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El PSOE andaluz teme más a la abstención que al 'sorpasso' de Podemos e IU
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El PSOE andaluz teme más a la abstención que al 'sorpasso' de Podemos e IU

El PP da por hecho que no podrá evitar la quinta victoria de Susana Díaz, mientras que los socialistas alertan de una encuesta en la que salen perdedores para tensionar al partido

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante la sesión de control al Ejecutivo en el Parlamento de Andalucía en Sevilla. (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, durante la sesión de control al Ejecutivo en el Parlamento de Andalucía en Sevilla. (EFE)

Susana Díaz quiere ganar las elecciones del 26 de junio en Andalucía, y no va a ser fácil. Más que el ‘sorpasso’ de Podemos e IU, a los socialistas andaluces les quita el sueño la abstención, el hartazgo en la ciudadanía que reflejan sus encuestas, el desencanto, la falta de movilización de sus fieles... La curva descendente del PSOE andaluz no es de caída libre pero es constante desde 2012. Tras una victoria el pasado diciembre de apenas dos puntos sobre el Partido Popular, el PSOE-A maneja encuestas, que ha trasladado a los cuadros del partido como medida de presión y con la orden de evitar la catástrofe, que sitúan al PP en empate técnico o incluso como ganador en Andalucía. Advierten de que el electorado del PP es más fiel y que la abstención es tradicionalmente letal para la izquierda. Las de junio serán las quintas elecciones en Andalucía desde las europeas de 2014 y las cuartas en los dos últimos años. Una cifra record.

La radiografía del momento político en Andalucía muestra a un PSOE preocupado y concentrado en no perder su hegemonía. A un PP convencido de que sufrirá otra derrota por la mínima. A Podemos e IU seguros de que su confluencia electoral será capaz de mover el tablero y hacerles ganar espacio, sobre todo en ese ámbito rural que se le resiste a Pablo Iglesias en Andalucía y donde los de Alberto Garzón tienen 69 alcaldías. Mientras que en el diagnóstico de Ciudadanos señalan “pocas diferencias” respecto al 20-D, niegan que su alianza con los socialistas les vaya a pasar factura y acarician la posibilidad de arañar un par de escaños más en dos provincias, Cádiz, donde han facilitado al PSOE la Diputación, y Málaga, donde gobiernan la corporación provincial con el PP.

El PSOE no expresa demasiada inquietud por la confluencia de Podemos e Izquierda Unida, el único elemento que sería nuevo en esta segunda vuelta electoral. Creen, eso sí, que hay que afianzar su gran granero, el ámbito rural. Los socialistas sacaron en Andalucía 22 diputados frente a los 10 de Pablo Iglesias. “Estas elecciones van a ser más difíciles, hay muchas dudas. El desgaste, el desánimo en nuestro electorado, nos preocupa. Tenemos que movilizar y favorecer la participación”, indican fuentes socialistas próximas a Susana Díaz. A Pedro Sánchez le reprochan precisamente que le falte ese brío, ese carisma, el liderazgo capaz de ilusionar a la militancia. En privado, no lo harán en público, critican su gestión de los últimos meses, con altos y bajos muy bruscos, donde su papel como líder al frente de las negociaciones para formar Gobierno ha desembocado finalmente “en la nada, en un vacío sin plan B”. “Esa gestión de las expectativas de los militantes y votantes socialistas no nos ha beneficiado”, sostiene un líder provincial del PSOE andaluz. Enfrente, los críticos de Susana Díaz le piden que se mire al espejo y se pregunte si su imagen y su capital político es ahora menor o mayor que el 20-D, aludiendo al desgaste que entienden que ha sufrido el partido y la propia líder socialista en estos meses por las duras batallas internas. Ahora de nuevo, como en la pasada campaña, dicen que “van a dejarse la piel”, que toca “arrimar el hombro” y que es “su responsabilidad” ganar para que los socialistas lleguen a La Moncloa.

Entre dos y cuatro escaños más por la confluencia

Si una proyección de los últimos resultados señala que la alianza de Podemos e IU podría brindar cuatro escaños más en Andalucía, todos los partidos, incluidos los protagonistas de la confluencia, admiten que no caben matemáticas exactas y que ese cálculo podría no cumplirse. Sí dan por hecho que aunque no haya efecto multiplicador sí hay suma y cuentan con la subida, como mínimo, de dos escaños. El ‘sorpasso’ estaría lejos de producirse en Andalucía, según coinciden los sondeos internos de los partidos, que también subrayan al unísono que esta candidatura conjunta afectará a todas las siglas políticas. El motivo: el reparto de los restos con la ley D’Hondt puede alterar algunos escaños. “Trastoca el juego de restos y todos podemos ser damnificados”, advierten desde la dirección del PP andaluz.

La suma de Podemos e IU trastoca el juego de restos y puede alterar el reparto de escaños para todos los partidos en lo que respecta a Andalucía

La estrategia del Partido Popular en una comunidad donde tras encadenar tres victorias históricas acumula ya cuatro derrotas consecutivas es conservadora. Desde el equipo del actual presidente popular, Juan Manuel Moreno Bonilla, tienen indicaciones de Génova que subrayan que el resultado en Andalucía “va a variar muy poco”. En el ámbito nacional aspiran a llegar a alcanzar los 130 escaños, siete más que el 20-D, para poder sumar y formar gobierno con Ciudadanos, al que también le auguran una ligera subida de dos o tres diputados, y el apoyo puntual de PNV o Coalición Canaria. Los populares andaluces, que prefieren partir con pocas expectativas, descartan que Andalucía pueda aportar más escaños de los 21 que envió al Congreso en la última cita electoral. “Contamos con un diputado arriba o abajo, poco más”, admiten fuentes del partido.

