"El rescate de Julen me ha hecho tener más confianza en la bondad humana"
Concede la primera entrevista desde que se inició el dispositivo en Totalán, donde ha sido la responsable, junto al coronel de la Comandancia de la Guardia Civil en esta provincia
María Gámez tenía planificado pasar un tranquilo fin de semana familiar en Granada. En la tarde noche del sábado 12, se produjo la primera muerte por violencia de género del año en la provincia de Málaga y tuvo que regresar. Estuvo el domingo por la mañana en el minuto de silencio en el ayuntamiento de la capital malagueña y cuando disfrutaba de una tarde de lectura tranquila en su casa (llevaba leída la mitad de ‘Ordesa’, el magnífico libro de Manuel Vilas), recibió un wasap de la Guardia Civil que ha marcado ya su vida.
“He intentado volver a retomar la lectura de ‘Ordesa’, que me tenía enganchada por la forma de escribir de él, pero es muy triste y necesito ahora mismo otras cosas”. Sí, porque durante dos semanas solo ha existido un nombre: Julen. Y un lugar: Totalán. Gámez (Sanlúcar de Barrameda, 1969) es la subdelegada del Gobierno en Málaga y atiende a El Confidencial en la primera entrevista que ha concedido a un medio de comunicación desde que empezó el rescate del niño. La Subdelegación y la Guardia Civil fueron responsables de la gestión del operativo.
Un niño ha caído a un pozo. Al principio no se trataba de uno más de los sucesos tan desagradables con los que tiene que convivir en su trabajo. La sorpresa vino cuando le enviaron la foto del agujero. “¿Por ahí, por ahí ha entrado?”, se preguntó. “No daba crédito, como todo el mundo. Me asusté porque la palabra pozo la relacionaba con agua y a partir de ahí empezó la locura...”.
A las 18:30 ya estaba en Totalán. Vio el pozo y no entendía cómo en un diámetro de entre 20 y 25 centímetros podría caber un niño de dos años. “Es normal que siga sorprendiendo. Sigue siendo muy extraño. Es verdad que en la foto parece más pequeño que en la realidad. Cuando lo ves, piensas que imposible no es, porque siempre piensas que puede entrar una pierna; pero caer, no”.
Crees que aquello será algo finito, que se va a resolver pronto... Mi mente no estaba preparada para una cosa tan compleja
Desde un primer momento, el ambiente fue de mucha tensión. Bomberos, Guardia Civil, cargos políticos y hasta empresas empezaron a llegar la noche del domingo. Gámez ya visionaba esa noche el seguimiento de la cámara que bajaba en el pozo para saber si estaba el niño. “Una no piensa que aquello se iba a alargar. Crees que aquello será algo finito, que se va a resolver pronto y no te planteas que va a durar varios días, pero ya el primer día apuntaba difícil. Mi mente no estaba preparada para que fuera una cosa tan compleja”.
—Alguien me dijo que esos días abrazaba como nunca a sus hijos por la mañana. A mí me ha pasado lo mismo. Te dabas cuenta de lo duro que era. Julen ha sensibilizado mucho, tengas hijos o no.
El diámetro tan pequeño y la profundidad tan larga del pozo provocaron frustración. Se probaron hasta tres sistemas de extracción de tierra y luego el de absorción no funcionaba. Esa primera noche, los equipos no tenían ni para beber. Tampoco había aseos. Hasta que llegaron dos termos, muy calientes, bien entrada la noche. Esos días, el reloj se puso a cero. Solo importaba Julen. Desapareció la agenda institucional. Tan solo la rompió una mañana para ir a la toma de posesión del nuevo comisario provincial y le sonaba el teléfono móvil, en modo vibrador, durante todo el acto. Y eran noticias importantes: llegaba la brigada minera de Asturias.
“En Totalán se pasaba mucho frío, pero al llegar a mi casa me entraba mal cuerpo. Sufrías por los que estaban a la intemperie y pasando duras condiciones”. El teléfono siempre estaba al lado de la mesita de noche. Menos una tarde, en la que los trabajos no avanzaban y poco podía hacer, fue todos los días, mañana, tarde y bien entrada la noche, al Cerro de la Corona. "Y cuando no había noticias, te daba cosa molestar a las tres de la mañana enviando un wasap para saber qué novedades habría. Cuando no me habían escrito es que no existían, pero te creaba ansiedad, eso sí. La gente estaba sin descansar y nos dimos cuenta de que todo se alargaba. Dejábamos dormir porque no sabíamos el día que nos esperaba mañana".
Lo que importaba en el rescate era cómo se sacaba al niño de allí, "no las condiciones del pozo, si estaba cerrado o no. La investigación ha pasado a un segundo plano hasta el final. Nos servía, eso sí, para saber qué había debajo del tapón de tierra y cómo se llegaba a la zona, pero no porque se buscaran responsabilidades. Mentalmente, no te daba tiempo a distraerte".
El conductor y el vehículo oficial no estaban lejos de su casa por si en mitad de la madrugada surgía cualquier novedad importante del rescate y necesitaba trasladarse de urgencia a Totalán. Siempre se coordinaba con el coronel de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga. Y ambos fueron los que personalmente ofrecían cualquier novedad a José y Vicky, los padres de Julen, dos veces al día y antes de que se hiciera público. Ellos querían total transparencia. La lista de distribución del WhatsApp de la jefa de prensa de la Subdelegación ha alcanzado más de 200 contactos de periodistas, incluidos medios británicos, alemanes, italianos y portugueses.
