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Federico Trillo: "Sánchez es capaz de inventarse algo para no convocar elecciones, es un golpe de Estado permanente"
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'MEMORIAS DE ANTEAYER'

Federico Trillo: "Sánchez es capaz de inventarse algo para no convocar elecciones, es un golpe de Estado permanente"

Exministro de Defensa, expresidente del Congreso, exembajador en Londres y, sobre todo, fundador del PP, Trillo repasa en 'Memorias de anteayer' una trayectoria que pone ante el espejo al Gobierno y a la oposición

Foto: El exministro de Defensa, Federico Trillo. (EFE/Víctor Casado)
El exministro de Defensa, Federico Trillo. (EFE/Víctor Casado)
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Si hay algo que tiene claro Federico Trillo (Cartagena, 1952) es cómo debe unirse la derecha para arrebatar el poder a un Gobierno socialista. Formó parte del equipo que, liderado por José María Aznar en los años noventa, consiguió imponerse a Felipe González y se ha decidido a contarlo. Este es uno de los principales argumentos de ' Memorias de anteayer' (Deusto, 2025) y es una excelente razón para hablar de actualidad: los abusos democráticos de Pedro Sánchez, los errores que cometió Mariano Rajoy, el equipo de Alberto Núñez Feijóo o los excesos de Santiago Abascal contra el PP. Arremete contra Cristóbal Montoro y sale en defensa de Rodrigo Rato, y como no ha perdido el sentido del humor, también repasa algunos de sus momentos más cómicos, como el "Manda huevos" o el "Viva honduras". El exministro de Defensa, expresidente del Congreso y exembajador en Londres no se corta y ha decidido poner su experiencia y sus recuerdos al servicio de los ciudadanos. Nada le gustaría más que una derecha "unida, aunque no unitaria" que consiga desplazar al actual presidente del Gobierno, del que no espera nada bueno.

PREGUNTA. Don Federico, ¿por qué ahora?

R. Yo era muy refractario a escribir memorias de esa etapa, pero llegué a la conclusión de que era necesario contarlo porque se estaban olvidando algunos de los principios básicos de la refundación del Partido Popular, consistentes sobre todo en la necesidad de aglutinar en una alternativa unitaria de todo el centro derecha para sacar a un PSOE que se eternizaba en el poder, entonces y ahora.

P. Hay enormes paralelismos. Usted ha estado en muchos sitios muy importantes que hoy están en el foco de la polémica. Por ejemplo, ministro de Defensa 2000-2004. ¿Imaginó usted entonces que de repente la defensa se convertiría en un asunto de moda?

R. Ya lo fue, porque cuando se utiliza con demagogia, pues el pacifismo se impone. Quiero recordar las enormes manifestaciones contra la guerra que se vincularon luego con el 11-M y nuestra salida. La defensa en este país ha ido siempre vinculada a la izquierda, a la demagogia pacifista y ahora han vuelto a utilizarlo. Cuando yo traté de fomentar la cultura de defensa pasaba desapercibido.

P. En su etapa llegó el final del servicio militar obligatorio.

R. Fue un gran logro en mi etapa, pero tuvo un inconveniente y es que dejó de integrar a los jóvenes españoles en los valores de la defensa nacional e incluso de la cultura que ello lleva consigo. De manera que hoy hay muy pocos vínculos que a los jóvenes y a la calle les diga que España necesita como un instrumento de primera necesidad la defensa nacional.

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P. Visto lo visto, ¿usted cree que no habría que haber eliminado la mili?

R. Para nuestra seguridad y defensa es imprescindible que haya una mili profesional, cada vez más especializada y, por tanto, necesitas invertir en que los profesionales tengan una mayor preparación. Los instrumentos de guerra hoy son más sofisticados.

P. Póngame un ejemplo.

R. En una fragata antes se necesitaban 230 marineros para cubrir sus puestos. Con las nuevas fragatas F100 y la profesionalización son suficientes 115. Esa es la diferencia, por lo tanto es más eficaz y además más barato.

