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Susana Díaz advierte al PSOE y Sánchez de que ''no se pueden acomplejar'' con Podemos
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ALERTA CONTRA LOS “virajes”

Susana Díaz advierte al PSOE y Sánchez de que ''no se pueden acomplejar'' con Podemos

Díaz elude a Pedro Sánchez y reivindica un líder como Felipe González cuando abanderó la entrada en la OTAN: “No se puede decir siempre lo que quiere oír la gente”

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. (EFE)

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha lanzado una advertencia a su partido sobre el peligro de que el PSOE se deje llevar por las encuestas que indican que Podemos se está quedando con su electorado. “No quiero que mi partido dé virajes –advirtió–; somos el partido que ha vertebrado y gobernado España durante 21 años en democracia”. Su reivindicación estuvo seguida de otro mensaje quizás todavía más claro en relación a Podemos: “No me preocupa que salgan fuerzas políticas nuevas. El PSOE no se puede acomplejar con nadie”. Y fue a más: “Estamos echando gasolina al fuego de la indignación social y eso tiene consecuencias para la convivencia y para el sistema político”.

La dirigente socialista ha participado en un almuerzo coloquio en Sevilla organizado por el Grupo Joly y patrocinado por Unicaja en el que muchas de las preguntas han versado sobre el partido de Pablo Iglesias y el daño electoral que puede hacerle a las siglas socialistas. En un momento en el que muchos internamente empiezan a cuestionar el liderazgo de Pedro Sánchez y lo acusan de podemizarse o radicalizar alguna de sus posiciones para seguir la letra de Podemos, Susana Díaz ha vuelto a marcar distancias con esta estrategia política, aunque en ningún momento se ha referido concretamente al secretario general de los socialistas. Sólo ha aparecido su nombre en una pregunta: “¿Es usted más de centro que Pedro Sánchez?”. La líder andaluza ha sonreído para limitarse a afirmar: “Yo soy una mujer de izquierdas”. Ha dejado claro en varias ocasiones que no se ve pactando ni con Podemos ni con el Partido Popular porque consideran que los dos están haciendo “el mismo daño”.

La estrategia de la líder del PSOE andaluz respecto a Podemos es evidente. Evita la polémica o el ataque directo y opta por el ninguneo, dejando claro que a su juicio, y por mucho que digan las encuestas, no son una amenaza real. Lo hizo por ejemplo con el programa económico del partido de Iglesias, ironizando sobre que no es el mismo que llevaron a las europeas y puede que no sea el que presenten ante las generales. Ni siquiera con la banca pública que defiende Podemos y ha aprobado su Gobierno a rebufo de IU hubo condescendencia.

Durante su intervención ante más de 400 personas, con destacados miembros del mundo económico y buena parte de su Gobierno y sus cuadros orgánicos en Andalucía, insistió en que Pablo Iglesias se limita a “decir lo que la gente quiere escuchar”. Frente a esto dejó claro que para ella un líder político es alguien como el expresidente Felipe González, que abanderó la entrada en la OTAN y se ganó a la calle en contra de lo que inicialmente pensaba la mayoría. Los socialistas andaluces se muestran convencidos de que el ascenso meteórico de Podemos no es más que “la radiografía de un malestar” al que ha contribuido “un cóctel explosivo: paro, corrupción y desigualdad”. “Las cosas están mal, la calle está muy mal” o “los políticos estamos fallando a la gente”, ha dicho la dirigente andaluza. Pero la receta no puede ser “el ilusionismo que no conduce a nada, a nada bueno”.

Tan clara es su estrategia con Podemos como con su secretario general. Susana Díaz sigue manteniéndose en una calculada y fría ambigüedad respecto al liderazgo de Pedro Sánchez aun cuando son muchos los que empiezan a cuestionarlo internamente. Evita hasta mencionarlo. Ni para bien ni para mal, dejan claro en su equipo. Lo achacan a que cualquier gesto es entendido como un exceso de tutela o “malinterpretado” como una ofensiva para disputarle la candidatura a la Moncloa, lo que Díaz deja muy claro que no está en sus planes. “Soy feliz como presidenta de Andalucía”, subraya. Sobre el futuro más a largo plazo, siempre la misma respuesta: “No lo sé, no hago política ficción”. Sin embargo, pese a que mide bien sus palabras, sus gestos son elocuentes. Por ejemplo, durante este almuerzo tenía una oportunidad de oro para respaldar la decisión de Sánchez de enmendar la plana a Zapatero con la reforma del artículo 135 de la Constitución. No lo hizo.

