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La lucha de una pareja suiza con Patrimonio por hacer un hotel en 'el Versalles de Cuenca'
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La lucha de una pareja suiza con Patrimonio por hacer un hotel en 'el Versalles de Cuenca'

Una pareja de origen suizo compró el Palacio de los Gosálvez hace unos meses. Quieren hacer un hotel y un espacio para bodas y eventos. El edificio está protegido y no será tan sencillo

Foto: El Palacio de los Gosálvez, en Cuenca. (Cedida)
El Palacio de los Gosálvez, en Cuenca. (Cedida)

Entre las provincias de Cuenca y Albacete, a orillas del Júcar, hay un palacio que casi nadie conoce. Data de comienzos del siglo XX, es de estilo versallesco y su primer dueño fue el conquense Enrique Gosálvez y Fuentes Álvarez, un popular industrial de la zona. Cuenta con más de 6.000 metros cuadrados construidos y en torno a veinte habitaciones que funcionaron como maternidad durante la Guerra Civil.

El palacio fue la residencia de Enrique y sus once hijos hasta 1964, cuando falleció el empresario y el inmueble quedó en manos de su viuda e hijos, quienes no invirtieron prácticamente nada en su conservación. En la década de los 90, el palacio fue declarado como BIC (Bien de Interés Cultural) y los herederos de Gosálvez decidieron venderlo, a la vista del grueso coste de las reformas necesarias.

Desde entonces, el palacio ha pasado por varias manos, sin que nadie llegase a habitarlo ni invirtiese lo mínimo para remodelarlo. "En resumen, que lleva más de treinta años abandonado y los dueños han permitido su expolio. Aquí venía todo el mundo a robar azulejos o lo que necesitase para sus obras. Yo mismo he arreglado la valla en un par de ocasiones, pero la volvían a romper", denuncia Pedro Pablo Correas, de la Asociación de Amigos del Palacio de los Gosálvez.

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El informe de conservación dice que el palacio cuenta con una serie de edificaciones complementarias como "una capilla de estilo neogótico de principios de siglo; muros de tapial con verdugadas de ladrillo, bóvedas de ladrillo que arrancan del suelo sin columnas, y carpintería de castaño de líneas románico-gótico". En realidad, dentro ya no queda nada de esto y, según explicaron desde la asociación conservacionista, la única solución podría pasar por "conservar la fachada y demoler lo demás para construir desde cero".

En marzo, un matrimonio de origen suizo, Ludovic y Yulia, compró el palacio con la idea de poner en marcha dos negocios: uno hotelero, en el palacio, y otro de eventos en sus jardines. Para ello han contado con la ayuda de varios voluntarios de la zona, ilusionados por la recuperación de un palacio que solo los más viejos recuerdan en buen estado. Han limpiado la maleza, desbrozado áreas intransitables y querían empezar a reparar la techumbre hasta que Patrimonio mandó parar. "Se nos ha comunicado que no se autorizan ni labores básicas de mantenimiento, ni de protección provisional del edificio, ni retirar escombros, ni siquiera mover un ladrillo", lamentaba la pareja en Instagram.

"Imposible cumplimiento"

Por el momento, la obra está parada sine die. El matrimonio suizo, que no quiere hacer declaraciones, está a la espera de que se resuelva el papeleo, si bien se avanza muy despacio. "Ellos estaban un poco equivocados con todo lo que conlleva este proceso", explica Samuel Mondéjar, alcalde de Casas de Benítez, el término municipal al que pertenece el palacio. "Creían que todo se podía gestionar con el ayuntamiento y yo mismo les acompañé a Cuenca para que viesen que cada paso tiene que estar aprobado por Patrimonio. Entonces descubrieron que iba a ser más largo y caro de lo esperado, porque planeaban empezar a sacarle rentabilidad en tres meses, haciendo fiestas en el jardín".

