Griñán aprovecha el escándalo de los EREs para apartar a los herederos de Chaves

Los escándalos que marcan la actualidad andaluza, y que tienen al PSOE y a la Junta en el punto de mira, están provocando que un sector fiel a Manuel Chaves se reagrupe para hacer frente al presidente autonómico, José Antonio Griñán, que pretende aprovechar estos casos para apartar a los herederos del ex presidente andaluz. En esta reagrupación tiene especial protagonismo Luis Pizarro, hombre leal a Chaves, arrinconado por Griñán cuando el actual vicepresidente tercero se marchó a Madrid.

 

El caso de los falsos EREs, por ejemplo, apunta de lleno a la herencia de Chaves. Los ex consejeros Antonio Fernández, José Antonio Viera y sus respectivos equipos están en el centro de la diana. Pizarro ha sido su único defensor, al declarar en reiteradas ocasiones su absoluta confianza en la honestidad de los altos cargos relacionados con los EREs.

 

Todos los demás, desde Griñán a su vicepresidenta Mar Moreno pasando por Gaspar Zarrías, han querido curarse en salud, la primera advirtiendo que se actuará “caiga quien caiga” y el segundo con el socorrido “hasta donde yo sé”. En este escenario, la reciente celebración de la convención municipal en Sevilla convocada por el PSOE evidenció el reagrupamiento del sector sobre el que pende la sombra de los escándalos.

Luis Pizarro, José Antonio Viera e incluso Martín Soler, otro consejero cercano a Chaves defenestrado por Griñán, dieron muestras de formar un bloque frente al actual presidente de la Junta, que no encontró ni con mucho el protagonismo que merece un anfitrión, en unos momentos especialmente difíciles a un año de unas elecciones en las que el PSOE se juega en Andalucía mucho más que el poder en una comunidad.

“Los escándalos conseguirán lo que no consiguió el PP”

En el entorno de Griñán se asegura que los escándalos heredados de la época de Chaves “van a conseguir lo que el PP no sería capaz de hacer en muchos años”, en referencia al desgaste que se está produciendo en las perspectivas electorales del PSOE.

Mientras tanto, los secretarios provinciales del partido tratan de salvar sus reinos de taifas, huérfanos de un liderazgo regional que no encuentran. En lugares como Cádiz, González Cabaña, hombre muy cercano a Luis Pizarro -que se negó a aceptar una oferta de Griñán en el último congreso regional para entrar en la Ejecutiva porque a cambio tenía que dimitir como secretario provincial, alcalde de Benalup y presidente de la Diputación- ha creado un territorio particular.

Por otra parte, Griñán, de quien en el propio PSOE aseguran que pecó de ingenuo en el Congreso que le convirtió en secretario general de los socialistas andaluces, aceptó a dos submarinos de Pizarro a su lado: Rafael Velasco, vicesecretario general, que tuvo que abandonar la política por el escándalo de las subvenciones a una empresa de su mujer, y Mario Jiménez, portavoz socialista en el Parlamento andaluz, alumno aventado de su mentor.

Rodeado de pizarristas, sin controlar el partido y sin un liderazgo consolidado aún, en el caso de los escándalos de los EREs el peor enemigo de José Antonio Griñán puede estar entre los herederos de Chaves, a quienes se dio por anulados políticamente pero que no parecen dispuestos a resignarse a ser los únicos en pagar la factura de lo que se cuece en los juzgados de Sevilla.