrero de 1937, los pistoleros asesinaron en la ciudad andaluza entre 2.500 y 3.000 personas.

El 13 de junio de 2017 Álvarez ya había registrado un escrito dirigido a la Junta de Andalucía para que se procediera a la inscripción en este inventario. El Gobierno andaluz contestó 15 meses después a través de la jefa de servicio de la Memoria Democrática, Ana Gil Montaño. Apenas se expresó un compromiso de evaluación de la solicitud. Se prometió "un dictamen del que como parte interesada será informado".

"No estaba en ruinas"

En ningún momento la Junta emitió ese dictamen. La casa, de cuatro dormitorios y solo de planta baja, se deterioraba y sus actuales dueños pidieron permiso al menos en dos ocasiones a la Gerencia de Urbanismo del ayuntamiento para poder rehabilitarla, pero este organismo expresó su rechazo ya que no cumplía en cuestión de lindes con la finca ajena. Según explica a este diario el arquitecto de la propiedad, Aarón Pérez, el inmueble tenía problemas en el techo y en alguna estructura, pero "no estaba en ruinas".

placeholder Una imagen de la valla y el solar de Villa Maya. (Agustín Rivera)
Una imagen de la valla y el solar de Villa Maya. (Agustín Rivera)

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, admite en declaraciones a El Confidencial su parte de culpa. "No digo que no sea un gran fracaso de la sociedad civil y de las administraciones, puede que sí. Entre todos teníamos que haber tenido ese recurso". "La casa no tiene ningún elemento especial arquitectónico y las razones históricas o bien eran desconocidas, han pesado poco o no se han tenido en cuenta para su conservación".

El primer edil se pregunta por qué en ninguno de los PGOU (Plan General de Ordenación Urbana) de la ciudad (1983, 1997 y 2011) hubo ninguna alegación o propuesta para instar a que la Junta de Andalucía declarara Villa Maya BIC (Bien de Interés Cultural). De la Torre anuncia ahora, a través de su cuenta de Twitter, otorgarle la medalla de la ciudad a título póstumo. Solo recientemente hay una calle en su nombre, por ahora, intransitable al no estar todavía recepcionada la urbanización por el ayuntamiento.

Proponen que se vuelva a reconstruir la casa tal y como estaba. Hay fotografías aéreas, y un reciente reportaje emitido por Canal Sur TV

También plantea colocar una placa con material noble en el exterior de lo que ha sido Villa Maya y en parte de la parcela de lo que fue, de modo oficioso, un terreno protegido y a salvo de bombas, registros y asaltos, aunque los consultados carecían (y carecen) de la misma protección diplomática que una embajada.

Fuentes de Urbanismo consultadas por El Confidencial consideran que no se puede echar la culpa al PGOU de 1983. "La Ley de Memoria histórica es de 2007. Lo de proteger lugares de la memoria corresponde a sensibilidades recientes".

Álvarez propone que se vuelva a reconstruir la casa tal y como estaba. Hay fotografías aéreas, y un reciente reportaje emitido por Canal Sur TV —en el que parientes de Porfirio como Guillermo Jiménez Smerdou recorrían el inmueble— y pruebas documentales que ha aportado este funcionario en el libro que está a punto de publicar en Ediciones Valle del Genal: 'La lista de Smerdou. Los refugiados de Villa Maya. Málaga, 1936-1937'.

El arquitecto rechaza la posibilidad de reconstrucción del inmueble derribado previa compensación económica a sus propietarios o bien dándoles otro terreno donde construir su residencia. "Ellos quieren ese terreno", dice Pérez. Una vecina de la casa de al lado de República Argentina (Villa María Luisa) se acuerda que durante más de 40 años vivió allí Joaquina, una profesora que murió ya con avanzada edad.

Conservar el legado

"A mí me ha dado mucha pena que la derribaran. La he estado viendo toda la vida desde chica, pero la verdad es que la casa estaba fatal, era muy oscura, con las puertas muy altas y la cocina antigua. Y hacía ya años, tras la muerte de Joaquina, que no vivía nadie. Yo creo que con una placa será suficiente".

"No, señora, esto tiene que convertirse en un lugar de la memoria. Recibimos un legado y nuestro deber es conservarlo. No sé si ha habido ignorancia, soberbia o falta de sensibilidad de las administraciones", apunta Félix Álvarez. En ese momento llegaba a los restos de Villa Maya Rafael Salas, presidente de la Asociación de la Prensa de Málaga, autor del prólogo de la obra de este funcionario de la Junta, y firme defensor de la memoria. "Yo apoyo totalmente que se recupere la casa y no olvidemos lo que supone Villa Maya". Algunos sectores de la sociedad civil malagueña no descartan movilizaciones para presionar a las autoridades. Ya se ha abierto en change.org una petición para que la vivienda sea lugar de conciliación.

placeholder Imagen del solar donde se ubicaba Villa Maya. (Agustín Rivera)
Imagen del solar donde se ubicaba Villa Maya. (Agustín Rivera)

Tres tíos del arquitecto Salvador Moreno Peralta estuvieron protegidos en la casa: Juan, Andrés y Luis Peralta. Smerdou le dio asilo en el consulado después de que ejecutaran al abuelo de Moreno Peralta en las tapias del Arroyo del Cuarto. "Este derribo nos hace temer que la apuesta cultural de Málaga no sea más que un recurso de marketing urbano y turístico sobre unas bases sociales y, sobre todo políticas, muy endebles. Y que la memoria histórica es un arma de agitación política más que un sincero instrumento de reparación moral y cultural".

