El aplaudido monólogo de Alsina hoy: "De haber dependido de Sumar, hoy no habría nada que firmar"

El periodista Carlos Alsina no ha dejado indiferente a nadie esta mañana en su monólogo en Más de uno, al lanzar una crítica directa al papel de Sumar en la política española, en el contexto de la firma del acuerdo de paz entre Israel y Hamás en Egipto. Según sus palabras, si ese tratado hubiera dependido del partido liderado por Yolanda Díaz, “hoy no habría nada que firmar”.

Alsina planteó la imagen diplomática en Egipto como un escenario en el que muchas naciones compiten para colgarse medallas, y añadió que España, con Pedro Sánchez al frente, acude al acto con un peso simbólico y una contradicción evidente: “lo que pretende criticar en casa lo va a posar como ventaja allí afuera”.

Pero la frase más punzante vino cuando apuntó directamente a Sumar: “De haber dependido de Sumar, hoy no habría nada que firmar en Egipto”.

La intervención llega en un momento delicado para Sumar. Algunos analistas han señalado que el partido atraviesa una crisis de visibilidad y de capacidad para imponer su agenda política más allá de acuerdos simbólicos. Además, fuentes internas han admitido que en más de una ocasión Sumar ha mostrado su irritación con el PSOE por decisiones adoptadas sin su consulta o por la falta de concreción del Ejecutivo mayoritario.

No es la primera vez que Alsina carga contra la coalición: ha criticado la indefinición del Gobierno, la fragilidad de su mayoría parlamentaria y la discrepancia entre los discursos y los hechos. En otras entregas de su monólogo también ha ironizado sobre el declive político de Sumar o su desgaste interno.

El monólogo ha corrido rápido por redes, siendo recuperado por medios y generando debate entre analistas y partidos. No se trata solo de una frase honda o agria, sino de una llamada de atención: por un lado, al Ejecutivo de coalición para que deje de evadir críticas internas; por otro, a Sumar, para que demuestre si es actor o comparsa en decisiones clave de Estado.

En términos prácticos, la fuerza de Alsina radica en tomar una coyuntura internacional delicada —la firma del tratado de paz— y traerla al terreno nacional, donde se entrecruzan estrategias políticas, disputas de legitimidad y luchas internas. Para quienes quieran descifrarlo, el mensaje es doble: en Europa, España quiere jugar; en Madrid, sus piezas todavía no se han situado con claridad.