Es una disyuntiva clásica en los edificios protegidos: Patrimonio no suele rehabilitarlos ni preocuparse por su conservación; sin embargo, sí vigila de cerca los intentos de reforma. "Esa es la razón por la cual nos encontramos con infinidades de edificios BIC en ruina. No importa la intención de querer salvar y mantener edificios con tanta historia. Solo importa el respeto a unas normas de imposible cumplimiento, aunque esto represente con total seguridad la ruina del edificio. Pensamos que las normas deberían proteger estos edificios ayudando a los que quieren restaurarlos, no llevarlos a la ruina", dicen los dueños del palacio.

placeholder Los interiores del palacio. (Juan Pérez)
Los interiores del palacio. (Juan Pérez)

"A ver, solo se les ha pedido que cumplan unos mínimos. Por ejemplo, que haya un arquitecto al frente del proyecto. Nosotros somos un grupo de diez voluntarios que quieren echar una mano para limpiar o ayudar en lo que se pueda, pero no sabemos cómo restaurar esto", dice Correas, de la asociación de amigos del palacio. "Vemos que hay un problema de plazos, que hay prisa por ponerlo en marcha. Al respecto, nosotros vamos tranquilos: nuestro objetivo es rehabilitar el edificio y lo conseguiremos antes o después".

Daniel Pedrero, gestor de Patrimonio Cultural, ha seguido el proyecto desde el primer momento y fue de los pocos que advirtió que no se estaban dando los pasos correctos. "Este matrimonio viene de reformar un palacio neomudéjar espectacular en la finca El Caudete, en Alicante. Allí hicieron lo que les dio la gana, también utilizando voluntarios, y se creyeron que todo el monte es orégano, pero esto es un BIC y las cosas no funcionan así", explica a este periódico.

"Desde que lo compraron empezaron a hablar de organizar fiestas, eventos... no puedes afrontar la reforma de un BIC con esa mentalidad. El palacio se cae a trozos, no puedes meter a voluntarios ahí, como mínimo tienen que estar asegurados", afirma Pedrero, cuyos comentarios en redes sociales cayeron en saco roto. "Me dijeron que era un personaje y me bloquearon. Ahora, claro, se encuentran con una situación de bloqueo de la que son responsables".

placeholder Los suelos están hundidos en varias partes. (Cedida)
Los suelos están hundidos en varias partes. (Cedida)

El gestor cultural, con experiencia en la rehabilitación de este tipo de inmuebles, detalla el proceso de rehabilitación para este periódico: "Lo primero que hay que hacer es elaborar un plan director de la reforma completa, junto a un estudio del edificio, un informe de valores, una propuesta por fases, un plan de seguridad... esta gente no ha cumplido con nada de lo estipulado. Toda esa documentación tiene que aprobarla el ayuntamiento y Patrimonio para, una vez con todo en regla, empezar con el plan ejecutivo, que también tiene que ser aprobado por Patrimonio e ir avalado por un arquitecto. Y tampoco te vale cualquier empresa para construir, tiene que ser una con experiencia en edificios históricos, e incluso han de saber trabajar con los materiales de la época".

Para Pedrero, todo el proceso ha sido "un despropósito" por el planteamiento de los nuevos dueños: "El dinero no lo compra todo. No puedes esperar dar un uso comercial a un edificio histórico en tan poco tiempo, y menos este, que tiene los suelos destrozados, los techos humedecidos... es una obra infernal, pero es que deberían haber contado con que, desde que presentan los papeles hasta que ponen el primer ladrillo, si todo va perfecto, va a pasar, mínimo, un año y medio".

En el Ayuntamiento de Casas de Benítez todavía conservan la esperanza de desbloquear la operación, que sería clave para activar un hub turístico que incluye la reforma de la cercana Cueva de Catalina Cardona. "Son dos proyectos que pondrían a La Manchuela en el mapa de nuevo y el ayuntamiento va a hacer lo posible por llevarlo a cabo, ahora bien, tenemos que tener paciencia y ser respetuosos con los plazos", concluye el alcalde.

Entre las provincias de Cuenca y Albacete, a orillas del Júcar, hay un palacio que casi nadie conoce. Data de comienzos del siglo XX, es de estilo versallesco y su primer dueño fue el conquense Enrique Gosálvez y Fuentes Álvarez, un popular industrial de la zona. Cuenta con más de 6.000 metros cuadrados construidos y en torno a veinte habitaciones que funcionaron como maternidad durante la Guerra Civil.

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