P. Acabar con la mili de alguna manera ha propiciado...

R. No, eso sucede cuando un Gobierno se pone al frente de las manifestaciones callejeras pacifistas. No hay quien lo resista. Un Gobierno que, además, maneja y manipula los medios de comunicación y apoya manifestaciones en las que existen terroristas palestinos y terroristas de la ETA.

P. Disculpe, señor Trillo, pero cuando yo le decía que la cultura de la defensa está de moda se lo decía en positivo. En Europa no se habla de otra cosa.

R. La defensa europea ha sido otro gran fracaso de la construcción europea de los últimos 30 años. En la etapa en que estuve en el Ministerio, yo tuve una reunión mensual durante cuatro años para construir un embrión de la Europa de la Defensa, lo que se llamaba el Headline Goal. El objetivo principal era una fuerza de disposición no más de allá de 30 días para enviarla a misiones de interposición, justo como la que ahora hace falta. No se consiguió nada. Ahora Europa se ha dado cuenta cuando Putin se ha puesto en la frontera de los países europeos orientales. Es absolutamente imprescindible tener una política exterior común y creíble que hasta ahora no ha existido. Ahora se le dan medallas a Josep Borrell, con quien tengo una antigua amistad personal, pero no puedo explicarme que se premie a los que han ocupado ese puesto de la Unión Europea, porque ha sido un rotundo fracaso.

P. Otro puesto que ha ocupado usted, presidente del Congreso. La actual presidenta, Francina Armengol, tiene paradas hasta 70 leyes del Senado.

R. Dos consideraciones. La más grave, sin duda, es la omisión de los presupuestos en toda una legislatura. Eso es brutal, y, además, con unas normas de acompañamiento que se aprobaron en la pandemia y que permiten al Gobierno, especialmente a la ministra de Hacienda y al presidente, manipular los créditos y las secciones, es decir, los departamentos ministeriales y sus créditos, como un trilero andaluz. Es algo asombroso.

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P. ¿Puede hacer algo el Congreso?

R. El Parlamento lo están burlando todos los días. Eluden el trámite fundamental del Consejo de Estado, informe de carácter siempre técnico y objetivo, y del Consejo General del Poder Judicial, informe preceptivo para las materias que ahora quieren regularse. Por tanto, es otra burla al Parlamento.

P. ¿Y qué puede hacer la oposición?

R. Yo le he planteado a algunos de los interlocutores actuales de la oposición la necesidad de presentar, no se asuste nadie, una querella criminal por prevaricación omisiva ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, porque es un verdadero delito no presentar los Presupuestos y quebrantar la Constitución tan abierta y manifiestamente durante tres años; y también esas otras omisiones a las que usted se refiere y que ha denunciado el Senado.

P. ¿Una querella contra el presidente?

R. Contra el presidente y su Gobierno. Es el Consejo de Ministros el que tiene que asumir esa responsabilidad solidariamente.

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P. ¿Usted cree que la presidenta del Congreso está haciendo dejación de funciones?

R. Me he tenido que quitar de la televisión en algunos debates para no tener que soportar lo que se estaba tolerando o para no ver cómo se quería censurar una intervención perfectamente legítima. Desde que esta señora preside el Congreso no he ido ni iré a ningún acto institucional que presida ella.

P. Usted fue embajador en Londres. Con este Gobierno hay varios ministros que en el mismo momento en que dejan de serlo son enviados a embajadas. ¿Por qué un Gobierno sí puede nombrar embajador a un político sin ser diplomático y por qué es un abuso que lo haga este Gobierno?

