El juez amenaza a Ábalos con enviarle a la cárcel cuando se acerque el juicio: "El riesgo crece"

José Luis Ábalos ganó este miércoles una batalla, pero no la guerra. El juez Leopoldo Puente rechazó enviarle a la cárcel y el exministro salió a pie del Tribunal Supremo, pero todo apunta a que es cuestión de meses que acabe en un furgón policial rumbo a prisión. El propio magistrado se lo dejó claro a través del auto que dictó a primera hora de la tarde: el riesgo de fuga resulta "creciente" conforme se acerca el juicio y, por tanto, podrá "justificar" medidas "más gravosas" como la prisión preventiva "en lo porvenir".

El otrora hombre de confianza de Pedro Sánchez y peso pesado del PSOE ya ha comparecido cuatro veces ante Puente. El cerco se va estrechando con cada nuevo informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, pero esta citación era distinta. Por un lado, porque Ábalos complicó su posición al intentar cambiar de abogado con un "fraude de ley" el pasado lunes. Por otro, porque el último informe de la UCO refuerza la idea de que aún puede huir de la Justicia.

El fiscal jefe de Anticorrupción, Alejandro Luzón, fue el primero en señalar este miércoles que "concurre un riesgo cierto", aunque por ahora no es "lo suficientemente intenso" como para ordenar su ingreso en prisión. Las acusaciones populares, lideradas por el PP, se desmarcaron de esa postura y exigieron su encarcelamiento o, subsidiariamente, una fianza de 650.000 euros. Tras pasar más de tres horas encerrado en su despacho, el juez atendió los argumentos de la Fiscalía: ni cárcel ni fianza.

Sin embargo, su auto remarca que se trata de una decisión temporal, pues ese mismo riesgo de fuga va aumentando "conforme el conjunto de indicios de la posible comisión de graves delitos (...) se robustece" y, sobre todo, "conforme también se aproxima la fecha de celebración del juicio oral". Esa última referencia resulta crucial ante la decisión que él mismo adoptó el 23 de septiembre, cuando dividió la causa en dos y, de esta manera, aceleró el juicio contra Ábalos por la pieza principal de la investigación.

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Dicha pieza se centra en las supuestas irregularidades en torno a los contratos de adquisición de mascarillas, así como en otras tres cuestiones principales: las gestiones del exministro para la "publicación de una nota de prensa" que avalaba el rescate de Air Europa, los trámites que llevó a cabo para facilitar la licencia de operador de hidrocarburos a una empresa y la reunión que Víctor de Aldama mantuvo con el jefe de gabinete de María Jesús Montero para que le aplazaran una deuda.

El juez considera que esa parte de la investigación ya "está muy avanzada" y ha decidido abrir una pieza separada para investigar el resto. En concreto, el presunto cobro de comisiones a cambio de la adjudicación irregular de una serie de obras públicas que superan los 600 millones de euros. La división del procedimiento le permite mantener así dos velocidades y enviar cuanto antes al banquillo a las tres personas a las que se investiga en la pieza principal: Aldama, Koldo García y el propio Ábalos.

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Ese será el primer juicio que se celebre contra el exministro y, por tanto, el que reactivará su posible ingreso en prisión. El magistrado insiste en que ese escenario cogerá fuerza conforme Ábalos se enfrente a "penas privativas de libertad muy significativas", y la querella de la Fiscalía que dio origen a esa pieza principal incluye algunos de los delitos más graves del Código Penal: pertenencia a organización criminal, blanqueo de capitales, cohecho, tráfico de influencias y delitos contra la Hacienda Pública.

En ese contexto, queda por ver si Ábalos mueve ficha. Este miércoles se negó a declarar e incluso intentó justificar su silencio con constantes interrupciones al juez, quien le reprochó su verborrea: "Esto no es el Congreso", le advirtió. Todo ello delante del que fuera su abogado hasta hace 48 horas, José Aníbal Álvarez, que se vio obligado a acudir a la cita después de que el magistrado concluyera que Ábalos solo había renunciado a su defensa para intentar aplazar la declaración en el último momento.

La opción de renunciar al escaño

Superado ya este cuarto asalto, el exministro tiene vía libre para designar un nuevo abogado y rearmar su defensa. Su hasta ahora letrado llegó a tantear a la Fiscalía para alcanzar un pacto, pero queda por ver si Ábalos ahora va al choque directo. En ese caso, la amenaza de la prisión parece ineludible, aunque podría tratar de desactivarla con otra maniobra que también ha sondeado los últimos días: renunciar a su acta de diputado para que la investigación pase del Supremo a la Audiencia Nacional.

El propio magistrado admitió este miércoles que "no es ajeno al natural estupor" que produce que Ábalos aún mantenga su escaño en el Congreso. Ya no por meras estrategias de defensa, sino por el hecho de que se le esté investigando por "muy graves delitos" y, al mismo tiempo, ejerza "altas funciones" como la del "control de la acción del Gobierno y la aprobación de normas". Su mensaje —al igual que su amenaza— fue clara: "Se trata, creo, de un buen motivo para la reflexión".