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"siempre me he sentido 'una' más"

Los partos también son cosa de hombres

Daniel Lupión fue uno de los tres primeros matronas masculinos que ejerció en España tras 40 años de Franquismo. Él y otros compañeros enfermeros hablan sobre su grata experiencia

Foto: Las matronas José María Mora y Jesús Nieto, asisten a una mujer a punto de dar a luz, el pasado jueves, en el Hospital Materno Infantil de Málaga. (EC)
Las matronas José María Mora y Jesús Nieto, asisten a una mujer a punto de dar a luz, el pasado jueves, en el Hospital Materno Infantil de Málaga. (EC)

Daniel Lupión conserva en uno de los dos corchos de su despacho de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA varias fotos de sus nietas. A las dos ha ayudado a nacer. También a miles de bebés más. Daniel es un hombre/vida y una frase, situada en otra parte de su luminoso habitáculo universitario, resume su permanente vocación: "Su vibrante personalidad y exigencia profesional hicieron de ella la mejor embajadora de la enfermería de nuestro tiempo: Virginia Henderson".

Este profesor titular de Enfermería disfruta con la docencia (exhibe orlas de tamaño reducido de varias promociones de alumnos), pero lo que más le entusiasma es practicar la profesión. Lupión, de Motril (Granada), tiene 58 años. Fue uno de los tres primeros hombres matrona que ejerció en España tras 40 años de Franquismo. Encontró su auténtica 'llamada' con 14 años, cuando en su localidad natal una mujer rompió aguas en la misma Escuela de Artes y Oficios donde estudiaba. "La acompañé para que alguien la socorriera. El gusanillo estaba ya ahí", relata a El Confidencial.

Renunció a Medicina

1977. Aquel año se matriculó en la Facultad de Medicina de Granada. Al mismo tiempo, también se examinó en las pruebas de acceso de ATS (Ayudante Técnico Sanitario) en la Universidad de Málaga. Las aprobó y anuló su aventura en Medicina. Ya tenía un hermano enfermero. Cuando llegó a tercero no tuvo ninguna duda en que se dedicaría a la obstetricia.

placeholder Daniel Lupión, este viernes, en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA. (Agustín Rivera)
Daniel Lupión, este viernes, en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA. (Agustín Rivera)

En 1980 se abría la ventana para que un hombre fuera matrona. Hasta ese momento se trataba, a excepción de los años de la II República (cuando siete hombres ejercieron en toda España), de un terreno vedado para los enfermeros. En el examen a matrona en Málaga aprobó otro sanitario de su promoción, pero lo dejó a pesar de que su madre era matrona en activo. Entre 1987 y 1993 en España no se estudiaron especialidades al desaparecer los ATS. El Gobierno fue multado por la UE por no tener acceso a la profesión.

"Yo siempre me he sentido 'una' más. Las reticencias iniciales de los ginecólogos desaparecieron al poco tiempo"

El machismo no venía de las matronas, sino de los ginecólogos, que veían a los hombres matrona como una competencia peligrosa para ellos. "Pensaban que se les podía usurpar algo de protagonismo. Eso fue al principio, pero se acabó en un año. Eso pasaba porque era algo novedoso. Yo siempre me he sentido 'una' más [y lo dice en femenino]. Las reticencias iniciales de los ginecólogos desaparecieron al poco tiempo".

Otra vez aparece 1977 en el diálogo con Lupión. El enfermero Miguel Ángel González Rubio quiere ser matrona y le deniegan esa posibilidad. Ganó la resolución judicial y en 1980 se le permitió acceder a la profesión. En esa época todavía faltaban al menos una década para que los padres entraran en los paritorios, separados en esos años por mamparas y biombos en la sanidad pública. Y tampoco hasta los noventa los padres se podían quedar a pasar la noche en el hospital junto a sus bebés ingresados por alguna complicación en el parto. Solo veían a su recién nacido en la hora de las visitas.

15 años de profesión

El hombre matrona ejerció 15 años de modo ininterrumpido su profesión. Primero en el Hospital Carlos Haya, centro de referencia de Andalucía, y ahora denominado Hospital Regional de Málaga; y, ya a partir de 1981, en el Hospital Materno Infantil. Lo dejó al volcarse en su faceta de profesor titular de la antigua Escuela de Enfermería (actual Facultad de Ciencias de la Salud), pero en algunas ocasiones, de modo puntual, pide un permiso y le dejan estar en algunos partos, aparte del de sus nietas.

"Hoy en día la mujer puede realizar un plan de parto. Antes el ginecólogo le decía lo que tenía que hacer y la embarazada actuaba pasivamente. Hasta podría decidir en qué postura quiere alumbrar su bebé. Y enseña en su despacho una silla de parto en tamaño miniatura. En enfermería se sale tan bien formado (son cuatro años de enfermería más dos años de especialidad) y hay tanta experiencia práctica que cuando terminan pueden ir a cualquier entorno sanitario porque todo lo ha tenido que vivir ya, tanto la parte patológica como normativa", resalta el enfermo.

