Sánchez se enfrenta a otro 12-O de abucheos y Abascal se borra de los actos oficiales

El presidente del Gobierno apenas ha disfrutado de una Fiesta Nacional sin sobresaltos. Los abucheos, las polémicas, los errores protocolarios y las sonoras pitadas han marcado prácticamente cada 12 de octubre desde que Sánchez ocupa la Moncloa. El debate político trastoca año tras año la solemnidad del desfile militar y la posterior recepción en el Palacio Real. Y nada indica que este año la tensión social vaya a decrecer. Más bien, todo lo contrario. El jefe del Ejecutivo llega al Día de la Hispanidad lastrado por un año negro en los tribunales, sin visos de que la situación judicial de su entorno político y familiar vaya a mejorar.

El cabreo ciudadano por los pactos con el independentismo al grito de "¡que te vote Txapote!" marcó el desfile de 2023, el primero de la legislatura. La factura política de la amnistía y el resto de cesiones al separatismo a cambio de la gobernabilidad tardó en cicatrizar. Pero todo apunta a que ese malestar social pasará a enfocarse ahora en el plano judicial, por encima incluso del político. Hace meses que la sombra de la corrupción planea sobre la Moncloa. Los escándalos y las investigaciones avanzan a una velocidad vertiginosa, mientras el Gobierno intenta hacer equilibrios con acusaciones veladas de lawfare, insostenibles por el acopio de causas y de juzgados.

Como cada año, y pese a la distancia de la tribuna de autoridades con el público, Pedro Sánchez tendrá que poner la otra mejilla ante la previsible pitada. Porque su mujer está imputada; su hermano, procesado; el fiscal general del Estado irá a juicio en noviembre; y su exsecretario de Organización se encuentra en prisión sin fianza. El palmarés de investigaciones abiertas ya era extenso, pero en los últimos siete días la tensión ha escalado aún más.

Sánchez acudirá al centro de la capital tras el último informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que ha reactivado los fantasmas de una posible financiación irregular en el PSOE, una sospecha presente desde que arrancó la investigación del 'caso Koldo'. Las entregas de sobres con dinero en efectivo de origen desconocido al exministro de Transportes y a su entonces asesor apuntala la existencia de una contabilidad en B que en el PSOE niegan. La Fiscalía Anticorrupción decidirá si solicita la imputación de la organización socialista tras la declaración judicial de Ábalos y Koldo el próximo 15 de octubre.

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El contexto judidial y político es de todo menos amable para el presidente del Gobierno en una cita que le reunirá con las principales autoridades del Estado. Una de las incógnitas de la jornada es la asistencia de Begoña Gómez. El año pasado, la mujer de Sánchez no asistió ni al desfile militar ni al posterior besamanos en el Palacio Real. El proceso judicial en torno a su figura no ha dejado de crecer en los últimos doce meses. El juez Juan Carlos Peinado ha acordado recientemente que su futuro juicio por los delitos de corrupción, tráfico de influencias, apropiación indebida, intrusismo y malversación quedaría en manos de un juzgado popular.

Este año, la tribuna de autoridades tendrá otra sonada ausencia. Santiago Abascal ha comunicado a la Casa Real que se ausentará tanto del desfile de las Fuerzas Armadas como de la posterior recepción en el Palacio Real. Se trata de una decisión inédita. El líder de Vox lo justifica en la negativa a "blanquear" al presidente del Gobierno en actos oficiales como el 12 de octubre. Pero también consolida un alejamiento de su partido con Felipe VI, con el que la formación ultraconservadora ya había puesto distancia en los últimos meses.

Según ha informado Vox en un comunicado, Abascal estará presente en el acto castrense, pero desde el público y no con el resto de autoridades. "No se puede ni se debe fingir normalidad institucional con un Ejecutivo ilegítimo que está dinamitando el Estado de Derecho y la convivencia pacífica, y que con sus alianzas internacionales está poniendo en grave peligro la seguridad de los españoles", apuntan. "El sitio" de Abascal, reiteran, "está junto a los españoles". La decisión implica también a un órdago velado hacia Alberto Núñez Feijóo en plena subida de Vox en las encuestas. El líder del PP también ha puesto distancia con Sánchez, pero sin renunciar a la institucionalidad.

Tanto al desfile como a la posterior recepción y cóctel en el Palacio Real están invitados todos los poderes del Estado, miembros del Gobierno, el líder de la oposición, los presidentes autonómicos —como es habitual, no asistirá el lehendakari Imanol Pradales—, expresidentes del Gobierno —que en los últimos años no han asistido— y máximos responsables de instituciones como el Consejo de Estado, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y la Fiscalía General del Estado.

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Según ha podido confirmar El Confidencial, Álvaro García Ortiz no asistirá "por motivos personales", decisión que llega después de que su presencia en la apertura del año judicial, presidida por el Rey, levantase ampollas en la judicatura. Su juicio ante el Supremo por revelación de secretos del novio de Isabel Díaz Ayuso comienza el 3 de noviembre.

La tensión durante la Fiesta Nacional ha sido una constante en los últimos años. En 2023, el Ministerio de Defensa decidió situar la tribuna de autoridades frente a la Fuente de Neptuno para alejar al público. Esta nueva disposición, que se ha repetido desde entonces, facilita que la llegada del presidente del Gobierno pase más desapercibida, pero la maniobra no ha minimizado los pitidos en los últimos años y no se prevé que lo haga tampoco este domingo.

Al margen de los abucheos, Sánchez ha protagonizado otras sonadas polémicas. En 2018, durante su primera visita como presidente del Gobierno, el dirigente socialista y su esposa protagonizaron un error en el besamanos situándose al lado de los Reyes para saludar a los invitados, una imagen insólita que fue corregida inmediatamente por uno de los encargados de protocolo de la Casa Real. En 2022, el jefe del Ejecutivo también modificó el momento de su llegada al homenaje militar para coincidir con los Reyes y mitigar los cánticos.

Tensión con Feijóo y Ayuso

En el plano político, la Fiesta Nacional se produce en un momento de altísima tensión entre Gobierno y PP. Sánchez y Feijóo volverán a verse las caras después de que el líder del PP haya dado el paso de citarle al 'banquillo' de la comisión de investigación por la presunta financiación irregular de los socialistas. Las relaciones entre PSOE y PP están completamente quebradas, y ambas formaciones se han adentrado en una guerra sin cuartel contra el adversario cruzando incluso el límite de los ataques personales. Los corrillos posteriores a la recepción Real estarán marcados, previsiblemente, por los ataques mutuos.

Se da la circunstancia de que Sánchez también tendrá que estrechar la mano a Isabel Díaz Ayuso —así como al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida— a su llegada al desfile, justo en un momento en que Moncloa y Sol han reactivado una batalla campal que también ha salpicado al propio Feijóo. El presidente del Gobierno amenazó esta semana con llevar a la dirigente madrileña ante el Tribunal Constitucional por su negativa a crear un registro de objetores a practicar abortos en la Comunidad de Madrid, tal y como marca la ley.

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La nota discordante de Ayuso con el aborto también ha tensado tanto al PP como a su líder. Feijóo dio orden a los suyos de dar carpetazo a un debate que no sólo les incomoda, sino que ayuda al presidente del Gobierno a "distraer la atención" de sus problemas judiciales. Pero la presidenta de la Comunidad de Madrid no cumplió con la petición de Génova. Ni con la de no amplificar el debate ni con la de "cumplir la ley" respecto al mencionado registro médico. Y ello provocó un encontronazo velado con Feijóo que envuelve de cierta tensión el encuentro entre ambos mandatarios este domingo.