Félix Álvarez habla con pasión y conocimiento. Los refugiados de Villa Maya propusieron una colecta para poder comprar el inmueble tras la Guerra Civil y regalársela a Smerdou en agradecimiento por haberle salvado la vida, pero aquello se quedó solo en intenciones. El único reconocimiento público a su figura tuvo lugar en 1986 cuando recibió un homenaje en el Real Club Mediterráneo de Málaga.

"Es un personaje que en cualquier otro país tendría un reconocimiento no solo local, sino nacional", subraya y lamenta que si al final se construye el chalé previsto "dentro de 30 años ya nadie se va a acordar de este lugar. Acabamos de poner una placa en el antiguo hotel Caleta Palace en recuerdo de que Federico García Lorca pasó allí algunos veranos. Esto es mucho más importante: aquí se salvaron a muchas personas de una muerte segura".

placeholder Villa Maya de noche (archivo Salvador Moreno Peralta).
Villa Maya de noche (archivo Salvador Moreno Peralta).

El consulado poseía un “reglamento para el régimen interior de la colonia Villa Maya”. “Normas que deben observarse con el mayor cuidado”, precisaba. Constaban de seis artículos divididos en horarios. De 7 a 8 era la hora de levantarse debiendo estar "todo en perfecto orden” antes de las ocho y media. De 7 a 11 era el tiempo para ir al retrete y lavarse las manos solamente. De 11 a 14 horas: lavado de cara (no lavado general) con “la mayor economía de tiempo y agua dejando la puerta abierta”.

El artículo 4 incluía el horario, de 14 a 20.30 horas, de afeitado y aseo, “según orden establecido”. A la 13 horas, rezo del “santo rosario”. Antes de las 11 de noche, silencio absoluto. Estas dos palabras en subrayado. En la cocina y en el zaguán de la casa estaban totalmente prohibidas las reuniones. “Siempre que haya personas consideradas como extraña en la casa se guardará absoluto silencio, sin disculpa de ninguna clase”.

Foto: La nueva placa en homenaje a Norman Bethune colocada esta semana en el Paseo de los Canadienses de Málaga. (Agustín Rivera)

Desde las nueve de la mañana estaba prohibido fumar en el despacho. “En todo tiempo se pondrá especial cuidado de que las colillas sean depositadas en los ceniceros. Nadie se presentará en el comedor para las distintas comidas sin previo aviso del jefe del servicio”. Existía también dos turnos de vigilancia desde las ventanas del despacho (chivatos) con horario ininterrumpido de 9 de la mañana a 21 horas.

Los refugiados tenían hasta un himno, dibujaban y escribían sus historias "con un buen humor que no tenía otro objetivo que espantar el miedo", relata Moreno Peralta a este diario. En la casa no existía margen para la improvisación. En los planos se tenía muy claro el lugar donde dormía cada persona. El hacinamiento era más que evidente. Hubo días en los que hasta 50 personas se refugiaban en la casa.

placeholder Dibujo de Porfirio Smerdou que aparece en el libro de Félix Álvarez.
Dibujo de Porfirio Smerdou que aparece en el libro de Félix Álvarez.

Como ha comprobado Félix Álvarez en el centro documental de la memoria histórica de Salamanca, a Smerdou se le abrió un expediente acusándole de masón. No pasó de aprendiz y se le dio la oportunidad de defenderse. El tribunal de la masonería le condena a 12 años y medio de prisión, cuenta este autor en su obra de reciente aparición. El Consejo de Ministros finalmente le absolvió por haber contribuido "a salvar a gentes afines", pero en realidad el cónsul dio cobijo a estas casi 600 personas en Villa Maya a los que se les facilitó un pasaporte y la manera de embarcarse rumbo a Gibraltar, sin importarle la ideología de cada cual.

Fue el historiador Antonio Nadal quien inició los primeros trabajos para rescatar la figura de Smerdou. Nadal sostiene que el cónsul actuó "por instinto y sin consultar a sus superiores y bien que le costó; lo que es evidente y no admite duda es que de una manera efectiva Porfirio salvó la vida de centenares de malagueños sin discriminar su credo político. Y la Historia lo debe reconocer".

El libro de Álvarez da fe del intento de acuerdo para evitar un bombardeo y así ofrecer protección a los latinoamericanos que vivían de forma dispersa por toda Málaga. Queipo de Llano puso como condición que la FAI abandonara el centro de operaciones que tenía en una villa del Limonar. LA FAI (Federación Anarquista Ibérica) en el último momento rechazó la propuesta, aunque esta zona residencial de la burguesía estuvo protegida y apenas recibió bombardeos.

