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El PP asume que necesitará a Vox en las elecciones de 2026, salvo en Andalucía
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NUEVO CICLO ELECTORAL

El PP asume que necesitará a Vox en las elecciones de 2026, salvo en Andalucía

El bloqueo presupuestario en Extremadura y Aragón puede forzar una convocatoria múltiple con Castilla y León y Andalucía. Los populares creen que están en condiciones de mejorar sus resultados, pero no vislumbran la mayoría absoluta

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a los presidentes regionales del PP. (Europa Press/Víctor Fernández)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, junto a los presidentes regionales del PP. (Europa Press/Víctor Fernández)
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Hace tres meses que Alberto Núñez Feijóo pronunció uno de los discursos más importantes de su trayectoria política. En el congreso nacional que le ratificó como líder en julio, el presidente popular elevó un compromiso que quedará grabado en su hemeroteca política: no gobernará en coalición con Vox. Con ese contrato de palabra, el gallego quiso espantar los fantasmas que truncaron sus expectativas en la última convocatoria electoral, en la que la estrategia del 'miedo' a un Gobierno con Abascal agitada por Sánchez frustró sus opciones de llegar a la Moncloa.

No obstante, desde Génova aclaran que ese es un compromiso "personal" de Feijóo, y que sus presidentes autonómicos no tendrán esa regla para pactar sus futuros ejecutivos autonómicos si no alcanzan la mayoría absoluta. Y, por ahora, la posibilidad de gobernar en solitario sólo se ve posible en la Andalucía de Juanma Moreno. Son muchas las voces que, tanto en el ámbito territorial como el nacional, asumen que liberarse por completo de las ataduras con Vox es hoy por hoy prácticamente imposible. Algunas fuentes predican ese temor con encuestas en la mano: el PP está en condiciones de mejorar en la mayoría de territorios... pero los de Abascal también.

Oficialmente sólo hay dos citas electorales en el horizonte: la de Castilla y León a mediados de marzo de 2026; y la de Andalucía a las puertas del verano. Pero tanto Extremadura como Aragón podrían sumarse a ese calendario. En el primer caso, es la propia presidenta regional, María Guardiola, la que afirmó con rotundidad y en público que adelantará elecciones si Vox obstruye por segunda vez su presupuesto autonómico. "No voy a permitir un bloqueo para esta región", aseguró el lunes.

El aragonés Jorge Azcón se desvincula del anuncio de su homóloga extremeña, aunque tiene la misma situación que ella en lo que se refiere a las cuentas regionales: si no logra un acuerdo en los próximos meses, se adentrará en la segunda prórroga. La falta de presupuestos en algunas de las autonomías del PP agujerea el discurso nacional de Feijóo contra Sánchez por la misma razón. También Baleares abre una pequeña rendija a sopesar una prematura apertura de urnas. Prohens sí consiguió aprobar sus cuentas, pero la tensión con Vox continúa, agudizada por la crisis migratoria. "A día de hoy no se dan las circunstancias para justificar una convocatoria electoral", aseguran a nivel regional. Pero "el escenario puede cambiar".

Foto: guardiola-anticipa-que-convocara-elecciones-en-extremadura-si-no-aprueba-los-presupuestos

Génova da libertad a los barones que se encuentren en situación de bloqueo para adelantar elecciones a 2026 si así lo consideran oportuno. Otra cosa será la fecha. En caso de que Guardiola o Azcón diesen el paso, podrían convocarse en marzo, junto a las de Castilla y León —algunas voces lo ven contraproducente, porque un hipotético resultado deficiente lastraría la carrera de Moreno y al propio Feijóo— o esperar al momento apropiado. Por ahora, Andalucía no contempla modificar su calendario electoral. "No sé qué harán otros, yo intentaré aguantar hasta el final de la legislatura", aseguró este jueves Juanma Moreno.

A la espera de la decisión final de sus compañeros —la incógnita debería despejarse antes de fin de año—, Alfonso Fernández Mañueco será el que inaugure el ciclo electoral en 2026. Los comicios se celebrarán, como máximo, el 15 de marzo. Y los nervios ya han comenzado a escalar. Ni en la dirección nacional ni en la autonómica ven opciones de llegar a la mayoría absoluta. "Nunca han existido", aseguran.

