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Susana Díaz acopla agenda y discurso para justificar las elecciones anticipadas
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Susana Díaz acopla agenda y discurso para justificar las elecciones anticipadas

El adelanto aparcará la mayoría de leyes negociadas en el Gobierno andaluz y someterá a Andalucía a una nueva parálisis tras cinco años de vaivenes en la presidencia

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (EFE)

Incluso los miembros del Gobierno andaluz de Izquierda Unida, los que más se han resistido a creer que habrá elecciones autonómicas posiblemente el próximo domingo 22 de marzo, apuestan ya “al 95%” a que en breve se abrirán las urnas en Andalucía. Las señales ya son, directamente, evidencias. La presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, ajusta día a día su agenda y su discurso para explicar los argumentos que la llevarán a adoptar una de las decisiones políticas de más riesgo y consecuencias de su carrera política. En las dos últimas semanas, Díaz ha mantenido una apretada agenda con actos diarios como presidenta y secretaria general del PSOE andaluz. En cada una de sus intervenciones públicas ha ido abonando el terreno para unas elecciones. Comenzó admitiendo la “inestabilidad” con sus socios de IU y ha terminado señalando que la situación “no puede demorarse más” y que los andaluces “entenderán su decisión”.

Susana Díaz ha ido cumpliendo todos los trámites preceptivos hacia un adelanto que parece ya inexorable. Ha reunido a sus ocho secretarios provinciales del PSOE-A y ha comunicado directamente a Pedro Sánchez que sopesa el adelanto. Desde el Gobierno andaluz siguen sin confirmar ni desmentir nada, pero sí insisten en que en caso de adelanto la presidenta lo anunciará en la sede institucional oportuna. Es decir, en el Parlamento o en el Palacio de San Telmo. Por eso, la convocatoria de un pleno extraordinario en la Cámara andaluza el próximo lunes no viene más que a confirmar el secreto a voces de las elecciones en la comunidad.

Vídeo: Pedro Sánchez apoya un adelanto electoral en Andalucía

El pleno se ha convocado para abordar dos asuntos de sanidad, el tratamiento a la hepatitis C y el colapso en las urgencias hospitalarias por la última gripe. De paso, PSOE y PP podrán renovar sus sillones en la Cámara de Cuentas. Todo apunta a que ese mismo lunes, la presidenta de la Junta comunicará a su Consejo de Gobierno el adelanto y firmará la convocatoria de elecciones. Si lo hará en el pleno o en rueda de prensa se desconoce. Hay más pistas. Díaz, que mañana sábado tiene un gran acto de su partido para las municipales en Sevilla, ha retrasado al lunes una entrevista radiofónica en la Cadena SER que estaba prevista este viernes.

En este clima de incertidumbre, el desconcierto se ha apoderado del segundo escalafón de la Administración andaluza. Varios altos cargos de distintas consejerías consultados por este periódico admiten que el adelanto dejará en el cajón numerosos proyectos de ley y decretos que estaban a punto de ser aprobados en Consejo de Gobierno. Tras las duras negociaciones para aprobar el Presupuesto de 2015 y después de que se cerrara de forma abrupta el grifo de las subvenciones para cuadrar el cumplimiento del déficit, los próximos meses estaban planificados para aprobar numerosas leyes que llevan buena parte de la legislatura negociándose.

El Gobierno andaluz había anunciado un “vendaval legislativo” que quedará en leve brisa. De las 28 leyes acordadas por PSOE e IU en su pacto de Gobierno, sólo dos han visto la luz en el Parlamento. Otras emblemáticas, como la de memoria democrática, decaerán tras su llegada a la Cámara. También otra de las grandes apuestas de los socios minoritarios, la banca pública, quedará en agua de borrajas. En saldo legislativo, el balance del pacto será paupérrimo. El Gobierno podrá vender medidas de “resistencia” frente a los recortes impuestos desde Madrid, pero tampoco podrá jactarse de uno de sus grandes objetivos: bajar del millón de parados.

