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Habla el pocero del agujero donde cayó Julen: “No entiendo qué ha podido pasar”
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nueve días ya desde que desapareció el menor

Habla el pocero del agujero donde cayó Julen: “No entiendo qué ha podido pasar”

Antonio Sánchez, 'Periquete' (su apodo en Almáchar), está recluido en su casa. El Confidencial le localiza y nos dice que la Guardia Civil le recomienda que guarde silencio

Foto: Imagen del rescate de Julen en Totalán. (Reuters)
Imagen del rescate de Julen en Totalán. (Reuters)

—¿Dónde está el pocero? —pregunta de nuevo buscando al pocero.

Al pocero le llaman Periquete.

Es su apodo en Almáchar, un pueblo de la comarca de la Axarquía, a unos 40 minutos en coche de Totalán. Antonio Sánchez (‘Periquete’) está recluido en su domicilio. No quiere salir. Delante de su hogar, decorado en el exterior con los almendros en flor y en el paraíso de las pasas, hay aparcados al menos cinco vehículos. Le arropan amigos y familiares. Periquete, de 60 años, es el responsable de la empresa Triben Perforaciones, del vecino municipio de Benamocarra, la que construyó el pozo donde cayó Julen hace ya nueve días.

Foto: Foto: Reuters.

Se oyen voces en el interior de la casa. Entonces aparece Sánchez. No quiere hablar. Lo expresa más su cuerpo que su rostro. “Luego los medios no ponéis bien lo que yo digo”. “No, no estoy tranquilo. La Guardia Civil me ha dicho que guarde silencio”. El viernes fue a la peluquería a su pueblo y todo el mundo le quería preguntar. Ahí está el pocero. Sánchez estuvo el lunes y el martes cuando empezó el rescate en la zona del Cerro de la Corona. Ya no quiere más periodistas. “Por favor, no digas dónde vivo”, pide a El Confidencial.

"Yo no lo hice así"

¿Y qué pasó con el pozo? ¿Por qué no se selló? “Yo lo dejé todo bien. No entiendo lo que ha pasado”, dice Sánchez a El Confidencial. “Llevo haciendo pozos desde que tenía 20 años”. Un perro pequeño, algo saltarín, ha dejado de ladrar. Otro, menos amistoso, está atado a una cadena. “Dejé allí 6.000 kilos de tierra que han tirado por el lateral. Está todo al revés. Yo no lo hice así”.

placeholder Operación de rescate de Julen. (EFE)
Operación de rescate de Julen. (EFE)

Periquete se pregunta: “¿Por qué la tele no dice el diámetro?”. “Son 20 centímetros de diámetro”. “No, son 21 y medio”, precisa. “Yo digo una cosa y ponen otra”. “Estoy preocupado, claro que sí. Si yo no hubiera hecho nada, sería mejor… Pero bueno. Me ha tocado a mí”. Asegura que en todos los pozos que ha hecho nunca ha ocurrido nada, nadie se ha caído. "El de Totalán yo lo tapé y la tierra la han puesto a seis metros. Me han dicho que no hable con nadie".

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Ya ha declarado ante los agentes del Instituto Armado. Admite que le han hecho responsable, que él podría recibir una sanción administrativa tras ejecutar un pozo que no tenía los permisos de la Junta de Andalucía. Argumenta que el dueño de los terrenos le engañó y que el permiso que tenía era de otro pozo. El Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga ya investiga el caso.

Explica que no solo quitaron la piedra que él metió, sino que habían hecho una zanja. También que alguien entró con una retroexcavadora

Antonio trabaja con otro empleado. “Soy empresario, pero también trabajador”, precisa. “Perdonadme, pero es que ya lo he explicado una pila de veces y no comprendéis las cosas”. Explica que no solo quitaron la piedra que él metió, sino que habían hecho una zanja. También que alguien entró con una retroexcavadora y que el terreno se rebajó en 40 centímetros. “Es que todo está modificado”, insiste. Y confiesa: "No sé qué ha podido pasar".

Confía Periquete en que la Guardia Civil tomara fotografías de cómo estaba la zona. Ha ido dos veces a declarar ante los agentes. “Si el agujero no hubiera estado tapado, al quitar la tierra se cae entero. La zanja la han hecho para algo. Un niño de dos años no quita una piedra tan gorda”. ¿Dónde estará Julen? Se supone que está en el tapón, a 70 metros bajo la superficie. “No lo sabemos”, aclara.

Foto: Imagen de la perforadora que ayer empezó su trabajo en las labores de rescate de Julen (EFE).

José Jesús tiene 61 años, trabaja en el campo y conoce de toda la vida al pocero. “Es de aquí, pero tampoco está mucho por el pueblo. Es buena gente”. Los padres de Periquete vivían en Benamocarra, donde él tiene su empresa, junto al ayuntamiento. “La culpa no es de Antonio”, dice un amigo antiguo. “La culpa es del dueño de la finca”, precisa. “Se están llevando muchos días para rescatar al niño”.

— Ahí, ahí, para, para. En esa puerta, al fondo está la casa. Pero yo me bajo aquí.

El ruido del coche avanza por la cuesta. Los perros de Periquete saludan.

—¿Dónde está el pocero? —pregunta de nuevo buscando al pocero.

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