Asistió a su mujer en el nacimiento de su hijo. "No la llevé a parto hasta que no estaba a punto"

Una de sus primeras experiencias, ya como profesional, fue asistir a su propia mujer en el nacimiento de su hijo en 1982. "No la llevé a parto hasta que no estaba a punto. En casa medía muy bien con el oído la frecuencia cardiaca y la dinámica uterina. De hecho, en dos horas y media ya había nacido el bebé".

Enamorado de la fotografía, Lupión llevaba una cámara réflex. Quería una documentación gráfica. Y al final consiguió que un alumno de matrona hiciera las fotos. No fue un parto nada fácil. El bebé llevaba "una doble circular en el cuello", es decir, que el cordón umbilical estaba liado en el cuello y salía muy apretado, lo que dificultaba la oxigenación. Tomó el cordón, lo cortó, lo deslió y salió el niño. "No me sentí nervioso para nada. De hecho, incluso estuvimos valorando el tenerlo en la casa".

El niño que al final fue niña

Su hija nació cinco años después. Fue totalmente distinto al niño. "Los segundos partos suelen ser mucho más rápidos", recuerda. Era madrugada. Llevó a su mujer al hospital en el coche. A esa hora no había alumnos en el hospital con las prácticas, es decir, un fotógrafo que inmortalizara el acontecimiento familiar. Al final una compañera hizo de matrona y él tomó la imagen. "Sí estuve más nervioso que con mi hijo, no porque no confiara en ella, pero lo ves de otra manera", admite.

placeholder Daniel Lupión, en la puerta de su despacho de la Facultad. (Agustín Rivera)
Daniel Lupión, en la puerta de su despacho de la Facultad. (Agustín Rivera)

Sus dos nietas, de 3 y 2 años, han nacido con cesárea. En las dos se ha emocionado y se le han saltado las lágrimas. La primera niña tenía un problema de CIR (Crecimiento Intrauterino Retardado) y a las 37 semanas se le hizo la cesárea. Acompaña a su nuera al parto y ecográficamente el ginecólogo dijo que era un niño. ¿Cómo se va a llamar? "Pues Daniel, como el padre y el abuelo". Nace, le hacen la cesárea y Lupión examina al 'presunto' Daniel. Cuando lo ve se da cuenta que era ¡una niña! "¿Y si te dijera que es una niña?", le pregunta la enfermera. "No, es una niña", dice la verdad. "De verdad, que es una niña". La sorpresa. Lo asumieron bien, sin problemas. Nació con dos kilos, ahora tiene casi un metro de altura y es una niña totalmente sana.

"No hay ningún problema en realizar un parto en casa, si está profesionalizado el personal y se saben identificar riesgos"

En una maternidad de referencia, como este caso es la de Málaga, resulta "normal que aumente el número de cesáreas, ya que vienen todas las patologías". "Ante situaciones de incertidumbre, en las que vemos que el parto no va a avanzar, se decide aplicar la cesárea". Antes, los partos de nalgas se practicaban por vía vaginal, pero existía un gran riesgo. "Un parto fisiológico no necesita ni siquiera a un profesional. Lo que pasa es que nuestra sociedad se ha habituado a ello y queremos lo mejor; y lo mejor es que nazca bien. Eso lo ofrece el sistema sanitario. No hay ningún problema para un parto en casa, si está profesionalizado el personal y se sabe identificar riesgos".

Hoy la muerte de un bebé en un parto "es un señalamiento de que algo ha ocurrido ahí". "Es una cosa tan excepcional que se investiga cada caso". Hay situaciones no previstas en las que se intenta hacer un parto de prueba. Se llevan a la mujer a quirófano y allí intentan ver si el feto acaba de nacer. En los partos fuera de los hospitales hay veces en las que el bebé se quedaba "desencajado". ¿Solución? "O vas corriendo a un centro para una cesárea o el parto fracasa. Hay veces en las que el bebé es tan grande que cuando haces el desprendimiento de la cabeza los hombros no salen, ni para adelante, ni para atrás. Son situaciones excepcionales, muy raras, pero ocurren".

Ejerció de matrona durante 15 años y ahora es profesor universitario. "Sigo echando mucho en falta la profesión. Es algo que es inherente a mí"

En un parto, aclara Lupión, se puede saber cuándo se empieza, pero no cuándo acaba. "Hay que tener previsto absolutamente todo. Algunos profesionales se atreven en un parto en casa, pero teniendo claro que en cualquier momento puede ocurrir una alteración de esa normalidad". Y añade: "Sigo echando en falta la profesión mucho. Es algo que es inherente a mí".

placeholder Daniel López, con un bebé recién nacido en el Hospital Materno Infantil de Málaga. (EC)
Daniel López, con un bebé recién nacido en el Hospital Materno Infantil de Málaga. (EC)

José María Mora lleva trabajando como matrona desde 1997. En agosto cumple 47 años. Lleva en el Materno Infantil de Málaga, donde aspiraba a la plaza desde que acabó la especialidad, apenas tres meses. Ha estado trabajando en el Hospital Poniente de Almería, en el de Úbeda (Jaén) y los últimos 19 años en el Hospital Costa del Sol de Marbella.