El PSOE andaluz fue el primero que salió a la palestra a defender que en la próxima reforma de la Constitución había que enmendar el “error” de haber pactado con el PP un cambio exprés de la Carta Magna para consagrar la estabilidad presupuestaria. La propia Susana Díaz fue de las pioneras socialistas en elevar la voz con este asunto. Sin embargo, ahora opta por poner sus matices. Defendió que el PSOE tiene que presentar un documento de reforma constitucional “propio”, dejando entrever que no le ha gustado ir a remolque de Izquierda Unida, sus socios de Gobierno, en este asunto. “A mí no me hubiera gustado estar en el pellejo de Zapatero en ese momento. Había una presión brutal”, advirtió. Insistió en que no le gustó ni la forma ni el fondo de aquella reforma, pero igualmente dejó claro, como ya han hecho otros –como la presidenta del PSOE, Micaela Navarro– que no le agrada que se revise “de manera injusta” lo que ha pasado. Igualmente, renegó del argumento de que, gracias a aquella reforma, el PP ha podido hacer todos sus recortes sociales. “Lo hubiera hecho de cualquier forma porque va en su ADN”, ha sostenido.

En un momento en que los expresidentes de la Junta Manuel Chaves y José Antonio Griñán están a los pies del Tribunal Supremo por el caso ERE, Díaz ha vuelto a decir que cuando hable el Alto Tribunal hablará ella. Ya dejó claro que pediría las actas de los expresidentes si eran imputados de algún delito, lo que enervó a la vieja guardia socialista. El mensaje ahora de la presidenta del Gobierno andaluz es más suave y pasa por reivindicar las reformas que ha puesto en marcha a favor de la transparencia y el control de los fondos públicos. En lo que no hay cambio es en el rechazo frontal a un pacto con el PP contra la corrupción. “Yo sí creo en los acuerdos, pero no en los cambalaches ni en los pasteleos”, ha asegurado. Las medidas presentadas por Rajoy en el Congreso llegan para la socialista “con demasiado retraso”.

Pide una reunión con el presidente

La presidenta de la Junta ha informado de que ha enviado una carta al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, solicitando una reunión, que sería la segunda desde su llegada a la presidencia de Andalucía hace 15 meses. Sobre la mesa, los fondos del plan Juncker, una ofensiva de inversión dotada con 315.000 millones de euros para los próximos tres años. La Junta ha elaborado en cinco días un documento en el que reclama 13.000 millones de euros para empleo, infraestructuras y servicios como educación y sanidad. Europa fía la mayor parte de esta inversión a la dotación privada o la colaboración público-privada, y limita a 21.000 millones la dotación puramente pública. La dirigente andaluza ha discrepado con este punto pero ha dejado claro que lanzará una ofensiva para acaparar buena parte de los fondos que corresponden a España. Además de la entrevista con Rajoy, ha anunciado contactos con la Comisión Europea.

La socialista ha vuelto a reivindicar la reforma urgente del modelo de financiación autonómica, denunciando el “maltrato” y la “discriminación” a Andalucía. Frente al discurso del Gobierno, que rechaza abrir este melón en plena deriva soberanista de Cataluña, Díaz ha asegurado que este “no es un problema de banderas”, sino de “igualdad” entre todos los ciudadanos. Sobre el problema catalán, ha advertido de que “lo que no mejora, puede empeorar” y ha asegurado, frente a las críticas del Partido Popular, que ella defiende una reforma de la Constitución para que haya “un mejor encaje de todas las comunidades y no sólo de Cataluña”. Cuando la acusan de cesiones a los independentistas, ha insistido en que no tolerará “asimetrías o desigualdades” y ha vuelto a situar a Andalucía como “fiel de la balanza”.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha lanzado una advertencia a su partido sobre el peligro de que el PSOE se deje llevar por las encuestas que indican que Podemos se está quedando con su electorado. “No quiero que mi partido dé virajes –advirtió–; somos el partido que ha vertebrado y gobernado España durante 21 años en democracia”. Su reivindicación estuvo seguida de otro mensaje quizás todavía más claro en relación a Podemos: “No me preocupa que salgan fuerzas políticas nuevas. El PSOE no se puede acomplejar con nadie”. Y fue a más: “Estamos echando gasolina al fuego de la indignación social y eso tiene consecuencias para la convivencia y para el sistema político”.

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