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Así empezaron los abusos en Granada: “Quédate a dormir y vemos una película”
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TRES AÑOS DE AGRESIONES SEXUALES Y AMENAZAS

Así empezaron los abusos en Granada: “Quédate a dormir y vemos una película”

En el auto de cinco páginas al que ha tenido acceso 'El Confidencial', se relata cómo el cabecilla del clan de los Romanones 'engatusaba' al joven de tan solo 14 años

Foto: Pintadas con acusaciones de pedofilia en la parroquia del cura detenido. (Efe)
Pintadas con acusaciones de pedofilia en la parroquia del cura detenido. (Efe)

Todo empezó cuando tenía siete años. Al niño D. le propusieron ser monaguillo. D. y su amigo J. aceptaron la oferta de Román Martínez Velázquez de Castro, el párroco de la Iglesia de San Juan María de Vianneny de Granada. Con 14 años, el grupo de sacerdotes diocesanos liderado por Martínez, les ofreció que fueran a la casa parroquial. Ahí empezó su calvario. El infierno. Los abusos sexuales duraron tres años y si no fuera por el Papa Francisco seguiría tapado, bien oculto.

En el auto de cinco páginas del Juzgado de Instrucción número 4 de Granada, al que ha tenido acceso El Confidencial, se relata cómo el cabecilla del clan de los Romanones, sacerdotes sin alzacuellos, gran solvencia económica e importantes propiedades inmobiliarias, le proponía al ya joven D. (en ese momento con 14 años) “quedarse a dormir y ver alguna película”. Esta era la coartada perfecta para que Martínez convenciera a D. de la “gran vocación para el sacerdocio” del adolescente. Y para ello le propone “compartir con el grupo de sacerdotes su modo de vida”.

En 2006 y 2007 sufrió dos agresiones sexuales. También vejaciones y amenazas verbales ante una docena de personas –sacerdotes y seglares–, todos hombres; ninguna mujer. Fue en junio de 2008 cuando D. abandonó el grupo. Eso sí, el escrito judicial, que adelantó La Opinión de Málaga, especifica las “contradicciones” en el relato del joven “y descripción de los hechos realizados por D.” en relación a las actuaciones recogidas por el juez.

El magistrado Antonio Moreno, titular del juzgado granadino, también lamenta en el auto fechado el 26 de noviembre, la “inactividad y tardanza” del denunciante en poner los hechos en conocimiento de la Justicia y admite que influirán de manera decisiva en “las consecuencias procesales o materiales presentes o futuras sobre el curso del procedimiento judicial, por el retraso temporal en denunciar los hechos”. El caso continúa bajo secreto de sumario.

“Relación de superioridad”

Román Martínez, que se enfrenta según el juez a una pena de prisión de diez años, habría actuado, “con aprovechamiento de una situación de prevalimiento e intimidación con suficiente intensidad y relevancia, a la que habría añadir la posible aplicación de diversas agravaciones específicas al tratarse de conductas que revisten un carácter particularmente degradante y vejatorio que se realizan de manera conjunta por varias personas adultas sobre víctimas menores especialmente vulnerables y prevaliéndose de una relación de superioridad”.

El líder del clan sólo eludió la prisión provisional tras depositar una fianza de 10.000 euros. Por un periodo de seis Martínez no se podrá acercar a menos de 200 metros del lugar donde se encuentre D. y J., “así como al domicilio de éstos o donde se encuentren en cada momento, así como se le prohíbe comunicar con ellos por cualquier medio”. En estas modalidades se incluye cualquier forma telemática o redes sociales, “bajo apercibimiento expreso de incurrir en delito de quebrantamiento de medida cautelar o de adoptar nuevas medidas cautelares que impliquen mayor limitación de su libertad personal en caso de que se incumpla dicha medida”.

El auto también deja muy claro que antes de la denuncia judicial a la Fiscalía de Granada el 14 de octubre de 2014 el joven le comunicó los abusos sexuales sufridos al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que en principio no pidió perdón y también ocultó otro caso de pederastia en la Diócesis de Córdoba. “Posteriormente envió una carta a la Santa Sede, al Papa”, recoge el escrito judicial, que también indica que es miembro supernumerario del Opus Dei.

Cibersexo y su realidad “misteriosa”

El subdelegado del Gobierno en Granada, Santiago Pérez, anunció en una entrevista concedida telefónica concedida a El Confidencial que el arzobispo podría declarar como testigo. El pastor de la Iglesia granadina pertenece al movimiento Comunión y Liberación. Cristianos de base denunciaron que todo se trataba de una “venganza” contra él. Está previsto que el arzobispo vuelva a reaparecer hoy en público tras minimizar su agenda pública para evitar la presión mediática.

El sacerdote Francisco José Campos, uno de los detenidos, hombre de confianza de Román Martínez, opinaba así, en febrero de 2010, sobre el cibersexo en el blog Horizontes, donde publican varios miembros del clan: “La realidad compleja y misteriosa de la sexualidad envuelve todo nuestro ser. Por un lado, conecta con nuestros instintos más básicos: supervivencia, protección, dominio, placer. Por otro lado, expresa de mil maneras nuestra necesidad de comunicación y unión con los demás. Son estos aspectos los que explican su poderosa y atractiva fuerza, que nos lleva a mitificarla y endiosarla”.

Todo empezó cuando tenía siete años. Al niño D. le propusieron ser monaguillo. D. y su amigo J. aceptaron la oferta de Román Martínez Velázquez de Castro, el párroco de la Iglesia de San Juan María de Vianneny de Granada. Con 14 años, el grupo de sacerdotes diocesanos liderado por Martínez, les ofreció que fueran a la casa parroquial. Ahí empezó su calvario. El infierno. Los abusos sexuales duraron tres años y si no fuera por el Papa Francisco seguiría tapado, bien oculto.

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