Andalucía ha pasado de vivir en una total calma política, con dos décadas de Gobierno de Manuel Chaves y sucesivas mayorías absolutas del PSOE, a cinco años de inesperados sobresaltos y vaivenes en la presidencia de la Junta. La marcha de Chaves a Madrid en 2009, cuando las encuestas comenzaron a encender las alarmas de agotamiento del electorado, abrió un periodo de interinidad que aún dura. Tras el relevo con José Antonio Griñán, que ostentó el poder apenas dos años y medio, se sucedió el azorado pacto con IU y el ascenso a dedo de Susana Díaz, una situación que a la presidenta siempre le ha valido duras críticas de la oposición, que la acusaba de falta de legitimidad. Esa ha sido siempre su espinita; nunca ha ocultado su deseo de pasar la prueba de las urnas.

La bomba de los ERE

Los riesgos que asume la dirigente socialista si consuma el adelanto son muchos. Si la jugada política le sale bien, su liderazgo saldrá indiscutiblemente reforzado. Pero hay contras. En el actual escenario político, las encuestas señalan que las mayorías absolutas pasaron a mejor vida y, aunque venciera en las urnas, no hay garantías para formar gobierno, por lo que debería negociar un pacto en plena efervescencia de municipales y generales. IU ya ha cerrado la puerta a otro acuerdo si el Gobierno estalla. Podemos puede alzarse como el partido que se haga con la llave. Díaz afrontará toda la campaña electoral con la sombra de que adelanta los comicios por motivos partidarios y ambiciones personales, como ya señalan sus adversarios. Sólo el movimiento electoral ha hecho estallar una auténtica bomba en Madrid, en detrimento del ya debilitado liderazgo del secretario general, Pedro Sánchez. El líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, se refiere ya a la socialista como “el Artur Mas andaluz”.

Los socialistas asumen además que el caso de los ERE puede volver a estallar en plena campaña. Los expresidentes socialistas Chaves y Griñán esperan ser llamados a declarar ante el Tribunal Supremo y confían que sea en febrero. El adelanto electoral también puede influir para los diputados andaluces señalados por la juez Mercedes Alaya, y que deberían ser juzgados por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA). Los exconsejeros Antonio Ávila, Carmen Martínez Aguayo, Manuel Recio y Francisco Vallejo quedarían sin aforamiento y en manos de Alaya en el momento en el que se disuelva el Parlamento andaluz. Varios movimientos han despertado las sospechas de los grupos parlamentarios de PP e IU. Si estos diputados fueran designados como miembros de la Diputación Permanente, el órgano que asume el trabajo parlamentario por vacaciones o entre elecciones, sí seguirían conservando su aforamiento. El grupo socialista ha registrado una iniciativa para el relevo en el pleno extraordinario del lunes de cinco de sus diputados. Ha aportado los nombres de quienes serán sustituidos en esta labor, pero no de quienes entrarán. Fuentes socialistas negaron que la extraña maniobra tenga que ver con el caso ERE.

Incluso los miembros del Gobierno andaluz de Izquierda Unida, los que más se han resistido a creer que habrá elecciones autonómicas posiblemente el próximo domingo 22 de marzo, apuestan ya “al 95%” a que en breve se abrirán las urnas en Andalucía. Las señales ya son, directamente, evidencias. La presidenta de la Junta, la socialista Susana Díaz, ajusta día a día su agenda y su discurso para explicar los argumentos que la llevarán a adoptar una de las decisiones políticas de más riesgo y consecuencias de su carrera política. En las dos últimas semanas, Díaz ha mantenido una apretada agenda con actos diarios como presidenta y secretaria general del PSOE andaluz. En cada una de sus intervenciones públicas ha ido abonando el terreno para unas elecciones. Comenzó admitiendo la “inestabilidad” con sus socios de IU y ha terminado señalando que la situación “no puede demorarse más” y que los andaluces “entenderán su decisión”.

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