Muere Rodríguez Menéndez, el abogado de los mil escándalos: de su casa con pirañas a su fuga de prisión
El letrado que defendió al 'Dioni' o 'la Dulce Neus' ha fallecido a los 75 años en el hospital tras una vida de polémicas que dejaron un reguero de víctimas y le llevaron a la cárcel
Al abogado Emilio Rodríguez Menéndez le gustaba enseñar su casa a las visitas. Era un chalet con parcela a las afueras de Madrid y el recorrido incluía una parada frente a un estanque donde el letrado presumía de tenerlo lleno de pirañas. Extravagancia o advertencia para posibles enemigos, la anécdota define un personaje polémico que ha muerto a los 75 años, según confirman fuentes de su entorno. Deja un reguero de enemigos y víctimas de sus maniobras, una vida plagada de escándalos que incluyeron condenas de cárcel y una inverosímil fuga a Argentina aprovechando un permiso penitenciario.
Corría el mes de agosto de 2008 cuando se produjo el siguiente titular: “Rodríguez Menéndez no vuelve a prisión tras disfrutar de un permiso rechazado por Instituciones Penitenciarias”. Era su primer permiso desde que entró en la cárcel en 2006 para cumplir nueve años y seis meses de condena por delito fiscal y revelación de secretos. Había costado un año detenerle después de que en junio de 2005 la Audiencia de Madrid decretase su ingreso en la cárcel para cumplir una condena de 2 años de prisión por difundir un vídeo en 1997 que atentó contra la intimidad del entonces director del diario El Mundo, Pedro J. Ramírez.
Tras no volver de su permiso penitenciario apareció a los dos meses en Argentina, donde fue detenido. Fue sorprendido cuando salía de una vivienda del barrio de Palermo de la capital argentina, una zona residencial de alto poder adquisitivo. Fuentes policiales informaron entonces que el abogado había estado antes en Paraguay, pero se marchó a Buenos Aires después de que una mafia policial local le avisara de que los agentes españoles le pisaba los talones.
Era Grupo de Fugitivos de la UDYCO (Unidad Contra la Delincuencia y el Crimen Organizado). Tras comunicar a sus colegas paraguayos la ubicación exacta del abogado, un grupo de agentes del país sudamericano se trasladó al hotel de Asunción donde residían el prófugo y su mujer. Tras recibir una suma de dinero, que los policías españoles suponen abultada, huyeron con el beneplácito de los agentes paraguayos. Rodríguez Menéndez se había afeitado su característica barba para pasar desapercibido.
El abogado se opuso a su extradición, su entrega se fue postergando y España se fue olvidando de su enésimo escándalo. Para entonces, Emilio Rodríguez Menéndez ya había sido muchas cosas, incluso editor de una revista que usaba para ajustar cuentas con sus enemigos de la política, la justicia, el periodismo y la farándula. Un reportero que tuvo un litigio judicial con él recuerda que una mañana, al llevar a su hija al colegio, se encontró con una pila de revistas impresas en la puerta. En la portada le acusaba falsamente de ser pederasta.
Muchas de las personas que le trataron coincidían en señalar que tenía una gran capacidad para el derecho y que podría haber desarrollado una carrera brillante, pero se fue al lado oscuro. De las intrigas pasó incluso a los platós de la peor telebasura donde llegó a protagonizar reportajes en la cama con algunas de las televisivas del momento.
Rodríguez Menéndez ha muerto en el Hospital Central de la Cruz Roja, San José y Santa Adela, en Madrid, tras pasar semanas ingresado. Los obituarios destacarán su labor como defensor de personajes mediáticos como 'El Dioni', el vigilante de seguridad que se hizo famoso en España por robar un furgón blindado con 300 millones de pesetas. También a 'la Dulce Neus', condenada por instigar a sus hijos a matar a su padre. Pero Rodríguez Menéndez fue muchas cosas más que un simple abogado.
Al abogado Emilio Rodríguez Menéndez le gustaba enseñar su casa a las visitas. Era un chalet con parcela a las afueras de Madrid y el recorrido incluía una parada frente a un estanque donde el letrado presumía de tenerlo lleno de pirañas. Extravagancia o advertencia para posibles enemigos, la anécdota define un personaje polémico que ha muerto a los 75 años, según confirman fuentes de su entorno. Deja un reguero de enemigos y víctimas de sus maniobras, una vida plagada de escándalos que incluyeron condenas de cárcel y una inverosímil fuga a Argentina aprovechando un permiso penitenciario.