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Pedro Sánchez y Susana Díaz: una relación imposible sin árbitros ni mediadores
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Pedro Sánchez y Susana Díaz: una relación imposible sin árbitros ni mediadores

El PSOE de Sevilla tiene el foco puesto en el pulso de los delegados al congreso federal mientras los más veteranos temen que esta pugna anticipe un nuevo choque de trenes

Foto: Susana Díaz y Pedro Sánchez, en un mitin en Sevilla el 8 de noviembre de 2014. (EFE)
Susana Díaz y Pedro Sánchez, en un mitin en Sevilla el 8 de noviembre de 2014. (EFE)

Seis días después de la derrota, todo sigue prácticamente igual. Susana Díaz tiene discurso: promete paz y ondea la bandera blanca mientras deja muy claro que ella no se meterá en los asuntos de Pedro Sánchez. Exige reciprocidad y comienza a amurallar el PSOE andaluz. El secretario general, "el nuevo Pedro", le llaman, acepta. Mandó un recado a través de Adriana Lastra para insistir en que no han venido a desestabilizar a los dirigentes territoriales y menos si están en el Gobierno. Eso sí, si la militancia promueve otro candidato en Andalucía, ellos se declararán al margen.

En paralelo la guerra en el PSOE de Sevilla por los delegados al congreso, un pulso directo entre Susana Díaz, Verónica Pérez, “la única autoridad”, y su íntimo enemigo, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, desvirtúa los mensajes y enciende las alarmas. 255 delegados al cónclave federal saldrán de Andalucía, 56 de Sevilla. In extremis, de madrugada, se alcanzó un acuerdo de integración en el PSOE de Sevilla que dio sitio a 15 delegados sanchistas.

En mitad de estas declaraciones bienintencionadas la preocupación crece entre los veteranos del partido. Susana Díaz y Pedro Sánchez deberían de sentarse y pactar la hoja de ruta, fijar las reglas de juego, advierten. No lo han hecho. Sánchez ha comenzado a enmendar la ponencia del PSOE para hacer un partido a su medida sin consultar. Los suyos entienden que para eso ha ganado. Esto conducirá a un nuevo pulso en el congreso federal de junio que muchos socialistas insisten en que sería recomendable evitar.

Redactar el armisticio

Esta ha sido la batalla socialista más cruenta y no queda nadie para redactar el armisticio. No hay interlocutores neutrales que apacigüen las aguas y delimiten el campo de juego. “Alguien tiene que fijar reglas para un nuevo marco de convivencia y los referentes se ha quedado sin autoridad”, señala una voz cualificada del PSOE andaluz. Ya lo advirtieron durante la batalla. El periodista Iñaki Gabilondo habló en la SER de 'el error de los patriarcas' y justo eso ahora es lo que evidencian desde la vieja guardia socialista.

Esto también es nuevo. El PSOE andaluz, recuerdan algunon de los protagonistas de aquellos episodios, pactó con Josep Borrell y José Luis Rodríguez Zapatero tras perder su apuesta en estas dos primarias. Lo hizo la misma noche de las derrotas del aparato. Se descolgó el teléfono y se comenzó la interlocución. Con el primero, que dobló el pulso a Joaquín Almunia, se utilizó como intermediario al sevillano que fue coordinador de su campaña, Luis Yáñez.

El PSOE andaluz de Chaves pactó con Josep Borrell y José Luis Rodríguez Zapatero la misma noche que estos doblaron el pulso al aparato

Esa misma noche, de 1998, Manuel Chaves, entonces al frente del PSOE andaluz, dio la orden de descolgar los teléfonos y dejar claro que cualquier agrupación del partido en esta comunidad estaba a su disposición. Poco después llegaría a la Feria de Sevilla donde lo esperaban Chaves y Luis Pizarro y en la caseta del partido improvisó un mitin en una silla, recuerdan quienes estaban allí. Por aquel entonces Alfonso Guerra criticó abiertamente a quienes se habían posicionado por uno de los candidatos. Rápidamente se elaboró un documento, que aprobó el comité federal, y que fijó las reglas de juego. “No se fue porque le hiciéramos la vida imposible”, recuerda un socialista andaluz. “Eso no es verdad, se marchó por el lío de sus colaboradores con Hacienda”, agrega.

Integración en la ejecutiva federal

Dos años más tarde los socialistas andaluces volvieron a ejercer de árbitros. Tomaron partido por José Bono pero en el último minuto se dieron cuenta de que había divisiones entre sus secretarios generales. Chaves, presidente de la gestora al frente del partido, y Pizarro se pasearon por los despachos de los candidatos y pillaron in fraganti a los zapateristas andaluces, Antonio Gutiérrez Limones y Antonia Hierro, que saltaron a esconderse tras una puerta. Chaves les ordenó salir de “la clandestinidad” y rebajar la tensión. Él, ante las presiones, accedió a explicar moderadamente por qué prefirían a Bono pero ya olían que podían perder. La anécdota provoca risas años más tarde. Zapatero dio la presidencia del partido a Chaves. Los barones respiraron aliviados por no haber tomado partido públicamente.

