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El ‘show’ de Guerrero ante la nueva juez de los ERE: “Hemos hablado cositas”
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El ‘show’ de Guerrero ante la nueva juez de los ERE: “Hemos hablado cositas”

En su estreno ante la juez Núñez Bolaños ha tratado de defender la legalidad del sistema apuntando al Ministerio de Trabajo pero varios abogados coinciden en que no ha aportado “nada nuevo”

Foto: El ex director general de Empleo de la Junta de Andalucía Francisco Javier Guerrero, a su llegada a los juzgados. (EFE)
El ex director general de Empleo de la Junta de Andalucía Francisco Javier Guerrero, a su llegada a los juzgados. (EFE)

“Hemos hablado cositas, con tranquilidad, y bueno, vamos poniendo las cosas en su sitio". Poco más. “Cositas”. Esto dijo Francisco Javier Guerrero a su salida de la sala de vistas. La gran pregunta era por qué había pedido el exdirector general de Trabajo acudir a declarar de forma voluntaria ante la juez María Ángeles Núñez Bolaños después de más de dos años de silencio sepulcral ante su antecesora, Mercedes Alaya. En las otros dos ocasiones que declaró, en 2012 y 2013, acabó en prisión. ¿Qué as se guardaba en la manga? ¿Qué giro podría dar al caso? Pues bien, casi dos horas después, con los juzgados de Sevilla repletos de periodistas y cámaras y en una sala de vistas abarrotada de abogados, la mayoría de quienes estaban en la sala coincidieron en que su declaración había sido “inocua”.

“El show de Guerrero”, describió uno de los letrados al término. Quien es uno de los principales imputados en el caso ERE hace tiempo que se reservaba de la primera línea. Tras pasar dos veces por la cárcel, diez meses, decidió bajar el perfil público. Hace unas semanas volvió a conceder una entrevista, esta vez a ‘Abc’, donde apuntó a que Susana Díaz, actual presidenta de la Junta, conocía todo el entramado de los ERE. Además pidió comparecer por primera vez de forma voluntaria y estrenarse con la nueva instructora. Muchos pensaban que había recuperado la locuacidad y la jovialidad de otros tiempos y que su declaración marcaría un punto de inflexión pero “no está en su mejor forma física”, coincidieron en señalar varios de los asistentes a su declaración.

La versión que Guerrero llevó ante Núñez Bolaños va en la misma línea abierta por otras defensas. Lo explicó su abogado, Fernando de Pablos, al terminar la declaración y tras quitarle la palabra al imputado, que había sido rodeado por la prensa llegando a pronunciar solo una frase suelta. El método de funcionamiento de los ERE, aseguró, es “exactamente igual” que el que aplicaba el Ministerio de Empleo, con dos órdenes de 1994 y 1995, para dar ayudas a empresas en crisis. Esto es lo que querían decir. ¿Y por qué lo explican ahora cuatro años después de la instrucción?

El abogado aseguró que antes, en referencia a la etapa Alaya, no los dejaban hablar y “ahora podemos decir algo más”. Además, alegó, ya sí tienen acceso al sumario. Guerrero ha admitido en otras ocasiones en sede judicial apuntando a sus superiores que habían existido varios borradores de órdenes y decretos para regular los ERE que nunca vieron la luz. Ahora cambia el paso y apunta al Ministerio y al Gobierno central.

Eso es lo que Guerrero quería decir pero no fue todo lo que dijo. “En mi conciencia era todo legal”, proclamó. El grueso de las preguntas corrió a cargo del fiscal, la juez, según varios abogados en la sala, preguntó poco y lo dejó hablar. Otros letrados también tomaron la palabra. El exdirector general de Trabajo sacó de nuevo a la palestra una reunión celebrada en 2005 y convocada por la entonces viceconsejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, también imputada en el caso.

La cita se convocó a raíz de un informe especial del interventor de Empleo que alertaba de los desfases presupuestarios entre otras cuestiones y se concluyó, según Guerrero, que no había ilegalidades. En esa misma reunión estaban el viceconsejero de Empleo, Agustín Barberá, y otros altos cargos imputados en los ERE como el exdirector de Presupuestos, Antonio Lozano, o el exinterventor, Manuel Gómez. Ese cónclave no era un secreto, trascendió hace ya dos años pero Guerrero nunca había hecho referencia al encuentro en sede judicial.

