Moncloa acusa al PP de tapar el funeral de la dana, pero Sánchez dará batalla en la comisión
El Gobierno no ve casual que se haya llamado a la comisión Koldo el día después del primer aniversario de las muertes en Valencia. La intención del presidente es ir al choque
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este jueves en León. (EFE/J.Casares)
Encaramados a la tesis de que no existe financiación ilegal del PSOE y con el autoconvencimiento de que lo peor de los escándalos de corrupción de José Luis Ábalos y Santos Cerdán ya ha pasado, el Gobierno se prepara para la comparecencia de Pedro Sánchez el próximo 30 de septiembre en el Senado, con la idea de que incluso pueden sacarle jugo. El presidente se va a preparar a conciencia para la cita, con la seguridad de que saldrá airoso.
La sensación en la Moncloa es que la comisión de investigación del inicialmente llamado caso Koldo, impulsada por los populares, y por la que han desfilado una y otra vez ministros, dirigentes de distinto pelaje y todo aquel que pueda aportar algo contra el PSOE, no les ha rozado ni un milímetro. Y no creen que ahora sea muy distinto con el presidente.
Al Ejecutivo le pilló por sorpresa el anuncio de Alberto Núñez Feijóo de que citaría a Sánchez a comparecer antes de que acabara el mes. Génova lo justifica en el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y la aparición de imágenes de sobres con dinero y el membrete de Ferraz, halladas en el teléfono de la mujer de Koldo. Pero en Moncloa lo relacionan con el tirón de Vox en las encuestas y la competición entre Feijóo y Santiago Abascal.
Ahora que se ha conocido que será el día 30, fuentes gubernamentales lo asocian también a un intento de "opacar" el primer aniversario de la dana de Valencia. El funeral de Estado se celebra ese 29 de octubre, un día antes de que el PP haya llamado a Sánchez al Senado. Es una "performance impresentable", aseguran en el Gobierno sobre este obligado testimonio parlamentario, que los populares organizan para "tapar sus vergüenzas" en la gestión de la tragedia.
El PSOE no ve sentido a que se llame al presidente a declarar porque mantienen que la UCO ha constatado la limpieza de sus cuentas. Según argumentan, el dinero abonado a Ábalos y sus donaciones al partido cuadran perfectamente con la información proporcionada por los socialistas. Algo que ha disipado el gran temor que recorría Ferraz: la aparición de desajustes en la contabilidad durante los años de mandato de los dos ex secretarios de Organización.
El PP considera inverosímil que Sánchez desconociera las andanzas corruptas de sus dos hombres de confianza en algunos contratos del Ministerio de Transportes. Pero el presidente piensa que ha purgado toda su responsabilidad política porque en cuanto conoció las acusaciones de la UCO los apartó. Sobre los sobres, el PSOE esgrime que son gastos de representación, como comidas o taxis. Por eso, en la Moncloa creen que el PP no va a poder estirar más este asunto.
Previsiblemente, los populares no se ceñirán a este caso e interpelarán a Sánchez sobre las causas judiciales sobre su mujer y su hermano. En estos dos temas, el jefe del Ejecutivo siempre se ha mostrado evasivo. Más allá de apuntar que hay jueces que hacen "política" y defender la inocencia de su familia, nunca ha aclarado ningún extremo de la investigación.
En el Gobierno no desvelan cuál será su estrategia ante el interrogatorio de los grupos parlamentarios en la Cámara Alta, pero sí dan por hecho que el presidente irá al choque y se esforzará por salir políticamente victorioso.
Encaramados a la tesis de que no existe financiación ilegal del PSOE y con el autoconvencimiento de que lo peor de los escándalos de corrupción de José Luis Ábalos y Santos Cerdán ya ha pasado, el Gobierno se prepara para la comparecencia de Pedro Sánchez el próximo 30 de septiembre en el Senado, con la idea de que incluso pueden sacarle jugo. El presidente se va a preparar a conciencia para la cita, con la seguridad de que saldrá airoso.