Foto: La ‘desbandá’ de febrero de 1937: éxodo en el Mediterráneo

Smerdou fue destituido como cónsul porque expidió varios pasaportes falsos a ciudadanos que no eran mexicanos. Uno de los que se benefició fue Bernabé Fiesta, jefe del laboratorio municipal. El entonces gobernador civil pidió al responsable de Villa Maya que le echara una mano a su amigo Bernabé. “A mi amigo lo quieren matar. Dale un pasaporte”. Cuando el funcionario logró llegar a Hamburgo, “de forma muy inocente”, relata Smerdou, “quiso devolver el pasaporte que le habían dado para salvarse la vida”. “Yo no soy mexicano”. La embajada de México en Alemania se lo comunicó al Gobierno mexicano y en Villa Maya se recibió un telegrama.

La colonia entró en pánico. Smerdou decidió conservar la bandera de México en la puerta, pero aquel lugar dejó de convertirse en un lugar seguro. El cónsul también asiló a seis miembros de Izquierda republicana, amigos suyos, y perseguidos en la represión franquista. Los escondió en el consulado argentino. Como México no tenía relaciones diplomáticas con el bando nacional, “la situación era insostenible”.

placeholder Diego Carcedo.
Diego Carcedo.

Ya sin el cargo de cónsul, y con el objetivo de salvar a esas personas, contactó con José Gálvez Ginachero, que había sido alcalde de Málaga y prestigioso ginecólogo. Aunque tenían secuestrada a su hija, esposa del aviador Carlos Haya, aceptó acoger a los seis. Los llevó a su clínica privada donde quedaron ingresados como “parturientas” durante 11 días “poniéndolos después a salvo”, relata Álvarez en el escrito presentado en junio de 2017 a la Junta andaluza para reclamar la Memoria democrática.

La figura de Diego Carcedo es clave en la salvaguardia de la memoria de Villa Maya. Le costó trabajo encontrar la casa cuando empezó a investigar la figura de Porfirio Smerdou.“Una ciudad moderna con propensión a crear museos que no conserva una casa de esta naturaleza… deberían haberla convertido en un recuerdo histórico para el futuro”.

El Escorial y Ferraz

“Sí, es un gran fracaso”, admite el periodista, ex corresponsal de TVE en Nueva York y Lisboa y enviado especial a la Guerra del Vietnam. “Yo me he convertido en resucitador de historias perdidas”, destaca. El propio Smerdou se puso en contacto, vía carta, con Carcedo tras la publicación de uno de los libros del periodista. “En esa época yo tenía mucho trabajo y olvidé contestarle de modo inmediato. Le llamé después, muy tarde, y me dijo que vivía en San Lorenzo del Escorial [anteriormente lo había hecho en un piso de la calle Ferraz de Madrid]. Mi casa estaba cerca (en Galapagar) y me fui a verle. Él murió poco antes de que se publicara el libro. Tenía casi 97 años. Yo le visitaba los sábados o los domingos”.

Carcedo: "Porfirio era un hombre muy ameno y nada vanidoso”. Vestido siempre con traje impecable y corbata, conservaba "una memoria fabulosa"

En sus encuentros con el ex cónsul encontró a un hombre “muy ameno y nada vanidoso”. Le preguntaba a Carcedo en inglés si Reagan era “tan tonto como parecía”. Siempre iba el ya señor de avanzada edad que era Smerdou vestido con traje impecable y corbata. “Tenía una memoria fabulosa. Y en San Lorenzo daba charlas un día a la semana de historia internacional. Hablaba muchos idiomas y, como curiosidad, fue uno de los primeros empresarios que logró negocios de importación con la Alemania del Este durante el franquismo”.

Smerdou huyó de Málaga con un salvoconducto hacia Francia y jamás dejó de pensar en Málaga, en aquellos meses que salvó la vida a tanta gente, entre ellos a parte de la familia Bolín o la madre de Rosa Conde, ex portavoz del Gobierno de Felipe González... "Esto es un desastre. Ya solo hace falta llorar", relata Félix Álvarez, quien observa todavía un margen a la esperanza: "Ojalá reciba el Ayuntamiento de Málaga este tema con cariño, hable con la propiedad y reconduzca la situación. Hay pocos sitios tan simbólicos como este". En Villa Maya es viernes por la tarde y el sol yace detrás del pino del jardín de la casa derribada.

En la avenida República Argentina, 19 de Málaga ya solo quedan escombros y piedras que algunos recogen como si fueran restos del muro de Berlín. Villa Maya, en el selecto barrio del Limonar, no existe. Hace muy poco le quitaron hasta el nombre. El lunes entró la excavadora. Un trozo importante de la Historia de España quedó sepultado. Esta es la historia del gran fracaso de la memoria del "Schindler de la Guerra Civil", como tituló Diego Carcedo en su libro de 2003 (Ediciones B).

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