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El PP de Casado amenaza el viaje al centro de Arenas y exhibe el cisma interno
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PISTOLETAZO DE SALIDA DE LA PRECAMPAÑA

El PP de Casado amenaza el viaje al centro de Arenas y exhibe el cisma interno

El episodio protagonizado por Tejerina podría pasar como uno más si no fuera porque el PP, según las encuestas, está en horas muy difíciles. Aunque nada de esto es nuevo

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i), junto al presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno (d). (EFE)
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado (i), junto al presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno (d). (EFE)

El PP andaluz tuvo su primer traspié en una campaña que consideraba que le estaba saliendo bien y la culpa no la tuvo Juanma Moreno, que trató lo antes posible de desmarcarse de la polémica. Primero fue la exministra Isabel García Tejerina. "En Andalucía, lo que sabe un niño de 10 años es lo que sabe uno de ocho en Castilla y León". Después, el secretario general del PP, Teodoro García Egea: "Los andaluces no tienen culpa de que su Gobierno se gaste más dinero en prostitución que en educación".

Tejerina matiza sus palabras

Entre una declaración y otra, el candidato del PP puso un mensaje en sus redes sociales: "No compartimos las palabras de Isabel García Tejerina. Los niños y profesores andaluces son de diez, solo les falta un Gobierno a su altura". Y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, criticó el "desprecio" y se fue a un colegio para entrar en directo en La Sexta y agitar el fantasma de la derecha en la comunidad andaluza: "Lo de enfrentar territorios y despreciar a Andalucía ha sido una práctica habitual de la derecha".

Nada es nuevo. El PP andaluz sabe bien lo que pasa. Lleva repitiéndose muchas campañas electorales. El PSOE se sube al carro y saca rédito fácil de las declaraciones que dirigentes populares lanzan desde otros puntos de España colaborando a un retrato tercermundista de la comunidad, con generalizaciones que los socialistas tachan de insultos y que el PP insiste a que se deben a la gestión socialista. Ya Arenas pedía extremar las cautelas y evitar mensajes que pudieran ser utilizados como ataques a Andalucía.

Foto: isabel García Tejerina, durante el Foro Mundial del Agua (EFE)

“El problema es que lo ha dicho Tejerina, eso lo dice un andaluz y no pasa nada. Los periódicos andaluces titularon eso hace dos años. El problema es meter a los niños en campaña, eso es de lo que discrepa Juanma”, asegura alguien muy próximo al líder del PP andaluz. “No hay división ninguna con Génova”, insiste. Moreno habló con la exministra poco después de la polémica y Tejerina ofreció su rectificación. “Lo grave es que haya muerto una mujer desangrada en Aracena porque no había ambulancia”, zanjaron los populares para terminar el encontronazo.

Los mismos mensajes han aparecido en boca del nacionalismo catalán (Duran i Lleida, sobre el PER: "Pasan toda la jornada en el bar del pueblo"; Joan Puigcercós (ERC): "En Andalucía, no paga impuestos ni Dios") y de dirigentes del PP (Ana Mato: "Los niños andaluces son prácticamente analfabetos". Esperanza Aguirre: "El Gobierno se ha ido a Sevilla a dar pitas, pitas, pitas". Montserrat Nebrera, sobre la exministra Magdalena Álvarez: "Tienen un acento que parece un chiste").

Horas bajas en Andalucía

El episodio podría pasar como uno más si no fuera porque el PP, según las encuestas, está en horas difíciles tras el 'pinchazo' electoral en Cataluña. Pablo Casado se enfrenta a su primera prueba electoral, con un candidato al que apoya pero que puso Soraya Sáenz de Santamaría. El nuevo presidente popular se ha hecho su propia caravana y tendrá una presencia intensa en Andalucía, pero marcando su propio espacio. Ya lo hizo Arenas, arropado por José María Aznar, cuando desembarcó en Andalucía con agenda propia aun sin ser todavía el líder.

placeholder El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno Bonilla. (EFE)
El presidente del PP andaluz, Juanma Moreno Bonilla. (EFE)

La elaboración de las listas electorales, donde Génova exige que los fieles de Casado y María Dolores de Cospedal tengan sitios de salida, tensa al PP. Puede leerse como integración, más difícil bajo la presión electoral, pero también como una estrategia de la dirección nacional para que los 'casadistas' den el salto a la primera línea si los malos pronósticos se cumplen para Moreno Bonilla. Muchos creen que Casado prepara "el día después". Por todo esto, el encontronazo con Tejerina se leyó como mucho más que una anécdota en determinados sectores del partido, preocupados por que el cisma interno se agrave o se exhiba aún cuando avance la campaña.

