Por qué Vox quiere poner en el foco la inmigración no cualificada
Un informe de la Fundación Disenso, que se presenta este jueves en el Congreso, anticipa algunas de sus posiciones económicas respecto de la inmigración. Comienza una nueva fase
El diputado de Vox José María Figaredo y el presidente del partido, Santiago Abascal. (Europa Press/Eduardo Parra)
La inmigración será uno de los temas centralesen la política nacional de los próximos años. En la medida que fuerzas como Vox la han convertido en un elemento habitual en la lucha política, y que una formación como Aliança Catalana está dando un salto cuantitativo muy relevante gracias a ella, será un asunto difícilmente evitable.
Vox presenta este jueves en el Congreso el informe La inmigración y su impacto económico negativo en el estado de bienestar, realizado por la Fundación Disenso, con el que pretende negar algunos de los argumentos con que es defendida la inmigración en España.
El informe subraya que el coste general de la inmigración es mayor que su aportación, lo que perjudica a las cuentas públicas y al estado del bienestar. La idea común es que las contribuciones de la mano de obra joven y foránea permiten compensar el envejecimiento demográfico, ya que hay más cotizaciones y la recaudación aumenta. Sin embargo, el informe niega esa tesis: las prestaciones que reciben los inmigrantes en forma de pensiones, sanidad, educación y otros servicios públicos son mayores de lo que contribuyen en cotizaciones e impuestos en su etapa laboral.
"Un modelo migratorio que apueste por el trabajador poco cualificado es incompatible con la sostenibilidad del estado del bienestar"
Destaca el informe que el empleo creado en los dos últimos años es ocupado por inmigrantes, “que representan el 90% del total del nuevo empleo creado en los cinco últimos trimestres que recoge la EPA (de enero de 2024 a marzo de 2025)”. La mayoría de los trabajos que desempeñan son de sectores poco cualificados. Este es un asunto de notable relevancia para la Fundación Disenso, ya que, en la medida en que “el impacto económico depende del perfil educativo, laboral y familiar de quienes llegan”, un modelo migratorio que continúe apostando por el trabajador poco cualificado resulta incompatible con la sostenibilidad del estado del Bienestar.
La inmigración cualificada, la compuesta por profesionales formados que aportan productividad laboral, “genera mayor contribución fiscal neta, paga más impuestos, cotiza más al sistema público y usa relativamente menos servicios públicos”. Para que las cuentas comiencen a salir, el trabajador debería percibir 45.000 euros al año, una retribución que solo suele alcanzarse por los empleados con cualificación.
Por el contrario, la inmigración no cualificada, cuya preparación educativa y laboral es menor, genera mayores gastos a largo plazo. Su contribución neta es negativa. Son poblaciones que consumen más recursos públicos por la escolarización de los hijos, la baja participación laboral femenina, los salarios bajos y la mayor posibilidad de caer en situación de desempleo. Según el informe, “más del 60% de los inmigrantes en España tienen como máximo estudios secundarios básicos, y sus tasas de participación en el mercado laboral, especialmente en el caso de las mujeres, son inferiores a la media nacional”.
"Las políticas actuales que confían en que una inmigración elevada ayude a sostener el estado de bienestar no son realistas"
Como refuerzo a sus tesis, el texto utiliza los ejemplos de Dinamarca y Países Bajos. El texto de la Fundación Disenso recoge un informe publicado por el Ministerio de Finanzas danés cuya conclusión subrayaba que la inmigración procedente de países no occidentales genera una pérdida media de 4.400 euros anuales por persona y año, cantidades que se mantienen en la segunda generación. Sin embargo, los inmigrantes occidentales o altamente cualificados presentan saldos neutros o levemente positivos. En Países Bajos, el CPB Netherlands Bureau for Economic Policy Analysis realizó un estudio cuyas conclusiones son similares: los inmigrantes poco cualificados generan pérdidas fiscales, lo que tiende a reproducirse con sus hijos.
En consecuencia, el informe exige un giro drástico: las políticas actuales que confían en que una inmigración elevada ayude a sostener el estado de bienestar no son realistas. Más al contrario, incrementarán las tensiones.
