Tedax de la Guardia Civil: “El trabajo con Julen nos ayudará en próximos rescates”
"No podíamos ir alegremente ni poner cualquier cantidad de explosivos. Ha habido que hacer cálculos y había que ser muy fino", dicen los agentes del Instituto Armado
Tienen claro que la experiencia en el caso Julen la podrán aprovechar en los próximos rescates. Lo expresan de modo diáfano el equipo de servicio de desactivación de explosivos de la Guardia Civil y los agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil.
Como la dificultad que se encontraron en la sierra de Totalán fue inédita, aseguran que si se da un rescate de estas características tan extremas, intentarán "hacerlo mejor; se puede mejorar”, subraya Óscar Leal, de los Tedax del Instituto Armado. “Esto habrá sido una especie de laboratorio para ver cómo se funcionaba. Había gente que pensaba que iba a funcionar mejor y otros peor. Seguro que se sacan conclusiones”. Lo admite Francisco Maturana, que fue el guardia civil que rescató el cuerpo sin vida de Julen en la madrugada del pasado sábado.
A estos dos equipos, como a las 300 personas que participaron en el dispositivo de rescate, les hubiera gustado que el proceso para recuperar a Julen del pozo hubiera durado el mínimo tiempo posible. No pudo ser. Ahora explican, empezando por los Tedax, cómo fue su trabajo. “En las microvoladuras había que tener muy en cuenta la cantidad de cargas. Era una situación delicada. No podíamos ir alegremente ni poner cualquier cantidad de explosivos. Ha habido que hacer cálculos y había que ser muy fino”, relata el guardia civil Óscar Leal.
Avances
El espacio era muy pequeño y había que controlar los avances, a medida que se iban aproximando al lugar del pozo donde estaba el niño (cota -71). Los mineros controlaban los metros recorridos y cuando ya no se podía más porque el martillo neumático no picaba, entonces se optaba por la microvoladura.
Este método ya se había empleado en rescates anteriores e incluso salvó la vida de personas, pero en el caso del pequeño Julen es cuando ha habido más trascendencia. Este grupo especializado de la Guardia Civil, formado aparte de Leal por el capitán Emilio Caba y el sargento primero Carlos Rodríguez, se encontraba ya en Totalán desde el sábado 19, una semana antes del rescate. “Teníamos la tensión de todo el operativo y de hacerlo lo mejor posible. Estábamos seguros de que el trabajo iba a funcionar, aunque nos hubiera gustado hacerlo más rápido”, asegura.
Con los explosivos intentaban una fisura en la piedra, como cuando un cristal se rompe, que pudiera permitir a los mineros seguir trabajando
Con los explosivos intentaban una fisura en la piedra, como cuando un cristal se rompe, que pudiera permitir a los mineros seguir trabajando con un martillo neumático. Llegaron a desplazarse también a Sevilla en busca de más artificios, de los sistemas para secuenciar el explosivo por si aquellos con los que contaban en Totalán se quedaban cortos. No había margen para el fallo.
Al principio no pensaban actuar. Tenían la esperanza de que para la brigada minera, enviada desde Asturias, fuera más fácil perforar la piedra. La última voladura estaba más cerca del pozo donde estaba Julen, a menos de 70 centímetros. Allí se encontraba, sin vida, el cuerpo de hijo de José y Vicky.
Nico Rando, Alberto Ortiz y Francisco Maturana son los agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil. Para Rando, el único fin era llegar a Julen lo antes posible y encontrarle vivo. Habla Ortiz: “El rescate ha exigido un plus de fuerza. Había cansancio, estrés y ganas de llegar. Ver el apoyo de la gente, de los familiares, amigos y redes sociales, ha sido muy importante porque nos ha dado ese puntito que nos hacía falta y nos ha mantenido con esperanza y ganas”.
Maturana es quien se llevó la experiencia más intensa. “No sé si ha sido positivo o negativo. Tengo la satisfacción de que el pequeño está con sus padres. Lo hemos dado todo, al 1.000 por 1.000, se ha hecho todo lo más rápido que se ha podido, pero el desenlace no era el que queríamos”, admite.
Tienen claro que la experiencia en el caso Julen la podrán aprovechar en los próximos rescates. Lo expresan de modo diáfano el equipo de servicio de desactivación de explosivos de la Guardia Civil y los agentes del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil.
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