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Zarzalejos: "El sanchismo es irreversible, en algunos aspectos la Constitución está herida de muerte"
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ENTREVISTA: "LA HUELLA DE SÁNCHEZ"

Zarzalejos: "El sanchismo es irreversible, en algunos aspectos la Constitución está herida de muerte"

El séptimo libro de José Antonio Zarzalejos es un antídoto contra un mal de difícil solución: los casi ocho años de sanchismo y su efecto sobre el sistema constitucional de 1978. Son 230 páginas de análisis periodístico, documental y moral

Foto: José Antonio Zarzalejos publica "La huella de Sánchez". (EC)
José Antonio Zarzalejos publica "La huella de Sánchez". (EC)
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José Antonio Zarzalejos Nieto (Bilbao, 1954) se ha sentado a escribir por una doble necesidad: documental y moral. Cree firmemente que el principio del fin del sistema constitucional de 1978 tiene una fecha de caducidad: el 1 de junio de 2018 —cuarenta años después—, exactamente cuando Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno. Desde entonces, y ya vamos para ocho años, Zarzalejos ha ido analizando en este periódico cada uno de los pasos de un Gobierno al que atribuye un ánimo "destituyente".

Y ahí surge la necesidad: documentar, analizar y contar lo que ha pasado en España en un periodo marcado por un liderazgo "circular" y "megalómano" en el que las decisiones se toman valorando exclusivamente el beneficio del presidente del Gobierno. Sólo dando testimonio impreso, y Zarzalejos no es precisamente optimista, se podrán paliar los efectos del sanchismo. Analista destacado de El Confidencial, presidente de su Comité editorial, el autor es un periodista licenciado en Derecho que está cómodo observando la actualidad desde una triple mirada: jurídica, histórica y psicológica. Esa perspectiva multidisciplinar está presente en 'La huella de Sánchez' (La esfera de los libros, 2025), un ensayo que se lee en una sentada y en el que la contundencia de los datos y la pulcritud de la redacción no pueden más que acabar en el asentimiento del lector. Desde la primera página.

PREGUNTA. La portada está llena de sentido editorial y merece la pena detenerse: vemos al Rey y al presidente, se están dando la espalda. Sánchez en color y Felipe VI en blanco y negro. ¿Por qué esta composición?

REPUESTA. Ymelda Navajo (la editora) me preguntó qué idea tenía para la cubierta y le dije que los protagonistas son, por una parte, el presidente del Gobierno y, por otra, el Rey, porque tienen una significación completamente diferente. Y le propuse el título de “La huella de Sánchez” y le hablé del muro como una idea recurrente. Y entonces el creativo decidió ponerlo en vertical, de tal manera que el título "La huella de Sánchez" los separa. Van en direcciones contrarias. El presidente del Gobierno, además, es una fotografía en color, y la del Rey es en blanco y negro. Y ahí es donde se encuentra la significación del libro.

P. En la página 135 escribes: "Don Felipe no es la némesis del presidente del Gobierno, sino la última frontera".

R. Pretender que el Rey sea la némesis, es decir, la contrafigura, de Sánchez, es darle a Sánchez una entidad que no tiene. El Rey es un referente de valores que no son abundantes precisamente en el presidente del Gobierno.

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P. ¿Por qué es necesario escribir en estas 230 páginas lo que ha pasado en España desde el 1 de junio de 2018 hasta la actualidad?

R. Porque es irreversible, porque los efectos de las legislaturas de Pedro Sánchez tienen un recorrido irreversible, es decir, no van a poderse cambiar determinadas cosas, determinadas políticas y decisiones.

P. Me gusta decir siempre que el problema de los abusos de poder es que, cuando llega el siguiente, lejos de revertirlos, se aprovecha de ellos.

R. Exactamente, esta es la huella de Sánchez: que no es un político fugaz que pasa como la luz por el cristal, no. Él ha establecido unos usos derogatorios de la Constitución que van a ser esgrimidos como precedentes por quien le sustituya en el año 27, en el 26 o cuando suceda. Y ese es el gran daño que al sistema constitucional han hecho Pedro Sánchez y sus políticas.