La línea económica con la inmigración
La postura de Disenso sobre cómo abordar la inmigración recoge algunas tesis que se han manejado últimamente por economistas de la derecha española. Las tendencias dominantes en el norte de Europa y el ámbito anglosajón también han penetrado en la antigua ortodoxia española, y es cada vez más frecuente encontrar economistas que entienden adecuada limitar la inmigración a las capas más cualificadas o con más recursos. En EEUU, la pelea dentro del sector trumpista entre frenar toda la inmigración o solo la no cualificada se ha zanjado, de momento, con un compromiso. Estará permitida, pero siempre que las empresas abonen 100.000 dólares por cada visado H1B1, el destinado a ese tipo de mano de obra.
Marcar la diferencia en lo económico con la inmigración es importante para los de Abascal
En lo político, poner el acento en la inmigración no cualificadapermite a Vox trazar distancias con el resto de partidos. La mayoría de las formaciones pueden condenar la inmigración irregular e insistir, como el PSOE, en controlarla a través de canales regulados en origen. Los de Abascal pueden negar el modelo en sí, y señalar tanto a la irregular como a la legal no cualificada.
Tampoco el PP puede acercarse mucho al marco de Vox, en la medida en que la mayoría de los inmigrantes de las comunidades en las que gobierna suelen emplearse en el sector servicios. Además, tanto los socialistas como los populares entienden que es beneficioso contar con mano de obra suficiente para el sector servicios; en otro caso, el motor del crecimiento comenzaría a fallar. En este terreno de competencia por el voto de PP y Vox, resulta significativo el acercamiento de los populares a Iván Espinosa de los Monteros: las ideas de este se hallan cerca de las de los economistas ortodoxos que han dado un paso a la derecha en los últimos tiempos en el asunto de la inmigración. Quizá sea una carta que traten de hacer valer en Génova.
Marcar una diferencia en lo económico es importante para los de Abascal, ya que, en otras dimensiones de la inmigración, Vox ha fijado una posición claramente distinta. Los populares pueden elevar el tono en el caso de la vinculación de la inseguridad, pero solo en ámbitos muy limitados. Les resulta difícil criticar el aumento de la delincuencia, cuando se produce, ya que gobiernan en muchas comunidades autónomas. Lo usual es que hagan hincapié en aquellos asuntos, como los menores no acompañados, en los que pueden culpabilizar al Gobierno y al reparto, pero poco más.
En otro sentido, esa unión de inseguridad e inmigración, que es calificada como una forma de racismo por la mayoría de las fuerzas políticas, es un juego en el que los populares no han entrado. Vox está solo (junto con Aliança en Cataluña) en esa posición.
En Bambú creen que su énfasis en la inmigración será entendido y acogido por los votantes
Tampoco los mensajes sobre las transformaciones que implica, en los barrios de las grandes urbes y en las pequeñas ciudades, una población con un elevado número de inmigrantes, son manejados en el debate público por fuerzas distintas a las de Abascal.
La inmigración como problema es un mensaje del que Vox ha hecho bandera, y que es compartido por prácticamente la totalidad de las fuerzas europeas de su espectro ideológico. No solo insistirán en él, sino que en Bambú están convencidos de que sus ideas terminarán siendo entendidas por los electores.
El ciclo electoral comienza con los comicios de Castilla y León y Andalucía. Como otras fuerzas con su mismo ideario, Vox confía especialmente en la imagen de su líder como un activo. Más allá de los candidatos concretos de cada elección, en Bambú tienen claro que Abascal es el valor que puede activar a los votantes. Sus intervenciones públicas aumentarán. Empieza la época de viajes para transmitir localmente los mensajes, que serán básicamente tres: la lucha por la libertad de expresión contra el izquierdismo woke, la oposición a las políticas verdes y, claro está, la inmigración. La vertiente económica de esta también tendrá un peso.
La inmigración será uno de los temas centralesen la política nacional de los próximos años. En la medida que fuerzas como Vox la han convertido en un elemento habitual en la lucha política, y que una formación como Aliança Catalana está dando un salto cuantitativo muy relevante gracias a ella, será un asunto difícilmente evitable.