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Si un chico recibe un piropo lo ve como una broma, ellas sienten miedo a una agresión
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YOUTUBE VUELVE A PUBLICAR EL VÍDEO DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA RETIRADO

Si un chico recibe un piropo lo ve como una broma, ellas sienten miedo a una agresión

La campaña #NoSeasAnimal, objeto de polémica, surge del trabajo en talleres con adolescentes que constata que el acoso callejero sigue admitido y da lugar a abusos

Foto:  Fotograma del vídeo de la Junta.
Fotograma del vídeo de la Junta.

Un taller en un albergue juvenil un sábado de otoño con adolescentes de instituto. Una de las actividades consiste en que los chicos sientan lo que ellas. Que empaticen, que se pongan en su lugar. Uno de los temas es el acoso callejero y sale en el debate el piropo. No el comentario galante o amable entre conocidos, amigos, compañeros, explica el educador, sino que un desconocido te suelte una bordería en la calle, en un autobús, en una discoteca, sobre tu culo, tus tetas, tu físico, que te digan que te van a dar un revolcón o te hagan una propuesta sexual explícita o implícita a voces en un sitio público...

"Ellos lo entienden. Se ponen en el lugar de ellas, sí. Pero es difícil que empaticen del todo porque no sienten algo fundamental, no sienten el miedo, no piensan ni temen que después de esa forma de acoso verbal llegue otra más grave, un roce no deseado, un tocamiento, una agresión sexual, una violación. Es la gran diferencia", explica Juan Ignacio Paz, asesor técnico del Instituto Andaluz de la Mujer.

Foto: La Presidente de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

"Los chicos lo ven como algo desagradable, risible, una broma de mal gusto, una falta de respeto y educación, hasta ahí, pero no sienten miedo", añade este experto. Es la clave. Todas las adolescentes sí que corroboran que ante una bordería piensan que puede venir algo peor. Que tras el comentario sexual implícito o explícito puede darse una agresión sexual, un abuso. Que se quitan de en medio o aprietan el paso para irse. A muchas les han hecho una foto robada de su culo o sus tetas, les han tocado en un medio de transporte, se han rozado con ellas en una discoteca... Los ejemplos que ponen son muchos. Y no es el piropo en sí precisamente lo que les preocupa.

En estos talleres, que se celebran en otoño en los institutos andaluces desde hace cinco años, está el origen de la campaña #NoSeasAnimal que ha lanzado la Junta de Andalucía y que se ha convertido en objeto de polémica y chufla. Hasta el punto de que numerosas peticiones llevaron a YouTube a retirarlo y declararlo no disponible siguiendo sus políticas de seguridad.

Hay quien ve ridículo que se ponga el acento en el piropo cuando hay cosas mucho más graves. Quienes han trabajado este año con los 500 jóvenes de 14 a 17 años de centros de Secundaria de las ocho provincias andaluzas dejan claro que es más que necesario. Las actividades tuvieron lugar los fines de semana en albergues del Instituto Andaluz de la Juventud.

La campaña, defiende el Instituto Andaluz de la Mujer, no habla del piropo sino del acoso callejero. Una forma de violencia de género "socialmente aceptada" que normaliza el papel de las mujeres como objetos sexuales. En ella colabora también el Instituto Andaluz de la Juventud. La iniciativa se lanza, explican desde la Junta, en el marco de los carnavales. Igual que en Sanfermines se refuerzan los protocolos contra la violencia sexual. Calle, fiesta, alcohol, jóvenes... suelen formar un cóctel explosivo.

El #MeToo, la presunta violación múltiple de 'La Manada', el manifiesto de las mujeres francesas alertando sobre un feminismo radical y puritano, todo invitaba, explican desde el Gobierno andaluz, a poner en marcha esta acción publicitaria.

Los expertos alertan de que los jóvenes siguen reproduciendo costumbres machistas con una normalidad absoluta

Los expertos alertan de que los jóvenes siguen reproduciendo costumbres machistas con una normalidad absoluta. Es más, constatan "una involución" en las últimas generaciones. Los medios de comunicación, las redes sociales, los videojuegos, la publicidad, todo insiste en la imagen de la mujer como objeto sexual y eso cala. "Vamos contramarea", admiten los técnicos del IAM, aunque constatan algunos avances. La Policía danesa acaba de acusar a mil jóvenes por compartir un vídeo en Facebook donde se ve a dos menores manteniendo relaciones sexuales. Es un paso importante, admiten.