Foto: vox-incendios-capitalizar-malestar

Las fuentes consultadas confían en que el PP mejore sus cifras —se ven con opciones de pasar de los 31 escaños a los 35, aún lejos de los 41 para gobernar en solitario—, pero también asumen que Vox crecerá. La crisis de los incendios que han sacudido a la región este verano "nos ha pasado factura", mientras que, a su juicio, los de Abascal se alimentan de este tipo de desastres. Otro factor que genera cierto desasosiego en las filas de los conservadores es la "resistencia" del PSOE en los sondeos pese al ingente desgaste judicial y político del presidente del Gobierno, y que achacan a la "descomposición" de la izquierda.

Sea cual sea el resultado final, lo que se da por descontado es que Mañueco necesitará negociar con Vox el respaldo a su investidura. Por ahora, los populares no contemplan volver a firmar una coalición con los de Abascal, sobre todo después de que él mismo promoviese la salida de los ejecutivos autonómicos del PP en julio de 2024. "Tampoco les interesa", asumen. El objetivo es forzar que Vox "se retrate". "Si fuerzan una repetición electoral, se les verá como culpables", analizan a nivel regional.

En cualquier caso, y aunque Mañueco sea investido con el respaldo externo del partido ultraconservador, volverá a necesitar sus votos, por ejemplo, para aprobar las futuras cuentas autonómicas. Es la misma situación en la que puede encontrarse María Guardiola si decide dar el paso de abrir las urnas. El PSOE está "en horas bajas" por la imputación de su líder, Miguel Ángel Gallardo, y el escándalo del hermano de Sánchez, y ello permitiría al PP romper el empate de las últimas autonómicas e incrementar notablemente la distancia con su rival en una comunidad históricamente dominada por los socialistas. Pero también observan que Vox está al alza, y al menos por ahora, ven "muy difícil" soñar con la mayoría absoluta

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"No sabemos cuál será el resultado final, pero lo que sí está claro es que Extremadura no puede permitirse un bloqueo", justifican fuentes autonómicas. En Aragón, por su parte, apuntan a una mejora sustancial respecto a 2023, incluso hasta los 32 escaños, pero sin llegar tampoco a la mayoría absoluta. Vox también estaría en condiciones de subir dos diputados. Aunque Azcón aleja por ahora la opción de un adelanto electoral, en este territorio abren una rendija de esperanza por la existencia de una "alternativa" al margen de los ultraconservadores. Con ese resultado, el PP podría gobernar gracias al apoyo de otras fuerzas minoritarias.

El auge de Vox, tanto a nivel nacional como autonómico, es un asunto que mantiene en guardia tanto a Génova como a los barones del PP. El último sondeo del Cemop —el 'CIS' murciano— arroja un jarro de agua fría a Fernando López Miras. Seguiría a la cabeza, pero con tres escaños menos que en 2023 que van a parar a Vox. Los de Abascal estarían incluso en condiciones de dar un inédito sorpaso al PSOE. En estas circunstancias, cabría esperar que Vox solicitase a López Miras acceder de nuevo al ejecutivo regional.

Andalucía es la única atalaya en la que el PP mantiene una confianza ciega respecto a mantener la mayoría absoluta. Fuentes de la dirección justifican que en el resto de comunidades mejorarían también sus resultados mientras la izquierda "se hunde", pero por ahora observan que no podrán cortar de raíz la dependencia de Vox. Su tendencia al alza se observa con recelo, aunque en Génova evitan encender las alarmas: creen que, llegado el momento, operará "el voto útil" y no "el voto emocional" al que vinculan la luna de miel en la que se encuentra Santiago Abascal.

Hace tres meses que Alberto Núñez Feijóo pronunció uno de los discursos más importantes de su trayectoria política. En el congreso nacional que le ratificó como líder en julio, el presidente popular elevó un compromiso que quedará grabado en su hemeroteca política: no gobernará en coalición con Vox. Con ese contrato de palabra, el gallego quiso espantar los fantasmas que truncaron sus expectativas en la última convocatoria electoral, en la que la estrategia del 'miedo' a un Gobierno con Abascal agitada por Sánchez frustró sus opciones de llegar a la Moncloa.

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