Díaz exigirá pruebas de “confianza y lealtad” para controlar la Junta
Ni un solo nombre se le escapará. Susana Díaz controlará al milímetro el nombramiento de altos cargos de la segunda unidad de la Junta de Andalucía
Ni un solo nombre se le escapará. Susana Díaz controlará al milímetro el nombramiento de altos cargos de la segunda unidad de la Junta de Andalucía. La nueva presidenta del Gobierno andaluz no quiere como viceconsejeros o directores generales a gente que no conozca o sobre los que carezca de pruebas inequívocas de confianza y lealtad. No quiere ninguna sorpresa en estos escalafones clave en el día a día ejecutivo de la Junta.
Su absoluto grado de conocimiento de la militancia socialista andaluza, como miembro poderoso del aparato desde el congreso del PSOE-A de marzo de 2010, es una de las grandes ventajas que aporta Díaz en este “nuevo tiempo”, el concepto que tanto resalta en cada una de sus intervenciones públicas desde que ganó las primarias sin urnas a la Presidencia de la Junta.
“Tiene todo el poder del mundo y lo va a ejercer, conoce las tripas del partido y eso es muy importante. Esta presidenta no tiene nada que ver con todo lo anterior, se ha movido mucho con directores generales y conoce a gente en todos lados”, explica a El Confidencial un destacado socialista con experiencia en cargos institucionales.
La diferencia es sustancial si se compara con la etapa de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Chaves delegaba en Gaspar Zarrías, su vicepresidente, la elección de los nombramientos clave. Griñán, en cambio, tenía una única consigna tras el congreso de 2010: laminar todo lo que “tuviera el sello de Chaves”, tras enfrentarse a éste por el liderazgo del socialismo andaluz.
“Cuando Díaz era diputada en el Congreso de los Diputados y quería solucionar un tema sabía muy bien a qué cargo intermedio tenía que llamar por teléfono. No va a haber ni un nombramiento que no esté supervisado y medido por Susana. Antes el consejero se podía equivocar, pero ahora todo pasará por encima de su mesa y se enterará de quién es quién en cada nombramiento”, argumentan a este diario fuentes del PSOE-A.
“Se acuerda de todo: te toma la matrícula”
Este conocimiento al dedillo de los candidatos a viceconsejeros y directores generales no se queda ahí: alcanza también a los jefes de Gabinete y asesores. La presidenta de la Junta de Andalucía, que no cuenta con nadie vinculado al caso de los ERE, se acuerda de todo: de lo bueno y de lo mano, “toma la matrícula”, es una “esponja” que se “ha empapado de los temas” durante su etapa en la Consejería de Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía.
Hasta ahora se han producido escasos movimientos en la segunda unidad de la Junta. No ha habido nombramientos masivos. Tan sólo los obligados para tapar los huecos dejados por dimisiones en los equipos de confianza de exconsejeros y los nombramientos en Hacienda y Administraciones Públicas, cuya nueva consejera, María Jesús Montero, ha fichado a anteriores responsables de la Consejería de Salud.
Díaz ha dado el visto bueno al nombramiento como viceconsejero de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de Juan Antonio Cortecero, hombre de absoluta confianza de Zarrías. Cortecero fue viceconsejero de Presidencia (2002-2009) y subsecretario del Ministerio de Política Territorial y Administración Pública (2009-2011), en la etapa de Chaves en el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Cortecero, junto a Enrique Cervera, exportavoz del Gobierno andaluz, formó parte del núcleo duro que Chaves se llevó a Madrid. El ahora viceconsejero ejercía como dique de contención en los cargos que ha tenido, un auténtico brazo armado de la Administración.
La marginación de Almería
“El control absoluto de la nomenclatura no lo veo como algo negativo. Cuando nombras a un alto cargo debes saber con quién cuentas, tienen que ser cercanos políticamente y de pensamiento. Implica conocer quién sabe qué, quién funciona y quién aporta algo”, subrayan a El Confidencial estas mismas fuentes.
El primer error visible que ha tenido Susana Díaz ha sido no contar con ningún consejero de Almería (tampoco de Huelva) en la configuración de su Ejecutivo. “No le costaba ningún trabajo hacerlo y no lo ha hecho. Te aporta más vincular a uno que dejarlo fuera. El sentimiento de marginación hacia Almería es patente”, señalan fuentes próximas a la Junta de Andalucía.
Un miembro de la Ejecutiva regional del PSOE-A destaca este hecho en declaraciones a este diario: “Es lógico el malestar en Almería y es normal que se tenga algún gesto. Susana no podía llegar al extremo de nombrar a un consejero por cada provincia. Es un poco absurdo. Los empresarios almerienses han protestado por el olvido y eso tiene sentido”.
La primera visita institucional fuera de Sevilla de los expresidentes Chaves y Griñán siempre había sido a la provincia de Málaga. Esta vez Susana Díaz ha elegido Almería. El secretario general del PSOE almeriense, José Luis Sánchez Teruel, quiso ser consejero, pero Díaz no aceptó sus presiones y no contó con él para su primer Gobierno. Sánchez Teruel ha sido relevado al frente de la Comisión de Igualdad, Salud y Política Sociales del Parlamento andaluz. ¿El sucesor? Carmen Martínez Aguayo, exconsejera de Hacienda, e implicada en el caso de los ERE.
Ni un solo nombre se le escapará. Susana Díaz controlará al milímetro el nombramiento de altos cargos de la segunda unidad de la Junta de Andalucía. La nueva presidenta del Gobierno andaluz no quiere como viceconsejeros o directores generales a gente que no conozca o sobre los que carezca de pruebas inequívocas de confianza y lealtad. No quiere ninguna sorpresa en estos escalafones clave en el día a día ejecutivo de la Junta.
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