P. De manera que no hay remedio, no hay antídoto.

R. En algunos aspectos, no hay. Ha dejado, está dejando, herida de muerte a la Constitución.

P. Otro detalle que me ha parecido muy significativo: el sentido del libro está en cada página. En el índice, el lector ya encuentra una declaración de intenciones. Y ahí hallamos un capítulo, el segundo, muy apetecible: un retrato del presidente.

R. El más costoso para mí. El más delicado, por una parte, y el que más esfuerzo de consulta, de conversaciones, de lecturas, me ha llevado, porque radiografiar a un personaje tan complejo y tan disruptivo no era fácil.

"Es un hombre intimidante porque tiende a ser iracundo. Es una característica temperamental que oculta en su proyección pública"

P. Hay una frase que entrecomillas: “Es una persona circular, porque todo empieza y acaba en él”.

R. Me pareció la mejor definición y me la hizo un psiquiatra. Me dijo: todas las personas que están en el poder tienen una cierta psicopatía, unos ciertos rasgos de narcisismo. Y en el caso de Pedro Sánchez lo que destaca es que es un hombre circular: un hombre que las decisiones que toma empiezan en él y terminan en él. De tal manera que su radio de acción siempre está inspirado por unos intereses muy determinados, que son los que le conciernen.

P. Hay otro argumento en este retrato de un político complejo que atacas desde muchas perspectivas. En el trato hacia sus subordinados lo que él irradia tiene mucho que ver con la intimidación.

R. Sí, es un hombre intimidante porque tiende a ser iracundo. Es verdad que es una característica temperamental que oculta en su proyección pública, en la que incorpora siempre una sonrisa como de serie, pero realmente, en lo que podríamos llamar la intimidad, la privacidad, en el ejercicio no transparente de su actividad política, es un hombre iracundo.

P. A la hora de perfilar su retrato te apoyas en los cinco días de reflexión, una maniobra que catalogas como fracasada.

R. Sí.

P. ¿Por qué? Explícame por qué crees que fue un fracaso y explícame cómo afectó eso a su personalidad, cómo llega una personalidad como la suya a tomar esa decisión y qué Sánchez sale de ahí.

P. Hay que distinguir varios planos. Él toma esa decisión porque en el origen hay un problema de carácter familiar. Segundo punto, porque se ve asaltado por una realidad que él no controlaba, ni siquiera la tenía prevista, que es la apertura de diligencias penales de investigación a su mujer. Y la tercera es que hace lo que siempre hace Sánchez: encontrar en la crisis la oportunidad. A él o a su entorno se le ocurre una excentricidad, que es suspender la agenda, amagar con una pretendida renuncia o dimisión. Pero eso le sale mal porque la decisión es tan excéntrica que la prensa internacional pone foco sobre ella y sobre el motivo de la excentricidad que es: la posible comisión por su mujer de algún ilícito penal.

P. Su mujer salta a los titulares de las portadas de los medios internacionales incluso con más contundencia que en los españoles.

R. Si aquí había brasas, lo que hace es soplar para que se encienda el fuego, y entonces se generaliza el hecho de que Begoña Gómez está siendo sometida a una investigación penal.

placeholder Portada de 'La huella de Sánchez', de José Antonio Zarzalejos.
Portada de 'La huella de Sánchez', de José Antonio Zarzalejos.

P. En la página 65 escribes: “Los gritos, las discusiones, incluso los improperios que se escuchaban en la Moncloa, trascendían”.

R. Sí, trascienden porque he tenido testimonios próximos de personas que me resultan absolutamente fiables y que han oído esos raptos de cierta iracundia que tiene el presidente del Gobierno.

P. Otros dos capítulos del libro son la destrucción de lo anterior y la construcción del sanchismo. Y aquí haces una reflexión arriesgada e interesante. Buscas el antecedente en la Historia y lo encuentras en la República de Weimar. Lo explicas con una frase muy cerrada: "El paralelismo no es con Maduro, sino con la República de Weimar".

P. No lo encuentro yo, hay mucha literatura sobre el periodo que se llama de entreguerras. En la década de los 30 es en la que decae la Constitución de Weimar, que data del año 19, que es la que permite el acceso de Hitler al poder. Y cuando Hitler llega al poder desde dentro de la Constitución de Weimar, la revienta. Esto se ha tomado como referencia por muchos autores como la fórmula que utilizan los populistas para llegar legítimamente al poder para, una vez que están en él, maniobrar de tal manera que destruyen la estructura jurídica que los ha llevado a ostentar esos cargos. Es decir, es la ruptura implosiva, y no explosiva, de la democracia.