R. Normalmente, las grandes embajadas, las embajadas de carácter decisorio de una política exterior, son cubiertas por políticos o embajadores caracterizadamente políticos. Eso es lo normal. Lo que no es normal es el abuso. En mi etapa, el ministro Margallo y Rajoy se plantearon no hacer embajadores políticos, y yo fui una singularísima excepción por mi vinculación con el mundo anglosajón, primero con los Estados Unidos, como queda abundantemente claro en este libro, y también con Gran Bretaña, en la que también sale alguna etapa de mi vida. Y he de decir que además conté con el apoyo decidido de don Juan Carlos.

P. Hablemos del contenido principal del libro: cómo se refundó el centro derecha español, lo que fue la antesala de la llegada del PP al Gobierno. Aquí hay de nuevo un paralelismo, porque ahora mismo la derecha está partida por la mitad. ¿Qué mensaje le envía usted al líder del Partido Popular y después al votante de centroderecha o de derechas?

R. Hay que hacer todos los esfuerzos posibles por lograr una alternativa unida. No digo que sea unitaria, digo que tiene que ser unida. Y eso pasa por renovación de efectivos, que no quiere decir que solo sean jóvenes de Nuevas Generaciones, que es uno de los serios defectos estructurales del PP actual, algo que no incluye desde luego al presidente. Y dos: generosidad. No se tienen que atascar en conservar sus posiciones actuales de aparato de partido ni cerrarse al pacto con otros con otras alternativas. El ejemplo de Fraga debe estar muy presente en los actuales detentadores de la presidencia de ambos partidos.

"Abascal me parece impresentable lo que están haciendo de dirigirse contra el PP. Hasta donde yo sé Feijóo sí respetaba a Abascal"

P. ¿A usted le gusta la estrategia que lleva el señor Feijóo con respecto a Abascal?

R. Yo no conozco cuál es la estrategia de Feijóo con Abascal. Sí conozco la de Abascal con Feijóo y la conozco hace muchos años. Abascal me parece impresentable lo que están haciendo de dirigirse contra el PP. Han de respetarse recíprocamente, pero hasta donde yo sé Feijóo sí respetaba a Abascal, lo que no veo es que Vox respete a Feijóo.

P. Otro paralelismo. El Gobierno agita hoy el espantajo de la ultraderecha, pero ustedes ya.

R. Siempre ha sido igual. Yo recuerdo a Alfonso Guerra, al que yo personalmente tengo aprecio político, que en los mítines decía aquello de que viene la derecha y nos van a quitar las pensiones. Lo que pasa es que ahora cuela.

P. ¿Por qué cuela?

R. Porque una de las leyes de la corrupción política siempre, pero ahora ya convertida en ley de este régimen autoritario, es el manejo y manipulación de los medios de comunicación.

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P. Mucho hablamos ahora de que los grandes males del sanchismo vienen del zapaterismo, pero en este libro yo he encontrado que hay mucho germen que ya está en el felipismo.

R. La analogía con el final del felipismo es muy potente, pero hay muchas diferencias aún más potentes. Es verdad aquello de que el poder corrompe siempre, pero un poder absoluto corrompe absolutamente. Y en el caso de González iba ya para 14 años. Sánchez ha llegado desde el primer momento con un Gobierno pensado en la corrupción. Los del Peugeot es que se pusieron de acuerdo para tomar el poder como un instrumento de enriquecimiento y de fortalecimiento de su propia ambición de poder. Otra analogía, la ocupación de las instituciones; ahí hay pocas novedades. ¿Dónde sí hay novedades? Felipe González tenía sentido del Estado. Por ejemplo, respetaba las sentencias del Constitucional; cuando CIU retiró su apoyo al Gobierno, disolvió las Cortes porque no tenía mayoría para sacar unos Presupuestos como se ordena la Constitución; y tres: cuando nosotros ganamos con una distancia mucho menor de lo esperado y menor incluso que la que ha tenido Feijóo en las últimas elecciones con Pedro Sánchez, Felipe González dijo que tenía que formar Gobierno el partido más votado, que es lo que mandan las reglas no escritas pero sí convencionales del parlamentarismo. Por tanto, diferencias todas, porque Felipe González tenía sentido del Estado y este hombre tiene más que sentido de sí mismo y su autocracia.

