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La mano que mece la cuna de Bibiana: las aspiraciones de la ex ministra en el PSOE-A
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MUJER DE CONFIANZA DE MANUEL CHAVES

La mano que mece la cuna de Bibiana: las aspiraciones de la ex ministra en el PSOE-A

La profunda crisis del PSOE-A ha dejado escondida entre bambalinas la figura de una de sus principales protagonistas, el claro objeto de un deseo compartido por

Foto: La mano que mece la cuna de Bibiana: las aspiraciones de la ex ministra en el PSOE-A
La mano que mece la cuna de Bibiana: las aspiraciones de la ex ministra en el PSOE-A

La profunda crisis del PSOE-A ha dejado escondida entre bambalinas la figura de una de sus principales protagonistas, el claro objeto de un deseo compartido por José Antonio Griñán y José Luis Rodríguez Zapatero, encarnado en la ex ministra Bibiana Aído.

Fue hace algo más de un año. El padre de Bibiana, Francisco Aído, a la sazón jefe del gabinete del presidente González Cabaña en la Diputación de Cádiz, empezó a hablar más de la cuenta entre café y café, a orillas de la institución provincial. “Lo que Griñán quiere es renovación”, era el mensaje de Paco Aído, y la renovación pasaba por su hija Bibiana, llamada, según se barajaba ya en algunos círculos socialistas gaditanos, a sustituir a Cabaña en la secretaría provincial del partido e incluso a disputarle la Alcaldía de Cádiz a la popular Teófila Martínez. La campaña de Paco Aído se cortó en seco por decisión de González Cabaña, que le destituyó de un tajo y le apeó del coche oficial que utilizaba, y que fue objeto de continuas denuncias por parte de los populares gaditanos.

Bibiana lo tenía todo. Era hija del primer alcalde democrático de Alcalá de los Gazules, epicentro del clan de Alcalá que controla Luis Pizarro, natural del mismo pueblo, como su primo Alfonso Perales, ya fallecido, una de las personas de mayor confianza de Manuel Chaves e incluso de Felipe González. Bibiana, decían, había sido acunada por el propio Manolo –como se conoce a Chaves en el Partido en Cádiz-. Y era cierto. El actual vicepresidente tercero solía coger a la pequeña hija de Paco Aído entre sus brazos y hacerle carantoñas cuando visitaba la casa del alcalde de Alcalá, tal vez con la convicción política de que amamantaba a uno de los cachorros del poder socialista andaluz del siglo XXI.

Es más, la joven Bibiana, ya como militante del partido, había hecho sus correspondientes peregrinaciones a la finca gaditana La Almoraima, para departir con Felipe González y Carmen Romero, que fue diputada por Cádiz, y estrechar lazos con el padre espiritual del socialismo entonces.

Ayudando a Fredy

El máster como aspirante al poder lo culminó Bibiana durante la campaña electoral de 2008, procurando que el aspirante a diputado por Cádiz, Alfredo Pérez Rubalcaba. Fredy, como se le conoce en algunos círculos socialistas gaditanos al hoy vicepresidente y ministro de Interior, no se perdiera en el mapa de la provincia y acercándole al pueblo llano. Bibiana tuvo la habilidad suficiente para hacerse imprescindible, y dejó en Fredy un recuerdo de eficacia y capacidad de trabajo que fue vital cuando Zapatero se encontró con el compromiso de tener que formar Gobierno.

Cuando hubo que hablar de la cuota andaluza para formar parte del gabinete de Zapatero, Chaves tenía la foto de alguien con posibles: mujer para la cuota, joven, trabajadora,  inteligente… Y, además, pata negra por su condición de hija del primer alcalde socialista de un pueblo tan emblemático para el partido como Alcalá de los Gazules. Zapatero no lo dudó y le entregó un ministerio estrella en la nueva estética del Ejecutivo, el de Igualdad. Bibiana se convertía así en la ministra más joven de la historia, y el mismo Chaves que la acunó cuando era pequeña le llegó a acompañar después en el mismo Consejo de Ministros como vicepresidente tercero.

Una oferta envenenada

González Cabaña tenía, por tanto, motivos para preocuparse cuando escuchaba la cantinela cotidiana de Paco, su jefe de gabinete, recordando que Griñán quería renovación en el partido en Cádiz. Y antes de que la especie corriera por el partido como un mal augurio, empezó a preparar a sus huestes por lo que pudiera llegar.

Con motivo del congreso extraordinario que aupó a Griñán a la secretaría general del PSOE-A, González Cabaña recibió la primera oferta envenenada. El nuevo presidente de la Junta le pidió que formara parte de su ejecutiva, para lo cual tendría que abandonar la Presidencia de la Diputación y la Alcaldía de Benalup… Fue de madrugada, y después de aceptar inicialmente, a Cabaña se le aparecieron las meigas para alertarle de que no bebiera del cáliz que le acercaba el nuevo presidente. Entre esas meigas estaba Luis Pizarro. Y Cabaña llamó a Griñán a eso del alba para decir que se lo había pensando mejor y renunciaba. Se volvió a Cádiz, se amarró más que nunca a sus poltronas de alcalde y presidente, y esperó a que le llegara la hora.

Con motivo de la fuga de Rafael Velasco, vicesecretario general del PSOE-A por decisión de Giñán, debido a las escandalosas subvenciones a una empresa de su mujer, Cabaña quiso devolverle el cáliz al presidente y se le ofreció para ocupar el sillón vacante en la ejecutiva, “sin condiciones”. Es decir, quiso convertirse en el número dos, pero sobre todo trató de ejecutar el plan de Chaves-Pizarro después de haberse consumado el congreso del divorcio entre el presidente entrante y el saliente de la Junta: que Griñán gobierne, pero que Chaves y su clan controlen el partido.

Griñán no le contestó a Cabaña. El presidente se limitó a hacer mutis paseando displicente ante la fachada del Palacio de San Telmo esperando ver pasar el cadáver del enemigo ante el barroco del siglo XVII que se erigió en los terrenos propiedad del Tribunal de la Inquisición… Y de ahí, al estallido de la crisis final con la dimisión de Pizarro.

Hoy, cada cual sabe dónde se encuentra el enemigo; se velan armas hasta el límite que en el calendario marca del 22 de mayo. Después podrá pasar cualquier cosa. Pero posiblemente, y ocurra lo que ocurra, ya sea tarde para la operación Bibiana. Aquella niña que Manolo acunaba entre sus brazos pasea hoy por Madrid de la mano de su novio, delegado de la Junta en la capital a cargo del presupuesto, mientras observa cómo su padre político putativo lucha contra los dragones que acusan a su hijo de ser un conseguidor a comisión.

La profunda crisis del PSOE-A ha dejado escondida entre bambalinas la figura de una de sus principales protagonistas, el claro objeto de un deseo compartido por José Antonio Griñán y José Luis Rodríguez Zapatero, encarnado en la ex ministra Bibiana Aído.

Bibiana Aído Manuel Chaves José Antonio Griñán