P. Ahí entramos en la mutación constitucional.

R. Exactamente. Se produce en España una mutación constitucional. Por ejemplo, es una mutación constitucional evidente, aunque sea implícita, que un Gobierno se mantenga durante tres ejercicios sin aprobar el Presupuesto; o que un presidente del Gobierno cuya legitimidad es parlamentaria diga que va a gobernar sin el Parlamento; o que se hagan unos pactos que se negocian fuera de España, es decir, que se externalice la política de las instituciones nacionales. Eso es una gran mutación constitucional que concluye con una sentencia que pone un punto y final a un capítulo de la historia de la Constitución española, que es la sentencia sobre la amnistía. Es decir, todo aquello que la Constitución no prohíba, está permitido. Bueno, esto es declarar que la Constitución es líquida, evanescente, puramente declamativa.

P: El problema es que para todo esto hace falta contar con algo que jamás imaginamos, que es la ingenuidad de los constituyentes y la deslealtad de algunos actores políticos.

R. Hay una combinación. Hay un grave problema de carácter técnico en muchos aspectos de la Constitución, es decir, una Constitución técnicamente muy defectuosa y que está siendo aprovechada con deslealtad a su espíritu. Cuando se combinan esas dos circunstancias ocurre lo que está ocurriendo: que el sistema político hace fracasar la Constitución y en la base de todo, aunque la Constitución fuese perfecta, hay una gravísima deslealtad.

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P. A lo largo de estas páginas, y hemos repasado tres capítulos del libro, hablas permanentemente de la falsedad y el engaño. El sanchismo es la institucionalización de la falsedad y el engaño, convertir las crisis en una oportunidad, opacar los problemas y desviar la atención. Son técnicas en las que el presidente del Gobierno ha llegado a la excelencia.

R. No solamente él, sino su equipo. Todo su equipo.

P. ¿Y esa capacidad para que su equipo se empape de su forma de actuar?

R. Hay personalidades que hipnotizan. Yo creo que la de Pedro Sánchez tiene esa virtud o esa circunstancia. Pero los que quedan hipnotizados normalmente no presentan un nivel intelectual, profesional, político excelente. Son personas bastante mediocres.

P. Digamos que ha sabido rodearse de gente a la que poder manejar.

R. Gente dócil, sí, gente muy dócil. Gente muy dócil y sin un horizonte personal realmente interesante. Aquellos que lo tenían no están con él, ya se han colocado.

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P. Hay otra frase que me parece muy reveladora: “En otros países democráticos también los electorados son inconscientes de cómo se autolesionan”. Y pones dos ejemplos concretos, el Brexit y la segunda elección de Donald Trump después del asalto al Capitolio.

R. Sí, el Brexit es evidente. Los propios británicos en este momento están en una fase de arrepentimiento. Y las consecuencias de elegir a Donald Trump son gravísimas, porque Donald Trump hay que recordar que en el mes de enero del año 21 alentó el asalto al Capitolio y ahora de nuevo lo han vuelto a elegir, abriendo un camino a un autoritarismo en la madre de las democracias occidentales.

P. Esto, trasladado a España, viene a ser un presidente, Sánchez, cuyo partido no acaba de bajar de los 110 escaños…

R. Una de las circunstancias que explican lo que estamos viviendo es que Sánchez es perfectamente consciente de que el Partido Socialista que él dirige jamás va a llegar a una cota electoral que le permita gobernar con cierta holgura, es decir, no va a pasar nunca de los 120 escaños. Es decir, su marca está en 121, pero es que con él el Partido Socialista llegó a reptar hasta los 85 y sabe que este PSOE que está haciendo no tiene vocación mayoritaria.

P. Lo denominas como “el hombre inaugural”. Sánchez tiene un larguísimo listado de asuntos en los que ha sido el primero.

R. Es un hombre que tiene mucho instinto de poder y una enorme audacia para defenderlo. Y es un hombre inaugural porque es el hombre de las primeras veces. Es el primero que gana una moción de censura en la democracia, es el primero que gobierna sin ganar las elecciones, el primero que hace un gobierno de coalición, el primero que gobierna sin Presupuestos, es el primero que gobierna sin el Parlamento, es el primero que negocia la política española y de Estado en una mesa clandestina en el extranjero. La suma de todo eso le hace una un personaje muy peculiar, también muy dañino, y es lo que trato de explicar, pero con datos a lo largo de este libro.

