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Griñán y Arenas cierran la campaña que liquidará políticamente a uno de los dos
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LA ÚLTIMA CARTA DE LA PARTIDA LLEVA UNA GUADAÑA

Griñán y Arenas cierran la campaña que liquidará políticamente a uno de los dos

La campaña electoral que se cierra en Andalucía no es sólo la antesala del triunfo de uno de los partidos en liza. El resultado llevará implícita

Foto: Griñán y Arenas cierran la campaña que liquidará políticamente a uno de los dos
Griñán y Arenas cierran la campaña que liquidará políticamente a uno de los dos

La campaña electoral que se cierra en Andalucía no es sólo la antesala del triunfo de uno de los partidos en liza. El resultado llevará implícita la sentencia para uno de los dos principales contendientes. José Antonio Griñán o Javier Arenas, aquel de los dos que pierda este histórico pulso en la mayor comunidad autónoma española, se enfrenta a su propia muerte política. La suerte está echada y la última carta de la partida lleva dibujada la imagen de la guadaña.

Cuando se le pregunta a Javier Arenas qué haría si tampoco en esta ocasión consigue la presidencia de la Junta, el líder del PP mira para otro lado y responde: “Eso tiene mal fario”. No se plantea la hipótesis. Sin embargo, y a pesar de que todas las encuestas le den hoy una sobrada mayoría absoluta, Arenas sabe que en Andalucía las urnas tienen un lenguaje muy peculiar y el denominador común de las encuestas suele ser el voto oculto. “Yo conozco mi tierra como nadie y sé que el PSOE es un partido muy fuerte, paso cuatro o cinco veces por cada sitio”. Arenas sabe que en Andalucía alguien puede ir regando la tierra mientras que por detrás le siguen para segarle la cosecha en un descuido.

No habría una nueva oportunidad

¿Qué haría Arenas si no consigue la presidencia de la Junta? En primera instancia, se podría considerar políticamente muerto, al menos por lo que a Andalucía respecta. No sería asumible para el PP-A esperar otros cuatro años con el mismo candidato para ensayar un nuevo intento de llegar al poder. Arenas lo sabe y ni siquiera forzaría la situación. Sin embargo, no sería previsible que Mariano Rajoy dejara escapar a un político de la talla del andaluz. Es más, si Arenas no consigue la presidencia de la Junta, quienes en el PP andan tranquilos porque lo ven inmerso en la política andaluza, tendrían motivos para prever movimientos de fondo en la dirección nacional que acaba de salir del último congreso del partido.

Sin embargo, en el PP andaluz hay quienes piensan que un futuro gobierno de coalición PSOE-IU, si Arenas no consigue la mayoría absoluta, no sería más que una olla a punto siempre de estallar que difícilmente podría llegar al ecuador de la legislatura. “Lo peor que le puede pasar al PSOE es que gane las elecciones pactando con IU”, asegura alguien con una larga trayectoria política en el partido de Arenas.

De San Telmo al juzgado y Gordillo mirando

Los argumentos parecen contundentes. Una coalición PSOE-IU supondría, en primer lugar, que la coalición de izquierdas tendría que cumplir con su promesa registrada ante notario de levantar las alfombras de la corrupción en la Junta. A ello se uniría la división interna existente en IU sobre la política de pactos, con un Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda y número uno por Sevilla, que considera tan capitalistas a los socialistas como a los populares. Pero sobre todo, un futuro gobierno de coalición tendría que asistir al peor tramo del caso de los ERE, con un permanente trasiego de altos cargos pasando por el despacho de la juez Alaya, y de ahí, en algunos casos, a la cárcel. ¿Podría asumir IU esa situación con la boca tapada con la moqueta de palacio? ¿Podría gobernar así un ejecutivo en una Andalucía profundamente marcada por la crisis y el desempleo?

Hay quienes creen que no y aseguran que a la vuelta de dos años como máximo Arenas tendría la oportunidad definitiva, con un Rajoy en La Moncloa viendo ya los frutos de su actual política de ajustes. Es decir, creen que el líder del PP, en caso de no sacar la mayoría absoluta, puede resultar herido pero no muerto.

Griñán, sin embargo, parece tener más expedito el camino hacia la tumba política en el caso de que Arenas consiga la mayoría absoluta. El hundimiento del PSOE en Andalucía supondría una convulsión de mucha envergadura para el segundo gran partido a nivel nacional. De un lado, el desalojo de la Administración andaluza de miles de militantes y simpatizantes del partido crearía un permanente foco de tensión en la organización, con innumerables casos de personas abocadas a un largo periodo de paro, y que en su mayor parte llevan décadas viviendo a la sombra del presupuesto público sin oficio ni beneficio conocido.

El hombre que quería se presidente

Esta convulsión, unida a la guerra solapada en provincias y a la permanente contestación de la figura de Griñán haría imposible su permanencia tanto en el Parlamento como en la secretaría general del partido. De hecho, Griñán ya ha comunicado a personas cercanas que estaría dispuesto a mantenerse como presidente federal del PSOE pero dejaría su acta de parlamentario y la secretaría general en un próximo congreso. El entorno de Susana Díaz, mano derecha de Griñán, le ha obligado a asegurar ahora que se mantendría en sus puestos, pero esta afirmación de última hora no es más que un recurso para acallar los comentarios que en el PSOE apuntaban a que el candidato había tirado la toalla antes de que se abrieran las urnas.

La campaña electoral que se cierra en Andalucía no es sólo la antesala del triunfo de uno de los partidos en liza. El resultado llevará implícita la sentencia para uno de los dos principales contendientes. José Antonio Griñán o Javier Arenas, aquel de los dos que pierda este histórico pulso en la mayor comunidad autónoma española, se enfrenta a su propia muerte política. La suerte está echada y la última carta de la partida lleva dibujada la imagen de la guadaña.

José Antonio Griñán Javier Arenas