"El PSOE andaluz siempre ha tenido un papel equilibrador y esto ha desaparecido”, insiste un exdirigente. Crece el temor a la fractura norte-sur

Nada de esto parece que vaya a ocurrir ahora. El intento de Susana Díaz de replegarse en Andalucía preocupa a muchos socialistas andaluces que tuvieron mando en el partido y ahora están fuera de foco. Una ronda con varios de los dirigentes de las dos últimas décadas deja claro que hay un gran temor a que se consagre la fractura norte-sur que han arrojado las urnas en las primarias y que acabará, alertan, por arruinar el partido. “Se debió ir tras el fracaso de las europeas, cuando se le pidió paso a Rubalcaba. Se le dijo pero dio demasiado tiempo y Alfredo [Pérez Rubalcaba] supo que ella temía ir a primarias, por eso mandó a [Eduardo] Madina a pedir un militante, un voto”, recuerda un dirigente provincial. “El PSOE andaluz siempre ha tenido un papel equilibrador y esto ha desaparecido”, insiste otro exdiputado.

Díaz se aferra a que es joven

La presidenta de la Junta deja claro que no es la primera vez que ha perdido y enfatiza que es joven. Tiene 43 años. Para ella estas batallas son consustanciales a su carrera política aunque está claro que la dimensión de este varapalo interno a escala nacional es incomparable con todo lo demás. En sus conversaciones con compañeros ha recordado que perdió las guerra del PSOE de Sevilla que ganó Alfredo Sánchez Monteseirín. Tampoco olvida que en 2004 decidieron sacarla de la política municipal y mandarla al Congreso de los Diputados para evitar que se quemara en nuevas batallas internas que en las filas del socialismo sevillano eran, y son, inagotables. Partió hacia Madrid como “madame Botellón”, quemada de su paso como concejal después de que dijera que ella de joven había bebido en la calle en plena polémica por este asunto, y volvió con su imagen rehabilitada.

En sus conversaciones de estos días con sus afines se muestra fuerte, insiste en que no pasa nada y le queda mucho tiempo por delante. Además remarca el cariño que le brinda la calle. Insiste en que se irá a su casa el día que le chiflen pero por ahora le piden fotos y la abrazan, por lo que considera que tiene apoyo social. El número dos el PSOE andaluz, Juan Cornejo, pidió un reservado el pasado martes y ella pidió almorzar en la calle para palpar el ambiente. No pararon de pedirles ‘selfies’ y dejarle claro que “es mejor que se quede en Andalucía”. Esta anécdota ha sido lo más repetido en boca de sus colaboradores estos días atrás.

Sus colaboradores han proclamado que Díaz almorzó en Sevilla en un sitio al aire libre el pasado martes y no paró de recibir apoyo y hacerse 'selfies'

En Andalucía montará sus cuarteles de invierno. Medita una crisis para apuntalar su Gobierno con perfiles más fuertes que compartan foco cuando hay problemas. Busca un revulsivo mientras que lanza mensajes a su tropa para que no se desmoralice y trata de frenar el discurso de la oposición de que esto es “su segundo plato”. Ya en los Carnavales de Cádiz, termómetro indiscutible de la calle, le dieron fuerte por utilizar Andalucía como una plataforma para sus intereses personales. Tiene que revertir esa imagen.

Los sanchistas quieren poner su bandera

José María Aznar rompió la máxima de que hay que ganar en Andalucía para llegar a La Moncloa, pero aún nadie ha podido controlar el PSOE con los socialistas andaluces a la contra. Es la federación más importante y la que tiene un Gobierno que es “la joya de la corona”. Eso lo saben todos. De ahí que los de Pedro Sánchez quisieran poner la bandera en San Vicente casi a las 24 horas de su victoria. Sus hombres en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y Quico Toscano, pidieron una reunión con el número dos del PSOE-A en la sede para pactar las listas al congreso. Les dieron con las puertas en las narices.

Esto, les avisaron, está cerrado a cal y canto. Un 37,02% de la militancia andaluza no votó a Susana Díaz, sumando los votos de Patxi López. Ese porcentaje podría crecer a medio plazo si ella no logra mejorar la gestión de su Gobierno. Ya hay quien se pregunta si dentro de año y medio no es ella misma quien debería preguntarse si sigue siendo la mejor candidata en Andalucía o puede poner el bastión en peligro.

Seis días después de la derrota, todo sigue prácticamente igual. Susana Díaz tiene discurso: promete paz y ondea la bandera blanca mientras deja muy claro que ella no se meterá en los asuntos de Pedro Sánchez. Exige reciprocidad y comienza a amurallar el PSOE andaluz. El secretario general, "el nuevo Pedro", le llaman, acepta. Mandó un recado a través de Adriana Lastra para insistir en que no han venido a desestabilizar a los dirigentes territoriales y menos si están en el Gobierno. Eso sí, si la militancia promueve otro candidato en Andalucía, ellos se declararán al margen.

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