El giro migratorio de Feijóo despierta recelos en territorios del PP donde compite con Vox
Los populares de zonas con mayor presión migratoria dudan sobre convertir el asunto en el centro del debate con Vox por temor a movilizar a la izquierda. Los de Abascal elevan el tono, conscientes de la incomodidad del PP
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo; junto al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno (EFE / Jorge Zapata)
Alberto Núñez Feijóo comenzó a virar el discurso migratorio del PP hace más de un año, con la campaña de las elecciones catalanas y europeas como telón de fondo. Ese giro, con el que asume postulados discursivos hasta ahora sólo atribuibles a Vox, culminará con el lanzamiento de un plan en el que se abordará este "problema" desde una óptica especialmente restrictiva. Todos los barones del PP, que este fin de semana se reúnen en Murcia con el presidente nacional, avalarán los mimbres que regirán la estrategia de Génova frente a la inmigración, y que Feijóo resumió en el principio de acabar con "el modelo buenista de la integración".
Para el PP, el de la inmigración "es el gran debate". Una batalla hasta ahora capitalizada por el partido de Santiago Abascal, y en la que Feijóo pretende asomar la cabeza de forma decidida. La dirección del PP lleva meses monitorizando las principales preocupaciones de la opinión pública, y aseguran que los problemas con el fenómeno migratorio se mantienen en el podio. El objetivo de esta estrategia pasa por frenar la fuga de votos hacia un Vox disparado, aunque en la cúpula popular aseguran que se trata de un debate "transversal", capaz también de mover voto de izquierda a derecha.
El líder del PP se ha abrazado a esta bandera y no piensa soltarla. Hace meses que el dirigente aparcó la moderación de su discurso para equiparar, por ejemplo, inmigración irregular con inseguridad, y encargó a su nueva ideóloga, Alma Ezcurra, la elaboración de un plan "ambicioso" con una serie de compromisos que activará si logra llegar a la Moncloa. Unas líneas maestras, aseguran, a medio camino entre el "coladero" de la política migratoria del PSOE y de las "soluciones imposibles" de Vox.
El documento, en cuya elaboración ha participado un perfil del 'sector duro' como es Rafael Núñez, muy cercano a Ayuso, incluirá un endurecimiento del Código Penal para expulsar a los extranjeros, con o sin papeles, que delincan; priorizará las llegadas de hispanos frente a las de países africanos; endurecerá el criterio de permanencia, siempre ligada a un contrato estable; e incluso contemplará la prohibición del niqab y el burka en espacios públicos. Todo ello sumado a mayores controles en las fronteras, para planificar llegadas en función "de las necesidades" del país, y no de los extranjeros.
Pero no todo el mundo dentro del PP ve con buenos ojos el viraje que están pilotando desde Génova 13. Y lo llamativo es que es en aquellos lugares donde existe mayor presión migratoria donde expresan, en privado, dudas sobre los efectos que puede provocar esta apuesta. Los populares manejan encuestas internas que indican que incluso entre los votantes socialistas hay un amplio apoyo a medidas como la expulsión de los inmigrantes que delincan. Una fuente popular de uno de esos territorios llama a la prudencia pese a la realidad de este dato, ya que cree que ese tipo de iniciativas pueden acabar por movilizar a la izquierda.
"Hay que ordenar la inmigración, no pueden llegar todos los días 5.000 inmigrantes", expresa un dirigente del PP procedente de una de las provincias con mayor presión migratoria, que reclama a la UE "mucha más sensibilidad con la frontera sur" de Europa. Pero al mismo tiempo admite que entre los suyos "la mayoría tiene claro que el modelo productivo de lugares como Lepe o Almería no saldría adelante". Y rebaja el nivel de presión que se vive en esas zonas: "Hay tensión, pero no es el infierno que vende Vox".
Estas afirmaciones coinciden con una campaña de buzoneo de Vox en El Ejido en la que acusa a PP y PSOE de "repartir ilegales" en la zona. "Elige no al reparto de ilegales de Sánchez y Feijóo", rezan los panfletos que han recibido los vecinos de la localidad almeriense justo cuando el portavoz de Vox en Andalucía, Manuel Gavira, acusó a Juanma Moreno de intentar "llenar Andalucía de moros". "Por supuesto que vamos a polarizar", espetó el dirigente del partido ultra en la Cámara andaluza en un desafío que el presidente andaluz prefirió no responder. Meses atrás, el barón popular dejó claro en el mismo escenario y al mismo portavoz que no participaría "en la caza del inmigrante".
"Tenemos el corazón así de ancho", dijo también Moreno en respuesta a Gavira en el contexto del reparto de los menores extranjeros que llegan desde Canarias, donde los servicios están saturados. Esas frases encajan con las tesis que manejan en lugares como Almería, donde creen que el objetivo de Vox es ganar las elecciones "dividiendo" en zonas como El Ejido y otras localidades similares. "En el PP de Almería llevamos hablando de esto toda la vida", expresa una fuente popular que se muestra convencida de que "el futuro pasa por la integración".
En las zonas con presión migratoria defienden que "el futuro pasa por la integración"
Según el relato de este dirigente, el objetivo debe ser que los inmigrantes que llegan y trabajan en las zonas receptoras "no vivan en infraviviendas", que sus hijos se integren y vayan al colegio a formarse. "Claro que tienen que respetar nuestras costumbres, pero a mi no me molesta que haya una niña con un velo en el colegio de mis hijos", insiste al tiempo que advierte contra los riesgos de crear guetos y defiende la necesidad de poner medios para integrar a los menores. "Tenemos una realidad y el único camino es que estas personas el día de mañana puedan ser médicos, periodistas, políticos o albañiles", sentencia esta fuente, que rehúye del discurso que solo se centra en defender la inmigración por el beneficio económico que conlleva.
A nivel nacional, aunque hay coincidencia en que la de la inmigración es una batalla primordial de cara al inminente ciclo electoral, hay dirigentes que también advierten de los riesgos de asumir el tono bronco y las banderas del partido ultraconservador, una estrategia que, a su juicio, puede ser contraproducente y ahuyentar el primer objetivo demoscópico de Génova: atraer al "voto moderado de centroizquierda" descontento con Sánchez. La base electoral de Vox, advierten en algunos sectores, es una de las más sólidas y fieles, por lo que ven pocas opciones de éxito en la idea de cavar en esa trinchera.
Alberto Núñez Feijóo comenzó a virar el discurso migratorio del PP hace más de un año, con la campaña de las elecciones catalanas y europeas como telón de fondo. Ese giro, con el que asume postulados discursivos hasta ahora sólo atribuibles a Vox, culminará con el lanzamiento de un plan en el que se abordará este "problema" desde una óptica especialmente restrictiva. Todos los barones del PP, que este fin de semana se reúnen en Murcia con el presidente nacional, avalarán los mimbres que regirán la estrategia de Génova frente a la inmigración, y que Feijóo resumió en el principio de acabar con "el modelo buenista de la integración".