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La tensión se dispara entre PSOE y Podemos: de la “cal viva” a la guerra de las cunetas
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tras el anuncio de abstención

La tensión se dispara entre PSOE y Podemos: de la “cal viva” a la guerra de las cunetas

El enfrentamiento de Susana Díaz y Teresa Rodríguez tras asumir la socialista la abstención a Rajoy abre una dura pelea. El PP critica su gestión pero evita la corrupción

Foto: La líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez (i), pasa ante Susana Díaz. (EFE)
La líder andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez (i), pasa ante Susana Díaz. (EFE)

Susana Díaz se enfrentó por primera vez a la oposición después de que haya admitido sin rodeos, en vísperas del comité federal del PSOE, que apuesta por la abstención al PP para desbloquear la situación política. A partir de ahí, el debate que acogió el Parlamento andaluz puede servir para anticipar lo que pasará a partir de ahora en el Congreso de los Diputados. La pelea de PSOE y Podemos por coger la bandera de la izquierda fue a cara de perro. A la mala sintonía entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez, un clásico ya, se sumó la bronca de la mañana a Felipe González en la Autónoma y la justificación de Pablo Iglesias sobre lo ocurrido. Mientras, el Partido Popular tuvo el camino libre para marcar a la presidenta por su gestión, por primera vez sin mencionar la corrupción. Y Ciudadanos hizo un debate con guante de seda, cargado de guiños y mimos recíprocos con la bancada socialista.

Teresa Rodríguez: “A ver quién se cree que usted sí quería un Gobierno con Pedro Sánchez”

La líder de Podemos en Andalucía atacó directamente a Susana Díaz al final de su primer turno de palabra. “Cuando vuelva a tener oportunidad de susurrar cosas al oído de Mariano Rajoy, pídale que anule la reforma laboral”, le espetó. Tenía preparado el cierre. “¿Es esa estabilidad la que le ha llevado a capitanear la abstención a Rajoy?”, preguntó Teresa Rodríguez de forma retórica aludiendo al marchamo que la presidenta de la Junta se había puesto horas antes. “Al final, el partido de los ERE inviste al Gobierno de la Gürtel”, concluyó. Hasta se oyó un murmullo de expectación mientras Susana Díaz se acercaba a la tribuna. La baronesa socialista sabía cómo iba a empezar, con las protestas que horas antes habían impedido a Felipe González dar una conferencia. “Han justificado los gritos y los insultos” o “no la he escuchado pedir respeto para un expresidente en la universidad pública”, reprochó. Acto seguido proclamó el “antisocialismo” de Podemos. “El enemigo es el PSOE esté donde esté. Podemos es antisocialista”, agregó.

El toma y daca

Hasta aquí el primer acto del rifirrafe. Pero quedaba más. De los carteles sobre la “cal viva”, expresión que utilizó Pablo Iglesias contra el PSOE, que acompañaban a los manifestantes de la Autónoma, a las alusiones a los muertos de la Guerra Civil española. En ese margen se mueve la relación del PSOE y un Podemos donde se imponen las tesis más radicales. “Yo no soy antisocialista. Mi adversario es usted. Tendrá que explicar a los socialistas que tienen a sus abuelos enterrados en las cunetas que dan el Gobierno al PP”, atacó afilada Teresa Rodríguez. Sabía la portavoz de la formación morada que la socialista iba a esgrimir que fue Podemos quien votó en contra de un Gobierno del PSOE el pasado marzo conduciendo a unas segundas elecciones y se anticipó. “Usted podrá decirme a mí que yo no quería un Gobierno con Pedro Sánchez, pero a ver quién se va a creer en este país que usted sí lo quería”, señaló, hurgando en la herida de la guerra socialista que tanto daño ha hecho a la imagen de la presidenta andaluza.

“Le felicito por su matrimonio con el PP; a partir de ahora se echa a las espaldas los recortes de Mariano Rajoy. Su luna de miel no va a ser nada satisfactoria”, concluyó la dirigente de Podemos. Susana Díaz tenía preparada la artillería. “Viene aquí de comisaria política de Pablo Iglesias, que sí que se lleva bien con Rajoy”, replicó la baronesa andaluza. Agregó visiblemente indignada: “No le voy a consentir que hablen de los miles de socialistas que están en las cunetas asesinados por defender la democracia”. A partir de ahí, la socialista aprovechó cada oportunidad que tuvo por delante para despreciar la altura política y de la oposición que hace Teresa Rodríguez. La burla más reiterada jugó con el relato sobre el desayuno con napolitanas caducadas con el que ‘la diputada morada’ trató de ilustrar, sin mucho éxito, las dificultades que atraviesan quienes tratan de emprender un negocio en Andalucía.