El liderazgo de Ángel García Vidal
La historia de Julen, todo lo que ha supuesto el rescate, cuenta con un nombre propio de excepción: se llama Ángel. Ángel García Vidal. El delegado en Málaga del Colegio Oficial de Ingenieros de Caminos era el jefe técnico y el encargado de explicar el método que habían decidido usar para recuperar al pequeño.
“Ángel ha sido esencial porque tiene liderazgo personal, ya no solo profesional, y muy contagioso. Él ha sido fundamental, pero si no hubiera estado él, también hubiera aparecido otro 'ángel'. Quiero destacar también a Antonio Nieto, director de las obras, también con un liderazgo tremendo”.
El tiempo era un factor clave y lo que empezó siendo un rescate a cargo de los bomberos se transformó en una obra de ingeniería civil. Siempre se trabajó con la hipótesis de que Julen estuviera vivo, en una “hibridación tremenda entre técnica y emoción”. “Todos, hasta el ultimo momento, aunque en nuestro fuero interno podíamos tener dudas, nos convencimos de que podía haber vida. Hasta para el modelo de perforadora se eligió una que salvaguardara la vida del niño y no le hiciera ningún tipo de daño”.
Endiablada orografía
García Vidal comparecía ante los medios. Preguntado por los periodistas, daba plazos y fechas, pero siempre se indicaba que todos esos hitos se podían dar “en el mejor de los casos”, pero en el Cerro de la Corona todo iba mal. La orografía era endiablada. La extrema dureza dificultó todo el proceso. Había máquinas que no podían llegar al lugar. También en este rescate ha habido varias circunstancias técnicas inéditas y positivas: jamás se había utilizado una perforadora a tantos metros de profundidad.
Y Ángel se explicaba muy bien técnicamente y comunicaba con fluidez y didactismo, pero se temía que acabara agotándose. “La cabeza la tenía que dedicar a pensar. Era importante cuidar su fortaleza física”. La atención mediática era constante. También la angustia de que pasaban las horas y los días y todavía no se podía rescatar a Julen.
A pesar de tantas dificultades, “nos lo creímos”. “Hacía falta optimismo porque la ansiedad personal y social no aguanta tanto tiempo”
Los elementos. “La montaña manda”, como relató Jorge Martín, portavoz de la Guardia Civil, en la última comparecencia pública en Totalán el viernes por la tarde. A pesar de tantas dificultades, “nos lo creímos”. “Hacía falta optimismo porque la ansiedad personal y social no aguanta tanto tiempo”.
Ni José ni Vicky querían separarse de la zona del pozo, del nivel de la obra, pero se les recomendó que tenían que descansar. Una vecina del pueblo les cedió su casa. “Los padres han sufrido distintos ciclos emocionales”. La presencia de Juan José Cortés les aliviaba. “Les agradaba su compañía. Ellos recibían en la casa a quienes querían y nos preguntaron si Cortés podía subir. No había ningún problema”.
¿Y por qué no aparecieron los ministros del Interior y Defensa o incluso el presidente del Gobierno? Tanto Interior como Defensa, explica, “daban su apoyo y ánimo”, además se implicaron al ceder helicópteros por si hicieran falta más explosivos para los Tedax o trasladando en un avión militar a los mineros. “El rescate no era para tener ningún protagonismo político. Ni siquiera se planteó, ni lo sugerimos ni fue sugerido. Incluso las visitas del delegado del Gobierno en Andalucía han sido para dar ánimos, pero no para asumir nada más”.
Ahora, para María Gámez, funcionaria del Grupo A de la Junta de Andalucía, resulta muy complicado “resetear”. “Esto te marca, pero hay que volver a la realidad”. “Hay que traspasar un muro emocional para regresar a la normalidad. Hay que aterrizar de nuevo. Es la experiencia más dolorosa que he pasado nunca, pero aquí había una implicación personal y a lo mejor no es lo acertado. Nadie se cuestionó si era bueno implicarse tanto”. En su cargo, admite, tiene cerca el mal, los delitos, “que están ahí de modo permanente con una contaminación de hechos negativos”. “Yo antes sabía que el mundo era una mezcla de personas buenas y malas. Ahora tengo más confianza en la bondad del ser humano, que no es que la tuviera perdida, pero la tenía sesgada”.
Mercedes Sosa y Nina Simone
La subdelegada del Gobierno, que fue dos veces candidata a la alcaldía de Málaga por el PSOE y ejerció de delegada de la Administración autonómica andaluza en Málaga, conoce ahora mejor el trabajo de la Guardia Civil. “He visto su implicación. Casi he convivido con ellos. Tenía ya buena opinión, pero ahora me siento todavía más orgullosa de su trabajo”.
Asegura que necesita una desconexión. En el coche oficial ya ha sonado la música de Mercedes Sosa ('Duerme negrito' es su predilecta) y sobre todo la de Nina Simone, su cantante favorita: 'My baby just cares for me' sobre todas las cosas. “He recurrido a esas voces, sí”. Ya solo le falta volver a la lectura de ‘Ordesa’. “Lo haré, seguro”. Como aquel paraje del Pirineo de Huesca que atrapó al niño Vilas, a Gámez y tantos otros, ya llevan en el corazón de su memoria estos 13 días de enero en la sierra de Totalán.
María Gámez tenía planificado pasar un tranquilo fin de semana familiar en Granada. En la tarde noche del sábado 12, se produjo la primera muerte por violencia de género del año en la provincia de Málaga y tuvo que regresar. Estuvo el domingo por la mañana en el minuto de silencio en el ayuntamiento de la capital malagueña y cuando disfrutaba de una tarde de lectura tranquila en su casa (llevaba leída la mitad de ‘Ordesa’, el magnífico libro de Manuel Vilas), recibió un wasap de la Guardia Civil que ha marcado ya su vida.
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