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Las aduanas de Ceuta y Melilla, en vía muerta a los nueve meses de su inauguración
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PRESIÓN DE MARRUECOS

Las aduanas de Ceuta y Melilla, en vía muerta a los nueve meses de su inauguración

Los empresarios de ambas ciudades renuncian a utilizarlas a causa de las enormes trabas puestas por Rabat para exportar e importar, sin que el Gobierno español se queje de estas restricciones

Foto: Aduana comercial de Ceuta a las importaciones desde Marruecos. (Europa Press/Antonio Sempere)
Aduana comercial de Ceuta a las importaciones desde Marruecos. (Europa Press/Antonio Sempere)
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La apertura de aduanas comerciales en “Ceuta y Melilla marca un momento histórico en las relaciones bilaterales con Marruecos”, declaró a principios de mayo José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, en el Congreso. Hacía entonces tres meses que se había reabierto la aduana de Melilla, cerrada por Rabat de un plumazo en agosto de 2018, y que había inaugurado otra en Ceuta.

Albares no era el único que se expresaba en términos entusiastas. Sabrina Moh, delegada del Gobierno en Melilla, hacía otro tanto: “La aduana comercial ahora no es como la que teníamos antes, en 2018 en Melilla”. “Estamos hablando de una aduana comercial del siglo XXI entre dos países, uno europeo y un tercer país”, precisaba. La equiparaba así con las que la UE mantiene con países no miembros como Turquía o Noruega.

Menos de tres meses después de aquellas palabras de Albares, a principios de julio, las aduanas entraron en vía muerta. Desde ese mes y hasta ahora no se ha llevado a cabo ninguna exportación o importación desde Marruecos. A juzgar por lo que anticipan los empresarios, tampoco se va a reactivar por ahora el comercio.

No han sido muy intensos esos intercambios comerciales durante los cerca de seis meses que estuvieron abiertas las aduanas. En Ceuta hubo de media una pequeña operación comercial con una furgoneta cada 3,5 días y en Melilla una a la semana. “El fiasco de la aduana”, resumió en un editorial El Faro de Melilla. Nada que ver con esos intercambios diarios que hubo entre Marruecos y Melilla hasta 2018 a través de una aduana que llevaba entonces siglo y medio abierta ininterrumpidamente.

Foto: marruecos-aduanas-ceuta-melilla-gobierno-exteriores

Las autoridades de Rabat volvieron a cerrar la aduana de Melilla, y también la recién estrenada de Ceuta, el 8 de julio so pretexto de que había que “evitar el colapso en los accesos y priorizar la movilidad de personas en un momento de máxima afluencia” como es la Operación Paso del Estrecho (OPE), durante la cual cientos de miles de inmigrantes marroquíes en Europa regresan a casa por vacaciones.

Antes Rabat no ponía pegas a que la OPE se desarrollase en paralelo al despacho, por la aduana de Melilla, de exportaciones e importaciones. De ahí la sospecha que ese cierre de la aduana por Rabat obedecía a motivos políticos. Fue una manera de sancionar al Partido Popular, que gobierna en ambas ciudades autónomas, por invitar a su congreso de julio a un representante del Frente Polisario.

"No hay garantías"

La OPE concluyó el 15 de septiembre y, en teoría, las dos aduanas reabrieron de nuevo justo después, según confirmaron las delegaciones del Gobierno en ambas ciudades. Pero siguen inactivas. ¿Por qué? “No hay garantías suficientes ni seguridad jurídica”, explica al teléfono Enrique Alcoba, presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla. “Los empresarios no tienen confianza en esta supuesta aduana comercial que Marruecos abre y cierra unilateralmente con la complicidad del Gobierno de España”, añade.

Su homóloga ceutí, Arantxa Campos, se expresa al teléfono en términos parecidos. “La aduana comercial se abrió con unas condiciones de partida que no benefician a los empresarios de Ceuta”, recuerda aludiendo a los pocos productos que pueden ser importados y exportados y al papeleo burocrático requerido.

A eso se añaden “las trabas que va a ir poniendo Marruecos en el caso hipotético de que empiece a funcionar”, prosigue la presidenta de la patronal ceutí. De ahí que “las pocas empresas de Ceuta que llevaban a cabo operaciones comerciales a través del Tarajal (frontera terrestre con Marruecos) se estén planteando la idoneidad de utilizar ese paso”. ¿Lo van a boicotear? “Difícil hablar de boicoteo de algo de que no funciona y que, si empieza a ponerse en marcha, será paralizado con cualquier excusa”, contesta.

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Los obstáculos de la aduana, que han llevado a su parálisis, no son más que una de las herramientas de presión de las autoridades de Marruecos sobre las dos ciudades autónomas cuya soberanía reivindica. Otro medio de presión son los controles puntillosos marroquíes que demoran horas el cruce de un país a otro, así como la inexistencia del llamado régimen de viajeros que debería permitir llevar consigo compras o pequeños regalos por un importe inferior a los 150 o 200 euros.

"Los largos minutos de espera no son nada comparados con la extrema firmeza de los aduaneros marroquíes”, escribió en septiembre el periodista marroquí Ahmed Boukhari, que visitó esa frontera, en el diario digital Le 360, afín a las autoridades de Rabat. “Tienen órdenes de no dejar pasar nada, ni siquiera una botella de agua 'made in Melilla'”, añade. “Lo confiscan todo, absolutamente todo, y además levantan acta", constató.

A la presión fronteriza se añade la migratoria. El pasado fin de semana un inmigrante subsahariano utilizó un método innovador para entrar en Ceuta: el parapente. En los nueve primeros meses de este año han entrado en la ciudad, procedentes de Marruecos, 2.644 inmigrantes irregulares, la mayoría a nado. Es un 26,4% más que durante el mismo período de 2024, según el Ministerio del Interior español. En septiembre Ceuta rebasó, por primera vez, los 600 menores de edad en acogida. Marruecos hace desde 2023 esfuerzos para frenar la emigración a Canarias y a Andalucía, que disminuye, pero no así a Ceuta, ciudad que reivindica.

La apertura de aduanas comerciales en “Ceuta y Melilla marca un momento histórico en las relaciones bilaterales con Marruecos”, declaró a principios de mayo José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, en el Congreso. Hacía entonces tres meses que se había reabierto la aduana de Melilla, cerrada por Rabat de un plumazo en agosto de 2018, y que había inaugurado otra en Ceuta.

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