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El chófer declara que Guerrero se gastaba 20.000 euros al mes de los ERE en cocaína
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AL EX DIRECTOR DE LA JUNTA LE COMPRARON UNA PIANOLA

El chófer declara que Guerrero se gastaba 20.000 euros al mes de los ERE en cocaína

La declaración de Juan Francisco Trujillo, chófer de Javier Guerrero, el director general que gestionó los ERE falsos, y a quien la juez Alaya le imputa

Foto: El chófer declara que Guerrero se gastaba 20.000 euros al mes de los ERE en cocaína
El chófer declara que Guerrero se gastaba 20.000 euros al mes de los ERE en cocaína

La declaración de Juan Francisco Trujillo, chófer de Javier Guerrero, el director general que gestionó los ERE falsos, y a quien la juez Alaya le imputa ya hasta once delitos,  ha declarado que su jefe gastaba unos veinte mil euros al mes en cocaína, y que el dinero que sustrajo de las subvenciones para la compra de drogas y caprichos podría ascender a los 90.000 euros, mucho más por tanto de lo que el propio Trujillo había declarado previamente ante la Guardia Civil.

Entre los objetos que forman parte de los caprichos de Guerrero y que fueron comprados para su chófer con el dinero de la Junta figura incluso una pianola, a pesar de que no se tiene constancia de que el alto cargo preso tuviera conocimientos de piano, ni siquiera de solfeo. Lo más habitual en los dedos de Guerrero, además de la presunta coca, era un “marlboro” y el gintonic. Eso sí, la muñeca la tenía bien cubierta, porque entre los caprichos del ex director general figuran dos relojes de elevado precio, además de móviles, ropa y antigüedades.

La jornada laboral en bares y restaurantes

La actividad laboral del ex director general de la Junta, hoy en prisión, se desarrollaba en bares y restaurantes, en los que Guerrero se jactaba de tener la bolsa de las subvenciones bajo control. Tanto es así que convirtió a su chófer en empresario, aunque sólo virtual. Según la declaración de Trujillo, estando un día en un bar dando buena cuenta de un gintonic, el jefe le dijo a su conductor que se metiera a emprendedor, es decir, que montara alguna empresa para poder pasarle dinero. Guerrero le inyectó a su chófer partidas por un móntate de 900.000 euros, más la póliza de su madre.

La declaración de Trijillo, por otra parte, introduce en la escena al todopoderoso Gaspar Zarrías, cuando era consejero de Presidencia de Manuel Chaves, Según ha relatado el chófer ante la juez, él mismo acompañó a Guerrero al despacho de Zarrías con Juan Lanzas, un ex sindicalista de UGT, que consiguió amañar varios ERE falsos y llevarse la correspondiente comisión, hasta el punto de que solía presumir en su pueblo, de la provincia de Jaén, territorio de Zarrías, que estaba bien cubierto económicamente.

Guerrero, antes de entrar en la cárcel, donde lleva ya diez días, negó que consumiera droga y poco menos que se presentó como un abstemio, asegurando que sólo se tomaba un gintonic después de las comidas y otro más por las tarde, en alguna ocasión. La comparecencia del “chófer de la cocaína” supone el golpe definitivo en la campaña de Griñán, que ha reconocido que el caso de los ERE ha supuesto un desgaste en su Gobierno y tendrá repercusiones en las urnas. De hecho, Trujillo ha tratado de que la juez Alaya le aplazara su comparecencia hasta después de las elecciones, cosa que no ha conseguido.

Su abogado, Antonio Aguilar, aseguró antes de entrar en los juzgados que su cliente estaba dispuesto a colaborar con la Justicia, y por tanto iba a aportarle a la juez Alaya todo lo que sabe. La relación de Trujillo con Guerrero ha sido, por otra parte, un factor que ha influido en la decisión de Alaya de decretar el ingreso en prisión de Guerrero inmediatamente después de terminar sus declaraciones. Con esta decisión se quería evitar que Guerrero pudiera presionar a su ex chófer para que anulara su primer testimonio, realizado ante la policía judicial, donde incriminaba a su jefe.

La declaración de Juan Francisco Trujillo, chófer de Javier Guerrero, el director general que gestionó los ERE falsos, y a quien la juez Alaya le imputa ya hasta once delitos,  ha declarado que su jefe gastaba unos veinte mil euros al mes en cocaína, y que el dinero que sustrajo de las subvenciones para la compra de drogas y caprichos podría ascender a los 90.000 euros, mucho más por tanto de lo que el propio Trujillo había declarado previamente ante la Guardia Civil.