El viaje al centro

Javier Arenas, quien fuera líder eterno del PP andaluz, lo supo desde que en 1994 se convirtió en el cartel electoral. Venía a tomar el relevo de Gabino Puche, aún senador, que en 1990 sacó el peor resultado de la historia, 26 diputados, que ahora los sondeos dicen que podrían repetirse para el PP. Aquel 'Andaluz vota popular' de 1990, Arenas lo convirtió en 1994 en un lema que iba a definir la estrategia del partido durante años: 'Centrados en Andalucía'. Se convertiría en 'Andalucía con la nueva mayoría' en 1996 o en 'La revolución que Andalucía necesita', con Teófila Martínez, en 2000.

Arenas supo ver que el PP tenía que viajar al centro político en una comunidad ideológicamente a la izquierda y se preocupó de llenar los actos de banderas de Andalucía. Los periodistas que hicieron aquella caravana de 1994 con el PP recuerdan cómo una avanzadilla del partido iba primero retirando banderas preconstitucionales y repartiendo andaluzas y cómo se rehuía la visita a los alcaldes más a la derecha. Arenas moderó el discurso, reconoció el salto de Andalucía en los últimos años y ordenó eliminar la teoría del 'voto cautivo' y el PER.

placeholder Javier Arenas, junto a Alberto Núñez Feijóo, en 2009. (EFE)
Javier Arenas, junto a Alberto Núñez Feijóo, en 2009. (EFE)

Comprendió que en muchos pueblos de Andalucía, el PP se equiparaba a los caciques y terratenientes de épocas pasadas, peleó por la implantación rural del partido, esa que ahora puede salvarlo de un sorpaso frente a Ciudadanos, y repetía aquello de que "el PSOE es el adversario y el enemigo es ETA". Peleó por acabar con esa imagen de señorito que arrojó una foto en la que un limpiabotas le lustraba los zapatos y repetía sin parar que él era de pueblo, de Olvera (Cádiz). Logró convencer a los suyos de que la receta del PP en Andalucía era la moderación.

La imagen del acto de Pablo Casado el pasado fin de semana en Málaga, rodeado de banderas españolas, y los mensajes que lanzan los dirigentes del partido desde Madrid preocupan en las filas del PP andaluz. El viaje al centro que hizo Arenas y que Juanma Moreno, un candidato moderado y con mensajes muy poco radicales, había continuado en los últimos años puede distorsionarse. "A Moreno no le pega ese tono que ahora estamos escuchando", admite un diputado en el puente de mando. "Él ha logrado que el PP deje de dar miedo", dice alguien de su equipo.

Foto: El presidente del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

Arenas logró también diluir la imagen de un PP, entonces Alianza Popular, que se puso de espaldas al Estatuto andaluz y no lo apoyó en los inicios de la autonomía. Contra viento y marea cambió ese voto por el sí en la última reforma del Estatuto, 2007. Antológicos fueron los insultos que recibía desde las ondas cada mañana de Federico Jiménez Losantos o las advertencias de Eduardo Zaplana asegurando que el PP jamás apoyaría esa reforma. Él acuñó lo del "andalucismo constitucional" y la "Andalucía de primera". Fue también el responsable de las rumbas y el flamenquito como bandas sonoras de sus campañas. Entonces, Arenas mandaba sin críticos en el partido.

En 2012, el PP logró ganar las elecciones, aunque sin mayoría absoluta para gobernar. Entonces lo hizo con la corrupción como principal argumento. Ahora, Moreno quiere repetir ese modelo, sumado a los 36 años de PSOE sin alternancia. Pero la sensación, incluso dentro del partido, es de que los populares andaluces están “en las peores condiciones que se recuerdan en mucho tiempo”. Casado reunirá a todos los diputados y senadores en Sevilla el 26 y 27 de octubre. Después, hará lo mismo con los alcaldes del PP. La fórmula, repiten en Génova, es la que llevó a cabo Rajoy con Feijóo en Galicia.

El PP andaluz tuvo su primer traspié en una campaña que consideraba que le estaba saliendo bien y la culpa no la tuvo Juanma Moreno, que trató lo antes posible de desmarcarse de la polémica. Primero fue la exministra Isabel García Tejerina. "En Andalucía, lo que sabe un niño de 10 años es lo que sabe uno de ocho en Castilla y León". Después, el secretario general del PP, Teodoro García Egea: "Los andaluces no tienen culpa de que su Gobierno se gaste más dinero en prostitución que en educación".

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