"A mucha honra soy una matrona. ¿Para qué vamos a cambiar?", dice Mora a este diario, tras recordar que la Real Academia de la Lengua admitió hace cuatro años el término "matrón" para referirse al trabajo como matrona de los hombres. "Mi vocación es por envidia. Mi madre es matrona, ya jubilada, y siempre le había escuchado hablar con mucha ilusión y cariño de su profesión. Yo quería trabajar en un sitio que le daba tantas satisfacciones".

Empatía y acompañamiento

Mora se encontró, al principio de su carrera, "con muchos comentarios" despectivos. "Sí, por desgracia, sí", sobre todo de parejas de las mujeres que no querían a un hombre ahí. "El rechazo no proviene de ellas, sino de ellos, aunque también alguna compañera me ha reprochado que como yo no tenía la vivencia de un parto con un hijo, pues no podía ser lo mismo que una matrona mujer. ¿Sabes lo que yo digo? Pues que lo fundamental es ser un excelente profesional, tener empatía, y servir de acompañamiento. No se trata de valorar lo que yo sentía en un embarazo y parto, sino intentar cumplir las expectativas de las mujeres. No se trata de recrear el parto feliz que la matrona mujer pudo tener. Eso no es".

placeholder Jesús Nieto, matrona del Hospital Materno Infantil de Málaga. (EC)
Jesús Nieto, matrona del Hospital Materno Infantil de Málaga. (EC)

Daniel es la pareja de María Cristina Carmona. Viven en Melilla. Él es militar y ella es maestra. Daniel va camino del hospital para ver a su mujer y a su bebé, que ha nacido "muy bien" y ha pesado al nacer 3 kilos y 300 gramos. "Estamos encantados con la profesionalidad de todo el servicio. Nos parece muy bien que los hombres sean matronas. No nos parece raro", afirma.

Jesús Nieto tiene 39 años y es matrona desde 2004 en el Materno Infantil, donde 13 hombres son matronas y 32 son mujeres. Se formó en Reino Unido, en concreto en Gales, donde la profesión que ejerce se denomina 'midwife'. "Me preguntaban si era gay. A ellos no les cuadraba eso de ser un hombre heterosexual y tener un lado femenino. No es como ahora. Antes era extraño; ahora, nada".

"Es el momento más importante de su vida y lo hacemos todos los días. El trabajo da muchas alegrías emocionales y gratificantes"

La vocación, siempre la vocación. "¿Sabes lo que significa traer vida al mundo y compartirlo? Es el momento más importante de su vida y lo hacemos todos los días. El trabajo da muchas alegrías emocionales y gratificantes". Nieto recuerda una anécdota con miembros de un clan del barrio de la Palmilla, una familia numerosísima. Y todos mirando por la puerta cómo la mujer daba a luz, tras recibir la anestesia epidural. Ella estaba encantada que la mirara su familia. "A mí me daba igual, yo hasta me reía. Se lo pasaban fenomenal. Una vez hasta vi una botella de Ron Cacique en el cubo de la basura. Para ellos es una auténtica fiesta y lo quieren vivir todos juntos".

Experiencias buenas y momentos malos

Como matrona, Mora, partidario de ofrecer alternativas con menos intervencionismo para que la madre se pueda mover lo más rápidamente posible tras el parto, admite que existen situaciones críticas y muy duras. "Si tuviera que hablar de experiencia buenas, la verdad es que me costaría trabajo recordar los momentos bonitos. Es así. Los momentos malos nos marcan mucho y perduran en la mente", confiesa. Hay un recuerdo agridulce con una familia de Marbella a la que se le murió el bebé en el parto.

La pareja tuvo otro hijo y querían que José María les acompañara. "Me buscaron. Después de que naciera muerto, me dijeron que si tenían otros quería que fuera su matrona. Aquello era un llorar y llorar. Todo mezclado con alegría ahora. Me envían fotos de la niña, que nació muy bien, y me tienen presente como uno más de la familia. Ahí te das cuenta que de verdad has ayudado".

Daniel Lupión conserva en uno de los dos corchos de su despacho de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UMA varias fotos de sus nietas. A las dos ha ayudado a nacer. También a miles de bebés más. Daniel es un hombre/vida y una frase, situada en otra parte de su luminoso habitáculo universitario, resume su permanente vocación: "Su vibrante personalidad y exigencia profesional hicieron de ella la mejor embajadora de la enfermería de nuestro tiempo: Virginia Henderson".

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