"Sánchez es capaz de cualquier cosa, de hacer lo imposible, es capaz de inventarse algo cuando se agote el plazo, agarrarse a algo para quedarse"

P. La pregunta del millón: ¿cuándo habrá elecciones?

R. Sánchez está buscando la oportunidad, pero no para convocar, sino para quedarse. Él solo convocará si ve que ocurre cualquier desgracia que pueda imputarle a la derecha, como siempre, que es otra de las leyes de la corrupción: primero negar y luego imputarle al adversario la culpa de las desgracias. Si encuentra alguna, desde luego puede disolver, pero tiene muy difícil llegar ya a 120 escaños, lo tiene prácticamente imposible; por tanto, permanecerá. No quiere abandonar el poder de ninguna manera...

P. Pero eso sería un golpe de Estado.

R. ¿Y no lo fue la amnistía? La amnistía de unos golpistas, secesionistas y rebeldes que tomaron Cataluña durante varios días y que luego se negaron a seguir obedeciendo y un dirigente que salió huyendo en un capó de un coche... Eso recuerda a una obra de (Curzio) Malaparte que describe el golpe de Estado permanente. Pues así vivimos. Él es capaz de cualquier cosa, de hacer lo imposible, es capaz de inventarse algo cuando se agote el plazo, agarrarse a algo para quedarse. Lo que ignora, porque está rodeado de ignorantes e incompetentes, es que cuanto más tiempo pase, más cerca va a tener al Poder Judicial acechándolo para meter en la cárcel a todo su entorno, si no a él, como ya ha señalado el juez Peinado. Debiera reflexionar sobre eso, porque una vez que se vaya, se olvidarán probablemente de él, o por lo menos disminuirá la presión. Cuanto más tiempo esté, más los va a tener encima. Y a este, si no reacciona el centro derecha con una alianza, sólo lo sacan los jueces.

"Quizá sería bueno que Rajoy, que sale muchas veces, en una de ellas y ya no volviera a salir, reconociera que efectivamente se equivocó"

P. El fantasma que persigue al Partido Popular tiene mucho que ver con que el argumento de que Mariano Rajoy no cumplió cuando llegó a la Moncloa.

R. Quizá sería bueno que Rajoy, que sale muchas veces, en una de ellas y ya no volviera a salir, reconociera que efectivamente se equivocó. Porque yo creo que hay muchos de los males están en el final del mandato de Rajoy. El desaprovechamiento de la mayoría absoluta para no corregir esas leyes que anunciamos para conseguir la mayoría absoluta fue un gravísimo error, como otros gravísimos errores, no digamos la conducta de Montoro y otras cosas. Pero eso no justifica que un hijo del PP, como Abascal, salga con un partido que vaya a por el PP, como va él. Justifica la disidencia ideológica, justifica el que te guste más o te guste menos, pero en una situación como la que tiene España hoy, eso son minucias al lado de lo que tenemos encima.

P. En el libro habla de muchos protagonistas. Loyola de Palacio, Rodrigo Rato, Álvarez Cascos, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz Gallardón, Jaime Mayor Oreja y por supuesto de Aznar y Fraga… . Este batallón de portavoces tan contundente, ¿existe hoy en la derecha española?

R. No. Aznar, al que todo el mundo le reconoce ser el mejor gobernante de la democracia española, el mejor presidente del Gobierno, fue el gran ordenador de juegos de un buen equipo. Éramos interlocutores sin llegar a constituir un “shadow cabinet”, que es lo que Miguel Herrero y yo mismo le pedimos a Fraga. Aznar lo hizo sin llamarlo Gabinete en la Sombra, pero era claro para la opinión pública quién era el responsable de cada área, lo cual tiene una ventaja: primero que sabes qué es lo que piensa la alternativa, y segunda que también sabes quién tiene que responder sin meter la pata. Ahora hay uno de guardia, dicen eslóganes más o menos de titular de prensa, pero no hay calado, no hay profundidad. Sí hay algunas excepciones, obviamente, pero en realidad no se sabe cuál es el equipo. Y tampoco se lo ponen fácil a Feijóo.

