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La pérdida de prestigio e influencia internacional de Sánchez desata los rumores sobre el futuro de Albares
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ESTRATEGIA INTERNACIONAL

La pérdida de prestigio e influencia internacional de Sánchez desata los rumores sobre el futuro de Albares

El pulso a la OTAN, las presiones por el catalán y el caso Cerdán desgastan la imagen del presidente, sin peso en la UE, la Alianza Atlántica o Hispanoamérica y enfrentado a EEUU. En los pasillos de Exteriores se habla de "final de etapa"

Foto: El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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La pérdida de prestigio personal y de influencia política en el ámbito internacional que ha sufrido en los últimos meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha desatado los rumores en ámbitos diplomáticos sobre la continuidad del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y la idea de que se encuentra en un "final de etapa".

A pesar de que nada apunta a que la relación entre el presidente y el ministro se haya deteriorado, lo cierto es que en Exteriores se empiezan a detectar indicios que apuntan en esa dirección: señales de que su equipo busca acomodo o entrega apresurada de condecoraciones a sus más cercanos en la intimidad, algo cuando menos extraño en la Administración española.

Los dos últimos meses del pasado curso político fueron muy duros para el presidente del Gobierno en política doméstica, pero no era la primera vez que daba la sensación de estar contra las cuerdas. Lo novedoso fue que ese desgaste tuvo un reflejo negativo en su imagen personal en el ámbito internacional, hasta ese momento razonablemente positiva. La primera consecuencia práctica de este nuevo escenario de pérdida de influencia fue su exclusión el pasado 12 de agosto de la reunión de los presidentes de Estados Unidos y Ucrania, Donald Trump y Volodímir Zelenski, con media docena de líderes de los principales países europeos. En una reunión similar celebrada en febrero en París, Sánchez sí participó. En un sólo movimiento quedó patente la pérdida de peso en Europa y la mala relación con Estados Unidos, dos de los principales ejes de la política exterior española.

Además, en su viaje a Sudamérica de finales de julio, Sánchez sólo se reunió con presidentes seleccionados con criterio ideológico: Chile, Gabriel Boric; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Colombia, Gustavo Petro, y Uruguay, Yamandú Orsi, el eje de la izquierda sudamericana, mucho más cerca de los posicionamientos de la izquierda radical que de la socialdemocracia europea. Otra muestra de aislamiento internacional.

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El punto de inflexión tuvo lugar en el mes de junio, aunque las sospechas surgieron con los cinco días de reflexión del presidente en abril de 2024. Hace dos meses se combinaron tres hechos concretos que han provocado un giro en su imagen exterior: los escándalos de corrupción y en particular el caso Cerdán, que estalló el 12 de junio; la carta que el día 19 el propio Sánchez envió al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, advirtiéndole de que España no se comprometería a dedicar el 5% del PIB a Defensa; y las presiones del Gobierno español a todos los niveles a los socios europeos para que apoyaran la consideración del catalán, el euskera y el gallego como lenguas oficiales de la Unión Europea, presiones que sustanciaron durante meses hasta su rechazo en los Consejos de Asuntos Generales (CAG) el 28 de mayo y el 18 de julio.

Es en este contexto en el que se han incrementado las críticas ya de por sí existentes en círculos diplomáticos a la gestión de Albares. "Aquí lo damos por hecho desde hace semanas. Muchos pequeños detalles...", apuntan desde esos ámbitos, donde ponen el foco en dos hechos: la entrega de condecoraciones "a sus próximos en la más absoluta intimidad" y la percepción de que en el equipo del ministro ya están pensando en la salida.

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Como reveló El Confidencial, el pasado 19 de julio Albares impuso la Encomienda de Isabel la Católica a seis altos cargos de su ministerio como reconocimiento a las negociaciones sobre Gibraltar, a pesar de que estas aún no han finalizado y no se conoce el contenido del acuerdo sellado entre España, Reino Unido en presencia de Gibraltar y bajo la supervisión de la Unión Europea. El acto no se publicitó. Los distinguidos son los secretarios de Estado de Asuntos Exteriores, Diego Martínez Belío, y de Unión Europea, Fernando Sampedro; el director general de Política Exterior, Alberto Ucelay; el secretario general para la UE, Carlos Moreno; el embajador de España ante la UE, Marcos Alonso, y su director de gabinete, Sergio Cuesta.

No obstante, tanto desde el Ministerio como desde la Moncloa se niega la mayor y atribuyen las críticas "a los de siempre", en referencia implícita a los diplomáticos retirados que lo han criticado desde su llegada y a la Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), desde donde se le ha criticado abiertamente por su gestión tanto por la discrecionalidad de sus nombramientos como por la politización de sus decisiones. Sin embargo, otro embajador español descarta que Albares puede "pagar el pato" por la pérdida de prestigio y de influencia del presidente del Gobierno. "Albares le es muy cómodo a Sánchez: le tiene ordenada la cosa, tiene su profesionalidad y no quiere ser más que ministro...".

El desprestigio internacional

"En las capitales europeas se leen los cables que se envían desde Madrid y todo el mundo sabe que Sánchez está cercado por la corrupción. Por eso nadie quiere hacerse una foto con este señor, salvo las inevitables como la que se celebrará próximamente con Keir Starmer en Downing Street. Las plumas que han perdido el residente y el ministro por lo del catalán en Europa han sido brutales, porque hay gente a la que ha forzado, especialmente a los Bálticos. Y esto en la Unión Europea lo saben porque cuando tú te metes en temas cualitativos equivocados, como es el del catalán, corres el riesgo de desgastarte", explica un embajador español en ejercicio conocedor de esas gestiones.

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Fuentes diplomáticas extranjeras acreditadas en España aseguran que entre los embajadores en Madrid siempre se ha comentado la diferencia entre la imagen que Pedro Sánchez tiene en su país, siempre polémica, y una proyección exterior eminentemente positiva. No en vano, el presidente del Gobierno siempre ha cuidado mucho su presencia internacional, e incluso se ha mostrado como un líder cercano y dialogante, en contraposición a su actitud en la política nacional. "Cuando Sánchez se reúne con embajadores siempre deja hablar a su equipo, a Diego Rubio, a De la Rocha. Eso gusta mucho, porque muestra un perfil de líder humilde", explica el embajador de un país europeo que también destaca lo buen anfitrión que ha sido Sánchez en las distintas citas internacionales celebradas en España en los últimos años, con especial atención a la cumbre de la OTAN de junio de 2024.

Sin embargo, todo eso ha caducado. "El punto de inflexión fue la carta a Rutte, por insolidario. Ahí empezamos a entender por qué en España se le critica tanto", añade como conclusión de una decepción que repercute en su imagen personal y en su influencia política, lo que de una u otra manera afecta a quien dirige la política exterior desde el Ministerio. Albares es ministro de Asuntos Exteriores desde el 12 de julio de 2021. Diplomático de carrera y hombre de confianza del presidente del Gobierno, cuanto este llegó a la Moncloa, asumió la dirección de Asuntos Internacionales, Unión Europea, G20 y Seguridad Global.

La pérdida de prestigio personal y de influencia política en el ámbito internacional que ha sufrido en los últimos meses el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha desatado los rumores en ámbitos diplomáticos sobre la continuidad del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y la idea de que se encuentra en un "final de etapa".

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