La ciudad costera llena de ambiente y ocio perfecta para una escapada de dos días en octubre
El norte guarda un rincón vibrante donde el carácter marinero se mezcla con la tradición asturiana, los paseos junto al Cantábrico y una gastronomía que sabe conquistar a cualquiera
El Cantábrico siempre ha sabido guardarse tesoros, y uno de ellos es Gijón/Xixón, una ciudad que combina historia, mar y un ambiente único que la convierten en un destino perfecto para una escapada otoñal. Octubre es un mes idóneo para descubrir sus calles, playas y miradores, cuando la luz del norte acentúa los colores de la costa y el ritmo de la ciudad se vuelve más pausado pero igual de vibrante.
El corazón histórico late en Cimadevilla, el antiguo barrio de pescadores situado sobre el Cerro de Santa Catalina. Pasear por sus calles empedradas significa encontrarse con vestigios romanos, la Plaza Mayor o la Casa Natal de Jovellanos. En lo alto espera el “Elogio del Horizonte” de Eduardo Chillida, una escultura monumental que se ha convertido en símbolo de la ciudad y desde la que se disfrutan vistas inigualables de la costa asturiana.
Si algo define a Gijón es su estrecha relación con el mar. La playa de San Lorenzo, con su característica forma de concha y el Paseo del Muro, es una de las imágenes más icónicas. Al caer la tarde, caminar por el paseo hasta el Rinconín o la playa de Peñarrubia se convierte en una experiencia imprescindible. Al oeste, Poniente y El Arbeyal ofrecen también arena y ambiente familiar. Para quienes buscan tranquilidad, pequeñas playas como Serín o Estaño, a las afueras, ofrecen un entorno más salvaje.
La ciudad sorprende también por su riqueza cultural. Restos romanos como las Termas de Campo Valdés, el castro de la Campa de Torres o la Villa Romana de Veranes recuerdan su pasado milenario. Espacios como la Laboral Ciudad de la Cultura, con su torre panorámica, o el Jardín Botánico Atlántico añaden un contrapunto moderno y verde a la oferta. Museos como el del Pueblo de Asturias o el Acuario completan una ruta que combina ocio, naturaleza y conocimiento.
La vida gijonesa se respira en sus calles, plazas y bulevares. El escanciado de la sidra en la Cuesta del Cholo, las terrazas repletas al atardecer o las calles peatonales con tiendas locales forman parte de ese ambiente que atrapa a visitantes y residentes. La agenda cultural está siempre llena: teatro, conciertos, festivales y actividades al aire libre que convierten cualquier visita en un plan animado.
Si algo es sagrado en Gijón es la mesa. Los sabores marineros protagonizan la cocina, con pescados, mariscos y guisos que conviven con clásicos como la fabada o el cachopo. Todo ello regado con sidra, bebida que forma parte de la identidad local y que se disfruta tanto en sidrerías tradicionales como en terrazas frente al puerto. Y para los más golosos, la tradición repostera de la ciudad ofrece dulces que son auténticas tentaciones.
Gijón es una ciudad que combina mar y montaña, tradición y modernidad, tranquilidad y vida nocturna. Perfecta para una visita de dos días, octubre se presenta como el momento ideal para descubrirla: menos masificación, ambiente local en estado puro y un clima que invita a pasear y disfrutar.
El Cantábrico siempre ha sabido guardarse tesoros, y uno de ellos es Gijón/Xixón, una ciudad que combina historia, mar y un ambiente único que la convierten en un destino perfecto para una escapada otoñal. Octubre es un mes idóneo para descubrir sus calles, playas y miradores, cuando la luz del norte acentúa los colores de la costa y el ritmo de la ciudad se vuelve más pausado pero igual de vibrante.