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P. El libro se pone verdaderamente interesante cuando en el capítulo cuarto abordas la figura del Rey y la relación entre ambos. En este momento, visto desde el presente, la relación está rota.

R. Yo matizo. El problema que tiene Pedro Sánchez es que no entiende lo que es una monarquía parlamentaria, y como no la entiende, le parece que es innecesaria y le molesta. Y por lo tanto, tiende a achicar el espacio que le corresponde al Rey, o cuando no lo achica, lo utiliza. Pero debe quedar muy claro que una cosa es que Sánchez se lleve mal con el Rey y otra que el Rey se lleve mal con Sánchez. El Rey no se lleva mal con ningún presidente del Gobierno. El Rey cumple su función con mayor o con menor dificultad. Pero es un elemento permanente de la estructura del Estado y, en cambio, el presidente del Gobierno es una pieza temporal de esa estructura política y, por lo tanto, el Rey no puede ser la némesis de un presidente del Gobierno, está por encima de. Y el Rey está demostrando que está por encima de las dificultades objetivas que para el desarrollo de sus funciones constitucionales le opone el presidente del Gobierno.

P. Hay una tendencia presidencialista en el comportamiento de Sánchez.

R. Absolutamente presidencialista y, por lo tanto, fuera de lugar en un sistema parlamentario.

P. Habría que cambiar el nombre de presidente por primer ministro.

R. Aporto ahí algunas obras y algunos dictámenes de juristas de muchísima envergadura. Bueno, por una parte, García Pelayo, que era el que propugnaba que el Rey tuviese más poder del que tuvo en la Constitución de 1978. Pero en “Democracia menguante”, que es un gran informe elaborado por una decena de juristas, lo que alertan es: “Oiga, esto se está convirtiendo en un régimen presidencialista en el que se está mermando el papel del Rey, incluso se le está sustituyendo con una palabra que es confusa en un régimen de monarquía parlamentaria. No debería ser presidente del Gobierno. Tendríamos que aprovechar una reforma constitucional para que fuera primer ministro. El primer ministro es el título que tiene el titular del Ejecutivo en todas las monarquías parlamentarias europeas.

P. El Rey tiene derecho al silencio.

R. El Rey tiene derecho a no decir lo que él crea que no debe decir, aunque quiera el Gobierno. Otra cosa es que el Rey tiene que tener una receptividad máxima, porque es un Rey parlamentario, a los criterios del Gobierno, pero el Gobierno no le puede hacer decir lo que él no quiera decir. Esto es, ¿él tiene que firmar la ley de amnistía, su sanción y proclamación? Desde luego, pero no se le puede pedir al Rey, después de su discurso del 3 de octubre de 2017, que elogie la Ley de Amnistía.

P. Desde el punto de vista del relato periodístico, de la crónica, el libro alcanza su cénit cuando revisitas Paiporta. ¿Qué sucedió allí y cómo lo valoras?

R.Yo creo que el Rey tiene dos momentos estelares en estos 11 años de reinado, desde su proclamación en el año 14. Uno es el 3 de octubre de 2017, con el discurso inmediatamente posterior al referéndum legal en Cataluña. Y el segundo es cuando el día 3 de noviembre del año pasado va a Paiporta. Cuando se produce esa situación tumultuaria, el Rey toma la decisión de que debe seguir allí afrontando incluso riesgos potencialmente físicos. Y no solamente lo hace él, lo hace también la Reina. Sin embargo, el presidente del Gobierno se retira o es retirado por su escolta y ahí se ve la gran dimensión que tiene el titular de una institución transversal y permanente, que es la Corona. Y yo creo que ahí, lo mismo que en octubre del 17, el revalida la idoneidad personal que tiene para el ejercicio de la jefatura del Estado.

P. ¿Tú crees que el CIS debería hacer una encuesta sobre el estado de la Monarquía?

R. Este CIS no, porque de este CIS no me fiaría, pero un CIS verdaderamente profesional, autónomo o independiente del Gobierno y de cualquier otro interés, sí. No obstante, tenemos ya valoraciones demoscópicas sobre el Rey, la Reina y sobre la figura de la heredera. No estamos a ciegas y en el libro se recogen algunas de esas.