“Váyase, libere a Andalucía”

Una disputa de la izquierda que de nuevo se libró entre la líder socialista y el portavoz de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, con quien también tuvo un sonado enfrentamiento. Y eso que PSOE e IU gobernaban juntos en Andalucía hasta hace 16 meses. Maíllo retrató a la presidenta de la Junta “de derechas, derechas. Más de derechas que Don Pelayo”. Le zahirió, preguntándola si cuando tiende la mano para negociar unos Presupuestos ya pactados con Ciudadanos tiende “la mano que cose o la mano que apuñala, para saber si ir con dedal o con escudo”. “Si se va a ir, váyase del todo y libere a Andalucía de esta interinidad”, pidió el dirigente de IU. Como respuesta se encontró con la acusación de que él y Alberto Garzón han “vendido a saldo” el partido a Podemos y que ahora se pelean por ser “los discípulos aventajados” de Pablo Iglesias.

El PP de Moreno Bonilla retrató a una presidenta "ausente" que ha abandonado Andalucía y machacó con las carencias de la sanidad y la educación

Esta pelea encarnizada a la izquierda restó foco al Partido Popular andaluz de Juan Manuel Moreno Bonilla, que tenía un papel difícil después de que hasta Rajoy haya admitido que lo mejor para su investidura es mantenerse callado. Fue llamativo cómo el líder del PP andaluz, un partido que ha hecho del caso ERE o los cursos de formación su principal argumento de oposición desde hace años, no mencionó la corrupción. Ni una palabra en pleno juicio de la trama Gürtel. Su discurso se centró en la gestión de Susana Díaz en Andalucía, con la sanidad y la educación públicas en el centro de la diana. La manifestación que sacó a la calle a 40.000 personas en Granada el pasado sábado con un médico a la cabeza de la protesta o la rebelión de los maestros al inicio del curso brindaron los argumentos en bandeja al PP. “Usted no está en Andalucía”, fue el mensaje de Moreno, insistiendo en la imagen de una gobernante atrapada por “la desidia y la mala gestión”. Un retrato de Andalucía, con el paro como principal tapón y los jóvenes obligados a emigrar, que Susana Díaz calificó de “cenizo”.

Susana Díaz: “No tener Gobierno no es serio”

Y la luna de miel, el momento de paz, se lo brindó a la presidenta de Andalucía el líder de Ciudadanos, Juan Marín. Por el tono, las formas y el fondo del careo entre ambos líderes. “Este rumbo naranja que ha tomado la política andaluza es bueno, da resultados y hace más felices a los andaluces”, defendió. Al iniciarse la sesión plenaria, fue precisamente Marín quien anunció que había un principio de acuerdo con el PSOE para aprobar los Presupuestos andaluces por segundo año consecutivo. Un pacto que sirvió en bandeja a Díaz su discurso para hablar de “estabilidad” e invocar la necesidad de terminar con el bloqueo político en España. Mientras, en la cafetería del Parlamento andaluz, se especulaba sobre si este habrá sido el último debate del estado de la comunidad de Susana Díaz antes de intentar su anunciado salto a Madrid. Y sobre qué ocurriría ahora mismo si se convocaran unas elecciones autonómicas.

Susana Díaz se enfrentó por primera vez a la oposición después de que haya admitido sin rodeos, en vísperas del comité federal del PSOE, que apuesta por la abstención al PP para desbloquear la situación política. A partir de ahí, el debate que acogió el Parlamento andaluz puede servir para anticipar lo que pasará a partir de ahora en el Congreso de los Diputados. La pelea de PSOE y Podemos por coger la bandera de la izquierda fue a cara de perro. A la mala sintonía entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez, un clásico ya, se sumó la bronca de la mañana a Felipe González en la Autónoma y la justificación de Pablo Iglesias sobre lo ocurrido. Mientras, el Partido Popular tuvo el camino libre para marcar a la presidenta por su gestión, por primera vez sin mencionar la corrupción. Y Ciudadanos hizo un debate con guante de seda, cargado de guiños y mimos recíprocos con la bancada socialista.

Teresa Rodríguez Mariano Rajoy Alberto Garzón
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