El lema #NoSeasAnimal acompaña esta campaña dirigida principalmente a adolescentes para concienciar sobre "un machismo propio de animales", explica la directora del IAM, Elena Ruiz. La fauna callejera la componen el gallito que dice piropos a pocos metros de distancia, el cerdo que grita barbaridades, el buitre que está al acecho, el pulpo que se pega cada vez que puede, el búho que no quita ojo y se cierra con los mensajes: "Estos comportamientos no son propios de personas", "Ayúdanos a que la fauna callejera se extinga" y "El acoso callejero es una forma de violencia machista".

Quienes trabajan con los más jóvenes constatan que se sigue educando a las chicas en el 'ten cuidado, no vuelvas sola, no te vistas de tal manera, no provoques, no contestes si te dicen una bordería, no te metas en líos' pero no se educa a los chicos para que entiendan que una falta de respeto, un comentario fuera de lugar a una mujer sobre su cuerpo, su aspecto o su físico puede ser una forma de acoso callejero. "Por desgracia seguimos educando a la mujer en el miedo. La cosificación de la mujer vende mucho", subraya Paz.

"Con esta campaña se ha desvirtuado el debate. No se trata de criminalizar una conducta, nadie va a poner multas por un piropo en la calle. Y se lleva al terreno del piropo para ridiculizar el asunto, no es una galantería, no, es una bordería, una mirada que provoca miedo, un tocamiento, un roce, un acercamiento obsesivo", subraya Juan Ignacio Paz.

La directora del Instituto Andaluz de la Mujer, Elena Ruiz, adelantó durante la presentación de la campaña que se ampliará la atención psicológica especializada e inmediata en el teléfono 900 200 999. Hasta ahora ese teléfono ofrecía una cita previa y derivaba al Servicio de Información Jurídica, Asistencia Legal y Atención Psicológica. Ahora se hará de forma más directa. Habrá una atención psicológica directa y urgente por parte de un equipo que atenderá las necesidades iniciales. El servicio funcionará de jueves a domingo y días festivos, cuando se detecta el mayor número de agresiones y abusos, sobre todo señalan desde el Instituto Andaluz de la Mujer, en fiestas locales.

Desde que en 2002 la Junta puso en marcha este teléfono gratuito, el IAM ha asistido a 4.420 mujeres víctimas de violencia sexual

Desde que en 2002 la Junta puso en marcha este teléfono gratuito, el IAM ha asistido a 4.420 mujeres víctimas de violencia sexual. Un dato "escalofriante", subrayan sus responsables. Solo en 2017 se atendieron a 200 mujeres víctimas de agresiones o abusos sexuales, un 9,8% más que el año anterior. Para la directora del Instituto, Elena Ruiz, "los abusos parten de esa conciencia social que tolera el acoso sexual". Según la encuesta de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE, "una de cada diez mujeres europeas ha sufrido alguna vez una agresión sexual y una de cada 20 ha sido violada", añade el instituto en sus estadísticas para explicar la campaña.

En este tipo de talleres de 'coeducación' que llevan a cabo desde la Junta surgen las mismas preguntas que esta campaña está llevando a la calle, los medios o las redes sociales. Hay adolescentes que se preguntan lo que otros muchos hombres: ¿vamos a tener que firmar un contrato para ligar? ¿Es que ahora va a estar prohibido acercarse o decirle algo bonito a una chica? La pregunta no pilla de improviso a quienes trabajan con menores. "Siempre, como en cualquier relación humana, la que sea, hay un consentimiento mutuo, una conversación previa, se pactan unas reglas de juego y no se da nada por hecho. Pues aquí exactamente igual. La comunicación es importante. Hay que hablar, pactar, negociar como en cualquier acto de relación humana. No hay que firmar un contrato ante notario para ligar, eso es ridículo", concluye Juan Ignacio Paz.

Un taller en un albergue juvenil un sábado de otoño con adolescentes de instituto. Una de las actividades consiste en que los chicos sientan lo que ellas. Que empaticen, que se pongan en su lugar. Uno de los temas es el acoso callejero y sale en el debate el piropo. No el comentario galante o amable entre conocidos, amigos, compañeros, explica el educador, sino que un desconocido te suelte una bordería en la calle, en un autobús, en una discoteca, sobre tu culo, tus tetas, tu físico, que te digan que te van a dar un revolcón o te hagan una propuesta sexual explícita o implícita a voces en un sitio público...

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