P. ¿La gran decepción han sido Rato y Montoro?

R. No, no puede compararse. Rato ha salido absuelto del juicio por el que siempre se le persiguió y que es también la causa generadora de todos los demás, que es la salida a Bolsa de Bankia. Rato ha salido absuelto con todos los pronunciamientos favorables en Audiencia Nacional y en el Tribunal Supremo, y se olvida. Todo lo demás es derivado ahí cuando se emprende el único juicio que tiene pendiente, que es el de la posible elusión fiscal. Se olvida que se pone en marcha por un Montoro que lo estaba persiguiendo, buscándole, como se demuestra en los emails que se han hecho públicos y que debieran tenerse en cuenta en este pleito que está pendiente por razones políticas. No es comparable. Montoro ha decepcionado profundamente a quienes fuimos sus compañeros, incluso sus amigos, y desde luego no es comparable con Rato, al que se le está reponiendo en su honor después de sufrir una travesía, no ya del desierto, sino de cárcel.

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P. Para finalizar. Usted tiene frases muy populares. ¿Con cuál se queda? ¿El “manda huevos” o el “Viva Honduras”?

R. El “manda huevos” es el más real. Fue involuntaria pero rotunda, es el lema de mi pontificado, porque está en el cuadro del Congreso. El “Viva Honduras” no se ha explicado.

P. Explíquese.

R. La gente piensa que me confundí estando en El Salvador, con Honduras. No estaba ni en El Salvador ni en Honduras, estaba en Irak.

P. ¿En Irak?

R. Eso no se sabe. Estaba en una población terrible que estaba tomada por los chiitas, con un millón de tumbas, el cementerio chiíta más grande del mundo. Ahí estaba la Plus Ultra, acuartelados entre un pequeño batallón de Honduras y otro de El Salvador. Fui a echarles unas palabras y ahí entre el trasiego y tal fui primero a Honduras, luego fui a El Salvador y repetí. Me di cuenta del error porque vi que los de El Salvador no contestaban con entusiasmo, y es que por lo visto entre sí no se llevan muy bien. Rectifiqué y dije “viva El Salvador”. A mí me han venido muy bien esas lecciones. Agradezco la oportunidad de explicarlo porque fue efectivamente una equivocación, pero no en El Salvador y Honduras, sino en Irak, lo cual le añade un elemento más de complicación.

Si hay algo que tiene claro Federico Trillo (Cartagena, 1952) es cómo debe unirse la derecha para arrebatar el poder a un Gobierno socialista. Formó parte del equipo que, liderado por José María Aznar en los años noventa, consiguió imponerse a Felipe González y se ha decidido a contarlo. Este es uno de los principales argumentos de ' Memorias de anteayer' (Deusto, 2025) y es una excelente razón para hablar de actualidad: los abusos democráticos de Pedro Sánchez, los errores que cometió Mariano Rajoy, el equipo de Alberto Núñez Feijóo o los excesos de Santiago Abascal contra el PP. Arremete contra Cristóbal Montoro y sale en defensa de Rodrigo Rato, y como no ha perdido el sentido del humor, también repasa algunos de sus momentos más cómicos, como el "Manda huevos" o el "Viva honduras". El exministro de Defensa, expresidente del Congreso y exembajador en Londres no se corta y ha decidido poner su experiencia y sus recuerdos al servicio de los ciudadanos. Nada le gustaría más que una derecha "unida, aunque no unitaria" que consiga desplazar al actual presidente del Gobierno, del que no espera nada bueno.

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