Antes de las dos de la tarde la juez Núñez Bolaños bajaba sonriente y al móvil las escaleras para abandonar los juzgados mientras miraba de reojo como algún abogado respondía a las preguntas de los periodistas. Hubo otras ‘perlas’, según varios asistentes, de quien fue director general de Trabajo desde 1999 a 2008. Llegó a negar que hubiera intrusos en los ERE y aseguró que “ni siquiera” lo de su suegra es como se ha contado. Cobró más de 200.000 euros en la póliza de SOS Cuétara aunque nunca había trabajado en esa empresa. Aseguró que de la partida 31L, que preveía en el presupuesto andaluz el dinero de los ERE y que ascendió a 850 millones de euros durante una década, se uso para otras partidas distintas a su fin original, señalando un pago a la empresa pública de Emergencias 112 y otros diez millones en manos de la Consejería de Innovación como “complemento presupuestario de minas”.

Sostuvo que los expedientes de las ayudas estaban “completos” e insinuó que si faltaban papeles se retiraron después, sin decir quién pudo alterar la documentación. Describió un sistema de ayudas “canalizado” por la Junta y los sindicatos, para tratar de dejar claro que él se limitaba a cumplir lo que le decían. Preguntado por el fiscal, dijo que él era “tímido” y no le gustaba salir en las fotos y que eran “los delegados provinciales de la Junta y los políticos” los que se hacían la foto para vender cualquier acuerdo con las empresas en crisis en sus territorios. Y aseguró que los exconsejeros José Antonio Viera y Antonio Fernández sabían que “había un desfase económico muy importante” en el sistema de ayudas, lo que obligó a varias ampliaciones presupuestarias.

La declaración duró aproximadamente dos horas y media con un receso de cinco minutos. La juez ordenó cerrar la puerta y hubo letrados que no pudieron acceder a la sala tras este breve descanso. Núñez Bolaños sigue imponiendo sus formas y evita las comparecencias interminables. A diferencia de la que Mercedes Alaya pregunta poco y corta a los representantes de la Fiscalía, con los que la relación, según varios abogados, es “tensa”. Se sabía que la declaración no duraría más allá de la una y media de la tarde y así fue. Nada de jornadas hasta la madrugada ni varios días de declaración.

Hay letrados que insisten en transmitir que tras el cambio de instructora se ha abierto una nueva línea de actuación y hablan de “un pacto de las defensas” para tratar de desmontar la supuesta ilegalidad del sistema de los ERE apuntando a las órdenes ministeriales que permitían ayudas a empresas en crisis también sin concurrencia ni publicidad y con la firma exclusiva de la Dirección General de Trabajo del Ministerio de Empleo. Frente a quienes señalan esta nueva vía como agotada antes de abrirse del todo, otros letrados insisten en que puede ser un argumento “potente”. En cualquier caso Guerrero, que se marchó rápido y siempre escoltado por su abogado, estuvo “caótico” y “desorganizado”, según la versión de varios letrados. Al menos, su tercera declaración le permitió salir sin esposas y sin montarse en un furgón policial, como le ocurrió en las dos ocasiones anteriores.

“Hemos hablado cositas, con tranquilidad, y bueno, vamos poniendo las cosas en su sitio". Poco más. “Cositas”. Esto dijo Francisco Javier Guerrero a su salida de la sala de vistas. La gran pregunta era por qué había pedido el exdirector general de Trabajo acudir a declarar de forma voluntaria ante la juez María Ángeles Núñez Bolaños después de más de dos años de silencio sepulcral ante su antecesora, Mercedes Alaya. En las otros dos ocasiones que declaró, en 2012 y 2013, acabó en prisión. ¿Qué as se guardaba en la manga? ¿Qué giro podría dar al caso? Pues bien, casi dos horas después, con los juzgados de Sevilla repletos de periodistas y cámaras y en una sala de vistas abarrotada de abogados, la mayoría de quienes estaban en la sala coincidieron en que su declaración había sido “inocua”.

Caso ERE María Ángeles Núñez Bolaños Francisco Javier Guerrero
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