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P. Hay dos capítulos más que necesarios, José Antonio: los ataques a la judicatura y a la prensa están explicados con todo lujo de detalles. Cuando hablas de los jueces, dices: “La suerte judicial del fiscal general del Estado marcará también un hito que concernirá decisivamente al contrapoder judicial”.

R. El enjuiciamiento de Álvaro García Ortiz, investido de su condición de fiscal general del Estado, es un claro desafío al Poder Judicial. Es tan impensable que eso pudiera ocurrir, que no hay norma que pudiera prever la desfachatez de sentarse en un banquillo investido de la condición de fiscal general del Estado. Ni él ha renunciado, lo que habla poco de su autoestima y de su dignidad, ni el Gobierno le ha cesado, y podría hacerlo incluso con el Estatuto orgánico del Ministerio Fiscal, actualmente vigente. ¿Qué se pretende? Se pretende desafiar al Tribunal Supremo, que está en la cúspide de la jurisdicción ordinaria. Y creo que va a salir mal. Creo que va a salir mal, pero los magistrados no van a tener en cuenta la condición institucional de Álvaro García Ortiz y van a absolver o van a condenar en función de las pruebas que en conciencia valoren y se presenten en el juicio oral. Es un desafío al Poder Judicial y una anomalía democrática absoluta y radical.

P. Sánchez no ha entendido el papel y la posición de la judicatura, o no ha entendido que los jueces son independientes.

R. No, no ha entendido ni el papel de la judicatura, o dice no entenderlo porque no le conviene, ni tampoco el de la prensa, como tampoco ha entendido o no le conviene entender el papel de la monarquía parlamentaria.

P. Para finalizar, concluyes en un epílogo que resume lo que ha pasado en España en estos 7 años. No diré que eres pesimista, pero si no lo eres te acercas. En el epílogo dices lo siguiente: “Pedro Sánchez ideó la destrucción del sistema constitucional para sustituirlo por su autocracia. Desde siempre no ha habido en la política peor corrupción que la mentira”.

R. Sí, pero fíjate. Esa es una idea que he tenido desde hace muchísimos años en mis lecturas de Hannah Arendt. Arendt dedicó a la mentira en la política un esfuerzo de reflexión realmente extraordinario. Ella llegó a la conclusión de que es una forma de corrupción verdaderamente letal. Y yo creo que mucho más significativo que la corrupción es la mentira. Más que el robo o que el abuso. La mentira se ha institucionalizado en España para adormecer el sentido crítico de la sociedad y para no saber discernir la naturaleza de lo que está ocurriendo. Por eso la mentira genera confusión y sobre la confusión mandan, se imponen, líderes con los perfiles populistas, iliberales y autocráticos como Sánchez.

P. Sin embargo, Hanna Arendt nos legó la esperanza de que la verdad se acabara imponiendo.

R. Exacto. Así terminó el libro, aunque llevamos mucho tiempo esperándola. Hannah Arendt nos enseñó que la verdad es irreemplazable. Es decir, que la mentira puede deteriorarla pero jamás la sustituye. Y al final esa es la esperanza que nos queda. Pero también es cierto, Juan, que los daños que ha causado Sánchez al sistema constitucional son irreversibles.

P. El libro es un ensayo que se lee con facilidad, bien cargado de datos y que creo que cumple su objetivo, porque ofrece un retrato completo no sólo de la persona, sino del político.

R. He pretendido hacerlo, y quiero subrayarlo, muy al estilo de El Confidencial, al modo que nosotros contamos en este periódico las historias, los análisis, los reportajes y las entrevistas.

P. Aunque no le guste al presidente del Gobierno.

R. Bueno, es que si le gustase al presidente me preocuparía muchísimo.

José Antonio Zarzalejos Nieto (Bilbao, 1954) se ha sentado a escribir por una doble necesidad: documental y moral. Cree firmemente que el principio del fin del sistema constitucional de 1978 tiene una fecha de caducidad: el 1 de junio de 2018 —cuarenta años después—, exactamente cuando Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno. Desde entonces, y ya vamos para ocho años, Zarzalejos ha ido analizando en este periódico cada uno de los pasos de un Gobierno al que atribuye un ánimo "destituyente".

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