Sin ‘hambre’ de victoria en el PP

Moreno Bonilla aún no ha logrado ninguna victoria desde que aterrizó como líder del partido hace dos años, y una mejoría en las urnas contribuiría a consolidar un liderazgo que aún está muy lejos de parecerse al de su antecesor, Javier Arenas. “El problema lo tiene Susana Díaz, que ha entrado en pánico escénico ante la posibilidad de perder los comicios”, rebaten, recordando que la diferencia el pasado diciembre fue de poco más de dos puntos y un escaño. “En Andalucía, el PSOE tiene un suelo electoral, en torno al millón y medio de votos, que no tiene en ningún otro lugar de España. Eso es una realidad que de momento debemos admitir”, apuntan desde el equipo del PP andaluz, “aunque en los dos meses que quedan por delante puede pasar de todo”. En Andalucía están convencidos de que los casos de corrupción que acorralan al partido no les pasarán factura. Recuerdan además que la presidenta de la Junta tendrá que comparecer en la antesala de la campaña en la comisión de investigación sobre los cursos de formación abierta en el Parlamento andaluz. La detención y dimisión del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, creen que no les erosionará por haber actuado “con rapidez”. No obstante, en este caso quedaron al descubierto las tensiones internas en el PP andaluz y las dificultades de su presidenta para imponer su criterio frente a la ‘vieja guardia’.

Nadie prevé cambios en las listas electorales más allá de las tensiones que se generarán, sobre todo en Podemos, si finalmente se rubrica la confluencia con IU. El PP ya cuenta con una vacante en el puesto de salida por Málaga tras la renuncia de José María García Urbano, alcalde de Estepona. Celia Villalobos, con quien la dirección del PP andaluz ya libró una dura batalla soterrada, ha dejado claro que quiere volver a ser la número uno. Ahora, además, está reforzada por Génova después de que la dirección nacional decidiera darle un puesto de relevancia en la Mesa del Congreso, mientras que arrinconaba al gallinero a quien había sido la apuesta de Moreno Bonilla.

Su victoria, el pase para Ferraz

Susana Díaz necesita esa quinta victoria en las urnas por muchos motivos. “Si el PSOE no gana en Andalucía, ¿qué le queda?, el partido estará abocado al peor de los naufragios”, advierte un dirigente sin evitar el tono melodramático. Esa es posiblemente la razón principal pero no la única. La dirigente socialista sabe además que una derrota debilitaría su liderazgo, se interpretaría como consecuencia de la guerra interna abierta con Pedro Sánchez tras los comicios de diciembre, alimentaría el discurso de la oposición de que está más en los enredos internos que en gestionar y le restaría fuerza para pedirle al secretario general que dé un paso atrás en caso de que no remonten los resultados. Si ella quiere indicarle el camino de salida a Sánchez si no pasa de los 90 diputados, necesita esa nueva victoria en su haber.

La presidenta de la Junta ha reforzado su agenda institucional en el último mes y ha inaugurado 11 hospitales y centros de salud, está ya en campaña

Por eso y porque Susana Díaz es una máquina enfrentando elecciones, el PSOE andaluz y la presidenta de la Junta ya llevan de campaña varias semanas. Resultado: 11 hospitales y centros de salud inaugurados en mes y medio. Algunos, como el hospital de Loja (Granada), por tercera vez tras recibir las visitas de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz en un periodo de varios años. Tras una agenda discreta, con apagón premeditado para dejarle el foco a Pedro Sánchez, la líder socialista emerge con un papel marcadamente institucional y frenético. Visitas, promesas en plazas clave como Jerez de la Frontera, donde anunció un Centro de Excelencia e Innovación del motor, 8.000 plazas de empleo público convocadas... “Va a poner toda la carne en el asador, ya está toda la maquinaria de la Junta al servicio del partido, empieza la cascada de medidas efectistas y políticas con carácter electoral. Ya han empezado los ‘recordatorios’. Los altos cargos en las provincias y los responsables de las empresas públicas ya empiezan sus visitas para recordarle a cualquier empresa o fundación quién otorga las subvenciones”, sostiene un dirigente de primera línea del PP andaluz.

Desde el equipo de la presidenta dejan claro que habrá una campaña intensa, que “hay que ganar en Andalucía” y auguran que Susana Díaz se implicará en la campaña en primera persona. Primero combinando la agenda institucional y la orgánica, y en el último tramo volcada totalmente en los actos electorales. Quiere ganar y sale, otra vez, a eso. Habrá que ver esta vez como Pedro Sánchez y Susana Díaz disimulan esta campaña cuando ya nadie tiene dudas de que el líder del PSOE tiene muchas posibilidades de estar en su último capítulo como secretario general del partido.

Susana Díaz quiere ganar las elecciones del 26 de junio en Andalucía, y no va a ser fácil. Más que el ‘sorpasso’ de Podemos e IU, a los socialistas andaluces les quita el sueño la abstención, el hartazgo en la ciudadanía que reflejan sus encuestas, el desencanto, la falta de movilización de sus fieles... La curva descendente del PSOE andaluz no es de caída libre pero es constante desde 2012. Tras una victoria el pasado diciembre de apenas dos puntos sobre el Partido Popular, el PSOE-A maneja encuestas, que ha trasladado a los cuadros del partido como medida de presión y con la orden de evitar la catástrofe, que sitúan al PP en empate técnico o incluso como ganador en Andalucía. Advierten de que el electorado del PP es más fiel y que la abstención es tradicionalmente letal para la izquierda. Las de junio serán las quintas elecciones en Andalucía desde las europeas de 2014 y las cuartas en los dos últimos años. Una cifra record.

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